Ramón Besa es una de las firmas de mayor prestigio en el periodismo deportivo español actual. Redactor jefe de Deportes en la redacción de El País en Cataluña, también es colaborador de Catalunya Radio y compagina su labor profesional con la docencia, como profesor de Periodismo en la Facultad de Comunicación de Blanquerna en la Universidad Ramón Llull de Barcelona. Es, además, autor de libros como Maradona, una historia efímera (1998) y Del genio al mal genio (1999), y coautor de Pequeña historia de La Masía del Barça (2012) y, muy recientemente, de La Jugada de mi vida (2016), unas memorias de Andrés Iniesta. Su trayectoria profesional ha sido reconocida a través de diferentes galardones como el Premio Quim Regàs de Periodismo o el Premio Internacional de Periodismo Manuel Vázquez Montalbán.
Compartimos con Besa algunas reflexiones sobre el estado actual del periodismo deportivo y sobre los retos profesionales que han de afrontarse en un escenario de cambio acelerado e incertidumbre en las redacciones.
- Usted hace tiempo que declaró que el periodismo deportivo actual ha pasado a ser "periodismo de club". ¿Hasta qué punto se está haciendo periodismo en los medios españoles?
- Quizá se da de vez en cuando en las secciones de deportes de algunos medios convencionales, mucho menos en los diarios deportivos, sobre todo desde la aparición del diario Sport, que fijó su mirada en el Barça y contagió a Mundo Deportivo. No sé si el mismo proceso se dio entre el As y el Marca respecto al Madrid. Muchas veces funciona la política de cuotas respecto a los equipos (unas determinadas páginas para cada club) y a los deportistas (más que de fórmula 1 y de tenis hablamos de Alonso y de Nadal). Los medios audiovisuales dependen sobre todo de su inversión, generalmente escasa, y de los derechos de imagen, difíciles de conseguir, de manera que prima la opinión (sobre todo las tertulias) a la información. El periodismo deportivo como tal hay que buscarlo sobre todo en internet, en algunas firmas, en determinadas publicaciones -a mí me gustan Panenka, Libero, Jot Down- y a veces en los medios convencionales: hay artículos y reportajes muy interesantes a mi parecer en medio de mucha banalidad. No encuentro, sin embargo, un medio tradicional que se tenga que comprar necesariamente por su información deportiva. Incluso L’Équipe, que era mi diario de referencia, es variable y a veces prescindible. Mi problema es que no domino el inglés para acceder a medios con buenas propuestas como The Guardian.
- "Periodismo partidario", "periodismo de bufanda", ... parece que da igual el adjetivo que se le ponga, que todos a todo le siguen llamando periodismo deportivo. Como si escociera admitir que el infoentretenimiento ha pasado a ser entretenimiento en muchos programas.
- La prensa deportiva española se convirtió a menudo en el sustituto de la prensa sensacionalista británica y ahora se encuentra muy a gusto con la industria del entretenimiento en la que es más importante ser personaje-famoso que persona-periodista. Se impone el periodismo de tesis y opinión al de información y todo el mundo participa de la misma imagen: la que ofrece la televisión. La mirada personal se va perdiendo con el tiempo y muy a menudo se confunde con la del periodismo ciudadano; la diferencia está en la gestión de la información, cosa que se supone se hace mejor desde el conocimiento y la formación. Y el problema es que a menudo no existe diferencia entre la discusión de una barra de bar y la de una tertulia. Tampoco se discute ni se arman las secciones desde la redacción, que va despareciendo en favor de la individualización, y de las secciones más amplias. No es que la información de papel se haya trasladado a la web sino que la web ha invadido el papel hasta el punto que la jerarquización, la evaluación y la distribución de las noticias se ha vuelto una tarea más prescindible y funcionarial.
- La prensa deportiva española se convirtió a menudo en el sustituto de la prensa sensacionalista británica y ahora se encuentra muy a gusto con la industria del entretenimiento en la que es más importante ser personaje-famoso que persona-periodista. Se impone el periodismo de tesis y opinión al de información y todo el mundo participa de la misma imagen: la que ofrece la televisión. La mirada personal se va perdiendo con el tiempo y muy a menudo se confunde con la del periodismo ciudadano; la diferencia está en la gestión de la información, cosa que se supone se hace mejor desde el conocimiento y la formación. Y el problema es que a menudo no existe diferencia entre la discusión de una barra de bar y la de una tertulia. Tampoco se discute ni se arman las secciones desde la redacción, que va despareciendo en favor de la individualización, y de las secciones más amplias. No es que la información de papel se haya trasladado a la web sino que la web ha invadido el papel hasta el punto que la jerarquización, la evaluación y la distribución de las noticias se ha vuelto una tarea más prescindible y funcionarial.
- ¿Cómo inciden los nuevos ritmos de trabajo del ecosistema digital en el periodismo deportivo en papel? Los diarios deportivos impresos son en la actualidad, como dice el profesor Thomas Horky, una tipología periodística bajo presión...
- La información en el papel tenía dos parámetros que el digital se ha comido: espacio y tiempo. Tiempo para ver, para pensar, para analizar, para escribir, y espacio para dar vuelo a la información en función de su valor, de su importancia, del trabajo de campo realizado, del tono a utilizar. Una misma noticia pasaba por muchas manos hasta conseguir un buen acabado. Hoy el proceso se ha simplificado para bien en muchas cosas –la información llega rápida a todos los sitios- y para mal en otras, como en su proceso de producción. La máquina de encargar engorda cada día al tiempo que adelgaza la de producir. Cada día hay más gente opinando sobre lo que hay que hacer y menos gente para contar las noticias. Ya se nos evalúa como cualquier medio audiovisual, o sea por la audiencia, y no por la venta. Hoy los quioscos venden de todo menos diarios y los sistemas de distribución son tan obsoletos como costosos, tanto que los diarios están en los supermercados con la diferencia respecto a otros productos que no incluyen unas instrucciones para su consumo.
"No es que la información de papel se haya trasladado a la web sino que la web ha invadido el papel hasta el punto que la jerarquización, la evaluación y la distribución de las noticias se ha vuelto una tarea más prescindible y funcionarial"
- ¿Tiene sentido el periodismo declarativo en medios escritos cuando, por un lado, todo se ha publicado ya en redes sociales casi en tiempo real y, por otro, cada vez son más los deportistas que usan las nuevas plataformas para no tener que pararse a hablar con los periodistas?
- Muchos medios escritos han renunciado ya al periodismo declarativo porque, como se pregunta usted, ha dejado de tener sentido si ya está dimensionado en las redes o internet. Se impone más la contextualización, la argumentación y, en su caso, la investigación. Pero muchos medios todavía recogen declaraciones altisonantes porque entienden que dan lectores y ayudan a mantener el gas sentimental. La integración del digital y el papel es un proceso muy complejo y entiendo que no resuelto en varios medios convencionales.
- Incluso la cobertura de los principales acontecimientos ha cambiado para siempre. El clásico sota-caballo-rey (previa-crónica-resaca) ya no basta; hay que buscar historias.
- Es aquí donde hay que ser innovador, pero resulta muy difícil sino se invierte en recursos económicos y humanos, si no se libera a los periodistas para que hagan historias en lugar de que cubran tareas funcionariales. No me parece mal que los diarios se entreguen a los directos siempre que se diferencien de una radio o una televisión y tengan buenos comentaristas. Pero no acostumbra a pasar; se convierte en una rutina. Somos víctimas de muchas rutinas: hay que cambiar, pero no se sabe cómo. El mestizaje en las redacciones cada vez es más complejo porque se ha prescindido de periodistas clarividentes y enciclopédicos ya amortizados; después queda una generación sándwich, periodistas ya veteranos que no se acaban de adaptar a las nuevas tecnologías porque recelan de quienes las manejan y venden sin más argumento que el del negocio y después están los más jóvenes que en muchos casos saben más de comunicación corporativa que del oficio de periodismo entendido como tal.
- Precisamente un nuevo libro reciente de Scott Reinardy analiza la irrupción de internet en los medios impresos de EE.UU. y describe un paisaje desolador de generaciones perdidas de periodistas, tanto por el desmantelamiento de decenas de redacciones como por la propia falta de adaptación de los propios profesionales a las nuevas exigencias informativas. ¿Acaso queda margen ya para resistirse al cambio?
- No es una cuestión de resistirse sino de convencimiento. Me cansé de escuchar: hay que hacer esto porque es lo que vende. Hasta que ha dejado de vender. Y ahora hacemos otra cosa No sé hacia dónde va el negocio periodístico ni el futuro de la profesión. Las preguntas serían: ¿Está dispuesta la gente a pagar por la información? Y ¿Están los periodistas dispuestos a trabajar para cualquier empresa y condición? No me parece casual que cada vez aparezcan más autónomos o medios que se organizan económicamente e informativamente a partir de colectivos reconocibles: hay que saber con quién y para quién trabajas para evitar equívocos.
"Muchos medios todavía recogen declaraciones altisonantes porque entienden que dan lectores y ayudan a mantener el gas sentimental"
- ¿Le ha tocado 'bajar al barro' de las redes sociales en muchas ocasiones? El periodista deportivo, sobre todo la firma conocida, está muy expuesto.
- Me costó darme de alta en twitter, me borré y me volví a apuntar, pero tengo un problema: me gusta responder cuando hay preguntas o acusaciones y entonces me pierdo. Los periodistas estamos muy expuestos, ciertamente, y basta con que unos cuantos se pongan de acuerdo para hacerte la vida imposible o hacerte pasar por lo que no eres. Pero también tiene sus ventajas: hay buena información si sabes ser selectivo, opiniones e informaciones que te ayudan a mejorar en tu trabajo y a divulgar tus artículos. La cuestión es que no te condicionen ni que te dejes llevar por la popularidad, que nada tiene que ver con el prestigio. Tampoco se trata de ser ningún pedante. Hay mucho ruido en las redes, mucha facilidad para difamar, y también se cuenta gente que te convierte en más frágil, vulnerable, porque sabe más que tu del tema que estás escribiendo y te obliga a ser más preciso, más perseverante, mejor periodista.
- No hace mucho escribió: "La lógica futbolística favorece la simplificación de las cuestiones más complejas". ¿Ha contribuido tanto la futbolización a la banalización del periodismo deportivo? Ese concepto no tendría por qué tener un efecto tan negativo si la apuesta editorial fuera otra.
- Me gusta escribir en otras secciones, no solo en la de deportes, porque me siento más indefenso, me obligan a prepararme más, y de ahí que en una crónica comentara algo sobre la futbolización. La futbolización como tal ha perjudicado al periodismo deportivo y también al político, porque todo parece reducirse a un partido con buenos y malos, blancos y negros, sin matices ni nada. La futbolización no tendría que ser negativa si la apuesta editorial fuera precisamente el fútbol, pero el fútbol entendido como deporte. Volvemos al periodismo de club: no hablamos de fútbol sino del Madrid o del Barça, de Messi y de Cristiano, de Guardiola. Hablamos de rivalidad, de polémica, de contencioso, de lo que se ve en la tele, de lo que ve y pasa el realizador. A eso me refiero como negativo de la futbolización. ¿Qué pasaría si un día un periodista informara de un partido que nadie ha visto? ¿Le creerían? Hasta el momento lo que sí ha ocurrido es que algún periodista escribió sobre un partido no jugado.
- De un tiempo a esta parte, para haberse instalado una tendencia dentro del periodismo en general y el deportivo en particular de escribir como se habla en la calle. No solo es un cambio de registro, es una renuncia a usar el lenguaje con más responsabilidad. ¿Qué le parece esta deriva idiomática?
- Mala. Hemos renunciado a la lectura y a la escritura en favor del lenguaje de calle, de la barra de bar, de la grada. No se trata de contar las cosas de manera confusa o ampulosa, sino que el éxito está en escribir bien y sencillo, sin ningún ataque de estilo. Pero hemos pasado de contar historias sin hilo narrativo a hacer crónicas de literatura. Lo difícil es contar un partido o un acontecimiento que lo pueda leer y entender todo el mundo pero que no todo el mundo sea capaz de escribirlo de la misma manera. Las nuevas tecnologías, las prisas, la relatividad de todo ha hecho que no concedamos importancia a los acabados de los diarios: una buena escritura, una mejor edición, una excelente impresión, listo para que el texto sea leído como tal. No se trata de masturbar al lector, como diría Enric González, sino de ofrecerle puntos de vista que le ayuden a ratificar, variar, confirmar su información o a entretenerse sin la sensación de que ha perdido el tiempo. Eso era lo que suponía el papel: pago por leer; no me engañe.
- Sin embargo, cuando se habla del cariz formativo que tiene el periodismo, y más aún el deportivo por su capacidad de alcance y penetración en todas las capas de la sociedad, los profesionales tendemos a decir que esa no es función del periodismo. ¿Es esta una manera de eludir responsabilidades?
- Yo siempre recomiendo a cualquier periodista que para completar su formación se pase por una sección de deportes, porque le hará mejor, más creativo e imaginativo, dispondrá de más recursos, y por una agencia de noticias, porque aprenderá a ser anónimo y le pasará cualquier ataque de importancia o tontería. A partir de ahí me cuesta hablar sobre el cariz formativo del periodismo y sobre responsabilidades. Todo dependerá también del código ético de cada uno, de su vocación y de sus intenciones. Yo solo quería ser periodista para poder ir a los sitios, escuchar a la gente, y contárselo a la demás gente. Sin más.
- ¿Se hace en España "el mejor periodismo deportivo del mundo", como algunos han llegado a proclamar?
- Me siento incapaz de responder a esta pregunta porque no conozco todo el periodismo que se hace en el mundo, pero me parece una afirmación sorprendente y exagerada.
- ¿Cuáles son sus referentes periodísticos, nacionales e internacionales?
- Pues no sabría decirle. Leo y aprendo de todo el mundo. La persona que me cambió la vida desde el punto de vista periodístico fue Santiago Segurola. Me gustan José Sámano, David Torras, Ezequiel Fernández Moore, Juan Pablo Varsky, Iván Mejía, Paolo Condò, Ricard Torquemada, los comentarios de Tostao, Simon Kuper, Alex Bellos, Alfredo Relaño, Sergi Pàmies, Gianni Mura. Muchos. Especialistas en cada deporte como Carlos Arribas en ciclismo; Lu Martin como reportero y entrevistador. Santi Giménez, como ocurrente. Lluis Flaquer, comentarista en Carrusel de los partidos del Barça. Hay muchos y muy buenos. Y si supiera entender a los ingleses, ya no le digo, pero uno de mis muchos defectos es no saber inglés por más que lo intento.
- ¿A qué le suena usted el nombre de este blog, "periodismo deportivo de calidad"?
- Me despierta interés, porque a partir de un enunciado exigente obliga a una información exigente y a una lectura exigente, y solo desde la exigencia se puede mejorar en un momento de desorientación, confusión y banalización.
Muy buena entrevista. Así debe ser el periodismo deportivo, de calidad. Les dejo mi blog: http://simepagaranpordiscutir.blogspot.com.co/
ResponderEliminar¡saludos desde Colombia!
Gracias, Rubén. Un blog muy interesante. Saludos
EliminarMe gustó la entrevista, interesante análisis de la actualidad del periodismo deportivo y buen "halón de orejas" para ambas partes, periodistas y lectores, para forzar a mejorar las publicaciones.
ResponderEliminarBuenos días
ResponderEliminarSoy un admirador de Andrés Iniesta. Soy Catalán y he vivido mucho tiempo en Albacete. Me parece que Andrés es el mejor jugador español de todos los tiempos. Me gustaría que transmitas a Andrés este mensaje.
He leído el libro : La jugada de mi vida. Me parece que es un libro malísimo. Después de haber leído Open de Agassi y La Metamorfosis de Pep, te das cuenta que el libro de Andrés no lo han escrito bien. Se repiten las ideas y es aburrido. Sobran las BLASFEMIAS. Es una pena que haya un libro tan malo sobre el mejor jugador español de todos los tiempos.
Manuel G
abogado, profesor y admirador