La Librería Universitaria El Giraldillo en la ciudad de Sevilla acogió ayer la presentación de la obra Alto y claro. Guía de pronunciación para la cobertura periodística de grandes eventos deportivos internacionales (en la imagen, de izquierda a derecha, los coordinadores, María Heliodora Cuenca y José Luis Rojas, y el creador del CD audio que acompaña el libro, Pablo Anaya).
Se trata de un libro académico e interdisciplinar que hemos realizado profesores de Periodismo y Filología de la Universidad de Sevilla, con el objetivo de ofrecer una herramienta nueva que permita a los profesionales solventar con garantías de éxito y el máximo rigor posible su labor diaria de informar y entretener a partir de un uso correcto del lenguaje en todos sus registros.
Constituye un estudio innovador que afronta la importancia de velar por la calidad informativa en los medios de comunicación desde una perspectiva diferente, a través de la identificación de los errores más comunes en la locución cotidiana y del perfeccionamiento del nivel de pronunciación de nombres de origen extranjero. Y, sobre todo, es una guía práctica concebida para cubrir las necesidades en un ámbito periodístico como el deportivo, donde las referencias a países, y a competiciones, clubes y deportistas internacionales son continuas y muy numerosas.
Constituye un estudio innovador que afronta la importancia de velar por la calidad informativa en los medios de comunicación desde una perspectiva diferente, a través de la identificación de los errores más comunes en la locución cotidiana y del perfeccionamiento del nivel de pronunciación de nombres de origen extranjero. Y, sobre todo, es una guía práctica concebida para cubrir las necesidades en un ámbito periodístico como el deportivo, donde las referencias a países, y a competiciones, clubes y deportistas internacionales son continuas y muy numerosas.
A continuación, reproducimos aquí algunos de sus fragmentos:
"La pronunciación de nombres de procedencia foránea entraña una dificultad añadida para cualquier hispanohablante, ya que en otros idiomas las relaciones entre el lenguaje hablado y el escrito no son tan transparentes como en español, lo que en la mayoría de los casos impide que leamos las palabras tal como se escriben, que es precisamente lo que solemos hacer en español.
Este hecho diferencial puede llegar a convertirse en un verdadero escollo para los profesionales de la información televisiva y radiofónica, quienes, de buenas a primeras, han de dar una forma sonora a vocablos que a lo mejor nunca han visto antes escritos y que, además, se rigen por unas reglas fonéticas pertenecientes a otro idioma que no es el suyo y puede que incluso les resulte en la mayoría de los casos totalmente desconocido.
Esta dificultad es aún mayor si cabe en el ámbito periodístico deportivo,donde las referencias a competiciones que se celebran en otros países y a fichajes de jugadores y entrenadores foráneos son constantes. En este sentido, el volumen de noticias con algún protagonista extranjero es muy amplio en este tipo de medios, que suelen ofrecer resultados de los campeonatos internacionales más relevantes, entre los que sobresalen los principales torneos futbolísticos europeos, los Mundiales de motociclismo y Fórmula Uno, el Giro y el Tour como grandes rondas ciclistas por etapas, los Grand Slam de tenis y golf, o las ligas profesionales de fútbol americano, baloncesto y béisbol en Estados Unidos, que gozan de un seguimiento especial en el conjunto del continente americano.
Por este motivo, la cobertura periodística en radio y televisión de acontecimientos deportivos internacionales y nacionales (en estos últimos un elevado porcentaje de los protagonistas son también extranjeros) ocasiona habitualmente verdaderos quebraderos de cabeza a los locutores para proferir correctamente determinados topónimos y, especialmente, antropónimos que se rigen por otras reglas de pronunciación diferentes al castellano.
Aunque es casi una exigencia del guion que el periodista deportivo que cubre este tipo de competiciones tenga conocimientos de geografía internacional, un 'background' cultural adquirido tras haber viajado por diferentes países y un cierto dominio de uno o dos idiomas diferentes al suyo, esto no es lo más frecuente. Al carecer de estas competencias, el locutor difícilmente puede haber familiarizado su oído a la entonación y la pronunciación característica de otras lenguas y, como consecuencia de ello, aumenta la probabilidad de que se exprese con menor seguridad y naturalidad, y de que cometa equivocaciones.
(...)
La dificultad que supone para cualquier hablante el desconocimiento de las reglas de pronunciación de otras lenguas y de tener que ‘traducir’ a la fonética española vocablos y frases desconocidas, se agrava en el caso de la locución periodística debido a que existen pocos textos de referencia y guías concebidas para ayudar a solventar este tipo de cuestiones. Y menos aún en el ámbito deportivo.
(...)
Son muy pocos los textos de referencia existentes que puedan facilitar el aprendizaje de una adecuada pronunciación de nombres extranjeros. Por ello, resulta necesario elaborar herramientas de trabajo que permitan a los profesionales del periodismo deportivo de radio y televisión hacer frente a esas palabras y expresiones foráneas que en principio resultan más complejas y que en ocasiones exigen un entrenamiento vocal adicional antes de entrar en antena.
Esos instrumentos, para que sean realmente válidos y eficaces, se deberán realizar a partir del estudio de los idiomas principales, esto es, los más hablados y más habituales en el mundo del deporte, de forma que sea posible extraer, siempre que sea posible, una serie de pautas elementales que guíen y ayuden al periodista a tener las claves para poder locutar de forma eficiente cualquier palabra extranjera que se tercie.
En este sentido, la formación y el adiestramiento continuos del profesional se antojan fundamentales para, en primer lugar, hacer que desaparezcan vicios y errores comunes, y, en segundo término, familiarizarse con esos sonidos para que dejen de resultar extraños. Además, esa instrucción facilitará que sean pronunciados correctamente y transmitan a la audiencia una mejor imagen, dando una sensación de dominar el lenguaje y de haber adquirido conocimientos, aunque no sean más que los elementales, de otros idiomas.
Con todo ello, el profesional y el medio de comunicación al que este representa salen muy reforzados porque se garantizan un mayor éxito en la transmisión de los contenidos y, al mismo tiempo, se granjean una mayor credibilidad y un prestigio acorde a las funciones educativas inherentes a su tarea de informar y formar a los oyentes o telespectadores".
Este hecho diferencial puede llegar a convertirse en un verdadero escollo para los profesionales de la información televisiva y radiofónica, quienes, de buenas a primeras, han de dar una forma sonora a vocablos que a lo mejor nunca han visto antes escritos y que, además, se rigen por unas reglas fonéticas pertenecientes a otro idioma que no es el suyo y puede que incluso les resulte en la mayoría de los casos totalmente desconocido.
Esta dificultad es aún mayor si cabe en el ámbito periodístico deportivo,donde las referencias a competiciones que se celebran en otros países y a fichajes de jugadores y entrenadores foráneos son constantes. En este sentido, el volumen de noticias con algún protagonista extranjero es muy amplio en este tipo de medios, que suelen ofrecer resultados de los campeonatos internacionales más relevantes, entre los que sobresalen los principales torneos futbolísticos europeos, los Mundiales de motociclismo y Fórmula Uno, el Giro y el Tour como grandes rondas ciclistas por etapas, los Grand Slam de tenis y golf, o las ligas profesionales de fútbol americano, baloncesto y béisbol en Estados Unidos, que gozan de un seguimiento especial en el conjunto del continente americano.
Por este motivo, la cobertura periodística en radio y televisión de acontecimientos deportivos internacionales y nacionales (en estos últimos un elevado porcentaje de los protagonistas son también extranjeros) ocasiona habitualmente verdaderos quebraderos de cabeza a los locutores para proferir correctamente determinados topónimos y, especialmente, antropónimos que se rigen por otras reglas de pronunciación diferentes al castellano.
Aunque es casi una exigencia del guion que el periodista deportivo que cubre este tipo de competiciones tenga conocimientos de geografía internacional, un 'background' cultural adquirido tras haber viajado por diferentes países y un cierto dominio de uno o dos idiomas diferentes al suyo, esto no es lo más frecuente. Al carecer de estas competencias, el locutor difícilmente puede haber familiarizado su oído a la entonación y la pronunciación característica de otras lenguas y, como consecuencia de ello, aumenta la probabilidad de que se exprese con menor seguridad y naturalidad, y de que cometa equivocaciones.
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La dificultad que supone para cualquier hablante el desconocimiento de las reglas de pronunciación de otras lenguas y de tener que ‘traducir’ a la fonética española vocablos y frases desconocidas, se agrava en el caso de la locución periodística debido a que existen pocos textos de referencia y guías concebidas para ayudar a solventar este tipo de cuestiones. Y menos aún en el ámbito deportivo.
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Son muy pocos los textos de referencia existentes que puedan facilitar el aprendizaje de una adecuada pronunciación de nombres extranjeros. Por ello, resulta necesario elaborar herramientas de trabajo que permitan a los profesionales del periodismo deportivo de radio y televisión hacer frente a esas palabras y expresiones foráneas que en principio resultan más complejas y que en ocasiones exigen un entrenamiento vocal adicional antes de entrar en antena.
Esos instrumentos, para que sean realmente válidos y eficaces, se deberán realizar a partir del estudio de los idiomas principales, esto es, los más hablados y más habituales en el mundo del deporte, de forma que sea posible extraer, siempre que sea posible, una serie de pautas elementales que guíen y ayuden al periodista a tener las claves para poder locutar de forma eficiente cualquier palabra extranjera que se tercie.
En este sentido, la formación y el adiestramiento continuos del profesional se antojan fundamentales para, en primer lugar, hacer que desaparezcan vicios y errores comunes, y, en segundo término, familiarizarse con esos sonidos para que dejen de resultar extraños. Además, esa instrucción facilitará que sean pronunciados correctamente y transmitan a la audiencia una mejor imagen, dando una sensación de dominar el lenguaje y de haber adquirido conocimientos, aunque no sean más que los elementales, de otros idiomas.
Con todo ello, el profesional y el medio de comunicación al que este representa salen muy reforzados porque se garantizan un mayor éxito en la transmisión de los contenidos y, al mismo tiempo, se granjean una mayor credibilidad y un prestigio acorde a las funciones educativas inherentes a su tarea de informar y formar a los oyentes o telespectadores".
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