En un momento en el que impera la vorágine del clic y la inmediatez, el periodismo deportivo de calidad también está encontrando acomodo en nuevos medios del arco hispanohablante que están apostando por las historias largas, tratadas en profundidad, cimentadas en datos e investigación, y construidas minuciosamente durante meses; concebidas, en suma, para ser consumidas de manera reposada.
Lo cierto es que el periodismo deportivo de largo aliento ha experimentado en los últimos tiempos cierto auge en medios como el colombiano El Dorado Magazine, el chileno De Cabeza o la extinta revista argentina Don Julio. A todos ellos se suma ahora Cámara Húngara, sitio recién lanzado por un grupo de periodistas mexicanos deseosos de recuperar al aficionado al deporte que no se conforma con resultados y declaraciones, sino que gusta de historias bien desmenuzadas y contadas, para ser degustadas sin prisas.
Cámara Húngara abandera un modelo periodístico nuevo en México que, de inicio, rehúye de la publicidad y el ánimo de lucro, y apuesta por reportajes de investigación, opinión y perfiles y entrevistas de formato largo para captar el interés de esos hinchas a quienes,
contrariamente a lo que a veces se dice o se piensa, sí leen y les gusta
leer "historias que no se acaben en una imagen, en una infografía o en
treinta segundos", como explica en el vídeo de presentación el director general del proyecto, Mauricio Cabrera.
Forman parte de este proyecto varios periodistas que ya trabajan para otros medios importantes, como Juan Futbol, uno de los digitales deportivos hispanoamericanos que más y mejor ha apostado por el uso de las nuevas narrativas digitales en grandes reportajes. Y también como director editorial figura Iván Pérez, editor de Deportes del diario El Economista y un destacado exponente del periodismo deportivo de investigación y de datos en este país norteamericano.
El propio Pérez nos confiesa que Cámara Húngara, "periodismo de mil batallas" (como reza su lema), nace en realidad por esa necesidad que sienten los periodistas de hallar un espacio para escribir libremente, sin ataduras de ningún tipo y con absoluta independencia editorial. Además, lo hacen esperanzados de poder atraer a un buen número de lectores y sin presión alguna al no salir buscando dinero, lo que, sin duda, les permitirá centrarse solo en hacer periodismo.
Los profesionales que lideran esta iniciativa tienen claro que el camino para lograr el éxito pasa por tratar al aficionado con mimo, por conocerlo bien midiendo su itinerario de lectura (es clave saber qué artículos leen y durante cuánto tiempo) para así personalizarlo y mejorar su experiencia de
usuario. Para ello, el objetivo es crear una especie de club de lectores
("húngaros") con nombre y apellido, que deben registrarse previamente
por Facebook para acceder de forma gratuita a las historias.
Tal como señala el director ejecutivo, Santiago Cordera, en el artículo fundacional 'El poder de la palabra', "Cámara Húngara pretende ser una comunidad de lectores que aún cree en el poder de las letras, en el tiempo de lectura, en los reportajes que llevan seis meses de investigación y que se convierten en piezas de colección cuando entran por los ojos de los usuarios, o en los perfiles que retratan las adversidades y bondades del deporte". Es preciso -agrega- velar por ese aficionado que se siente abandonado también "para que los pescadores de clics sepan que ese pez está en peligro de extinción y es un animal sagrado".
"¿Por qué ser húngaro?", se preguntan retóricamente. Porque las grandes historias todavía tienen espacio en los medios de comunicación y porque merece la pena ser partícipe de proyectos que reivindiquen y cultiven el periodismo hecho con rigor y calidad.
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