Fernández Moores, en la Feria del Libro de Medellín. |
Editor de la agencia italiana ANSA, lleva casi 40 años escribiendo desde su primera incursión en el periodismo deportivo en 1978 como redactor de la agencia Noticias Argentinas. A lo largo de su trayectoria profesional ha pasado por numerosas redacciones en su país, como la agencia DyN, donde fue jefe de Deportes, o Página 12, y colaboró con diarios internacionales como The New York Times o La Vanguardia. También ha trabajado como columnista en varios programas de radio en Argentina, y en televisión fue guionista y entrevistador del documental "La historia paralela" del Mundial 78. Además, es autor de los libros Breve Historia del Deporte Argentino (2010) y Díganme Ringo, biografía del boxeador argentino Óscar Natalio 'Ringo' Bonavena, publicada en 1992 y reeditada en 2016 al cumplirse cuarenta años de la muerte del mítico púgil.
Hemos dialogado con Fernández Moores, recién llegado de la Feria del Libro de Medellín (Colombia), para hacer un diagnóstico más o menos general de la situación por la que atraviesa el periodismo deportivo actual dentro del nuevo paradigma digital, con especial incidencia en la relación que mantienen los medios de comunicación con sus principales fuentes informativas y con los centros de poder político y económico.
- Hablamos de periodismo deportivo, pero, como usted mismo ha señalado en más de una ocasión, este no puede analizarse como una isla; periodismo es uno solo. ¿Cuánto de periodismo diría que hay realmente en el periodismo deportivo actual?
- No podemos generalizar, pero no es fácil hacer periodismo en el deporte cuando el medio (el que sea) precisa que ganen Real Madrid, Boca o el poderoso de turno. Si no ganan, tampoco sirve informar, sino buscar culpables. Los medios suelen tener además buena relación con las Federaciones. Hay acuerdos comerciales en el medio. El gol cotiza en oro, igual que la palabra del ídolo. Y valen más ese gol o esa palabra que una buena información. Con el tiempo, he visto que, a veces, el periodismo político o económico puede estar aún mucho más contaminado que el deportivo. El entretenimiento se ha convertido en regla central del periodismo y el deporte ocupa un puesto de privilegio en ese orden. Así, claro, informar es cada vez más difícil.
- ¿Entiende entonces que al periodismo deportivo se le considere peor que a otras especializaciones dentro y fuera de la profesión?
- Históricamente el periodismo deportivo fue considerado un género menor porque permite opinar muy a la ligera. Pero el periodismo deportivo es una gran escuela. Se trabaja con rapidez. En la calle. Ofrece un escenario inmejorable para contar historias. Tiene triunfo, derrota, épica, drama, trampa, picardía y emociones populares. Y tiene, además, cada vez más actores poderosos que quieren patear la pelota. Políticos y empresarios poderosos. Guerras Frías y calientes. Luego, como en todos los órdenes, tiene buenos y malos profesionales. Pero sus historias son inmejorables.
- Uno de sus textos más compartidos en redes sociales es aquel llamado '¿Por qué no investiga el periodismo deportivo?', de 2012. El infoentretenimiento empieza a ser discutible cuando deja de dar noticias, cuando la información queda supeditada al espectáculo. ¿Acaso es eso reversible?
- Ese texto no era el original. Pero me tocó participar en un congreso en el que el periodismo, según mi criterio, quedaba en un lugar algo pretencioso, con cero autocrítica. Y todos sabemos que el periodismo responde a demasiados intereses. Y que, a veces, más que informar, deforma. Por eso hablé también de infoentretenimiento y no sólo en el periodismo deportivo. Y, ojo, porque no es solo infoentretenimiento, que así dicho parece algo casi infantil. Hoy, además de entretener, el periodismo también defiende y representa intereses que suelen estar mucho más cerca del poder económico que de los intereses de la gente.
- En la sociedad prensa-negocio, ¿el periodismo deportivo ha asumido su rol de no ser demasiado incómodo para las fuentes que mueven los hilos del deporte?
- Es que no puede serlo. Porque, a veces, tanto incomoda que termina mordiendo al amo que le da de comer. Y no hay perro que muerda a su propio amo. O al socio de su amo. Más complejo aún. A veces, tan cruzados son hoy en día esos intereses, que se elige morder entonces al competidor. Puede parecerse al periodismo. Pero se mezcla demasiado con una batalla por el negocio.
- Tanto intimar con la fuente achicharra al periodismo. En los últimos tiempos se han acuñado términos que chirrían como "periodismo de bufanda", "periodismo partidario" o "periodismo de camiseta". ¿Para quién se escribe?
- Ja, algún día, de tanto escribir como los hinchas, terminaremos entonces teniendo que dejarles nuestro espacio a los hinchas verdaderos. Al menos serán más creíbles que nosotros. Nunca me gustó subestimar a la gente. Y tampoco sobreestimarla.
"De tanto escribir como los hinchas, terminaremos entonces teniendo que dejarles nuestro espacio a los hinchas verdaderos. Al menos, serán más creíbles que nosotros"
- El FIFAGate ha sido paradigmático en este sentido. Con rarísimas excepciones, hemos presenciado cómo en muchos países se ha informado más del escándalo global y de Blatter sin entrar a indagar tanto en las implicaciones locales del mismo, de federaciones regionales y sus dirigentes...
- Bueno, se han publicado hasta libros en Argentina, Uruguay y Brasil, por lo menos, sobre corrupción de dirigencias locales. He visto también algunos buenos informes en Chile y Paraguay. Es cierto que, muchos de los informes, aparecieron cuando algo de ese viejo poder comenzaba a desgastarse. Antes, algunos de los medios más poderosos de la región eran socios de esos dirigentes hoy muertos, presos o bajo proceso judicial.
- Fuentes como la FIFA y el COI se han ido dotando en los últimos tiempos de aparatos de comunicación cada vez más poderosos, mientras que las redacciones pierden músculo periodístico a diario (despidos, cierres, etc.). El partido parece bastante desigual.
- Y a eso se le suma que, precisados de nuevas inyecciones de capital para afrontar el desafío de las nuevas tecnologías, los medios cambiaron su propiedad o se asociaron con bancos, fondos de inversión, etc. que saben mucho de negocio, pero poco de periodismo.
- Precisamente usted ha sido crítico también con la digitalización de las noticias y sus consecuencias en las redacciones. ¿Qué periodismo digital se está haciendo? ¿Qué es lo más le place y lo que más le disgusta?
- Lo que más me gusta de la web es que se ha democratizado algo más la información. Dejó de ser patrimonio de los medios más poderosos. Lo que menos me gusta es la dependencia del clic, del impacto, que todo parece una carrera de cien metros. Llegar rápido. Y, si no era cierto, volver a llegar rápido para la desmentida.
- Tampoco es un asiduo de las redes sociales. ¿Prefiere estar alejado de todo esto?
- Uso por supuesto las redes para informarme cuando lo necesito. Pero cierta distancia me ayuda a separar mejor lo importante de lo que supuestamente es urgente. Hoy parece todo urgente. Sabemos que eso no es así. Siempre admiré a jugadores como Riquelme, Zidane, porque frenaban tanta locura física. Nos recordaban que lo más importante es el balón.
- ¿Qué medios y periodistas recomendaría como ejemplos de buen hacer periodístico en Deportes?
- Uf, difícil porque siempre habrá olvidos, arbitrariedades e injusticias. Juca Kfouri es una referencia en Brasil. Lucio de Castro ha publicado formidables investigaciones. Aprecio la trayectoria de Hernán Peláez y la inteligencia de Nicolás Samper en Colombia. A colegas como Mario Bardanca, Ricardo Gabito y Diego Muñoz en Uruguay. En mi país conozco más, claro. Según el deporte, hay que leer o escuchar a Juan Pablo Varsky, Ariel Scher, Jorge Búsico, Andrés Burgo, Alejandro Wall, Gonzalo Bonadeo, Alejandro Casar y muchos más. Exjugadores como Diego Latorre o Juan Herbella. Miguel Simón en la ESPN. Hay muchos. En España está Santiago Segurola, referente de todos, por conocimiento y honestidad, y Ramón Besa, José Sámano, Diego Torres, Lú Martín, Ramiro Martín, Fermín de la Calle, Leontxo García. David Conn y Andrew Jennings en Inglaterra. Harvey Araton y Dave Zirin en Estados Unidos. Jens Weinreich y Thomas Kistner en Alemania. Y todos los que me estaré perdiendo, por ignorancia o desmemoria.
- Para escribir bien hay que leer. ¿Qué lecturas recomendaría a todo estudiante que esté iniciándose en el oficio de contar historias?
- Libros de periodismo, y no solo deportivo. Las mejores entrevistas de la Rolling Stone. Dave Remnick, Gay Talese. Martín Caparrós. Leila Guerriero. Alberto Salcedo Ramos. El Negro Fontanarrosa.
- ¿Se atrevería a dar algún consejo a futuros periodistas?
- Que esto no es para hacerse ricos ni famosos. Que, antes que personajes o casos, hay personas. Que usemos nuestras propias palabras. Y que no nos dejemos usar por el poder. Por el poder que fuere, incluido el de nuestro propio patrón.
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