miércoles, 18 de mayo de 2016

Mario Ornat: "Del rugby uno no se va. Y yo, para asegurarme de no irme jamás, me puse a escribirlo"

Mario Ornat, autor del blog 'Mamá, quiero ser pilier'.
"El rugby es como la mafia, pero sin asesinatos. Está basado en la lealtad, el honor, la conciencia grupal, los parentescos por razón de sangre y los ajustes de cuentas en esquinas poco iluminadas o aprovechando la confusión de la autoridad frente a escenas equívocas de violencia soterrada. El equipo viene a ser una famiglia". Así comenzaba, allá por agosto de 2012, el primer post del blog 'Mamá, quiero ser pilier', del periodista Mario Ornat, quien desde entonces, primero en As y luego de manera independiente, ha seguido agrupando en torno a su bitácora a centenares de aficionados al rugby a través de artículos de opinión, análisis y reportajes contados desde la perspectiva de alguien que ha estado muchas veces dentro de una melé.

Su blog y luego su cuenta en Twitter le han permitido forjarse una marca periodística personal reconocida a partir de una comunidad de seguidores que no ha dejado de crecer en estos cuatro años. Al fin y al cabo, el rugby no es solo un juego que desata pasiones como muy pocos, también representa "una ética deportiva y de vida, una escuela de amistad inquebrantable", como señala el propio Ornat.

Siguiendo la serie de entrevistas a responsables de blogs deportivos superespecializados que figuran en nuestro censo, hemos querido conocer un poco más de este interesante blog conversando con su autor. Mario Ornat, exredactor de As durante casi nueve años, actualmente colabora como freelance en Panenka, como comentarista en Aragón Radio y desde hace un mes trabaja en Aragón TV.

- ¿Desde que estudió Periodismo en la Universidad de Navarra tenía claro que acabaría escribiendo sobre su deporte favorito? ¿Cómo fueron sus primeros escarceos periodísticos?
- No, en absoluto. En la Universidad ya me fascinaba el rugby, pero todavía no había encontrado dónde cumplir mi deseo de entrar en ese deporte. Y la Universidad lo aplazó algunos años. En realidad, ni siquiera tenía la intención de escribir sobre deportes o de ser periodista deportivo. Solo quería ser periodista, una rara convicción que alcancé a los 11 años más o menos. Ahora parecerá que estaba destinado al periodismo deportivo, pero ocurrió por casualidad: un amigo que era corresponsal de baloncesto de Marca andaba metido en la creación de un diario deportivo en Zaragoza, que se llamaba Stadio Sport, y me llamó porque necesitaban gente para ponerlo en marcha. Yo estaba entre el tercer y el cuarto curso de periodismo. Nunca había hecho prácticas ni nada parecido, porque yo quería el verano para pasármelo bien, para nada más. Pero tuve suerte: dije que sí, y me hice periodista deportivo de un día para otro en septiembre del 90.

- Y llegó a la delegación en Zaragoza de As, donde escribió de fútbol, pero también de rugby, su pasión. Ahí nació 'Mama, quiero ser pilier'.
- Yo escribía las crónicas del Zaragoza y hacía información. Lo del rugby surgió a raíz de la salida del diario de Fermín de la Calle. Entonces yo vi la oportunidad de escribir de mi deporte en el periódico y como complemento a aquello nació 'Mamá, quiero ser pilier', el blog dedicado al rugby. Pero yo ya escribía de rugby mucho tiempo antes en mi blog personal, Somniloquios. Escribía de eso y de muchas otras cosas. Pero el rugby era lo que más entusiasmo atraía. Así que trasladé la idea al diario.

- Usted señala en su blog: "Si a tus amigos no les gusta el rugby, búscate otros amigos". ¿Por qué hermana tanto este deporte?
- Creo que tiene que ver con el esfuerzo y el sufrimiento compartido. El rugby es un deporte esencialmente colectivo. Y no porque jueguen 15 en cada equipo, sino porque la propia dinámica del juego y su naturaleza de imposición física impiden que nadie pueda ir a ningún lado solo: enfrente hay otros 15 tipos que quieren ganarte, sí, pero si puede ser lo harán pegándote. Entiéndase el término ‘pegar’: es un juego de contacto y la dureza forma parte de su fundamento. Así que necesitas a los demás, siempre y cerquita. Por eso, el rugby genera y alimenta una jerarquía muy transversal, que todos cuidamos porque es necesaria y está en la personalidad del juego: cada uno somos muy importantes pero nadie es más importante que los demás. Nadie es imprescindible. No hay estrellas. Los All Blacks barren su propio vestuario tras el partido. Es un ejemplo. Todo eso da lugar a un modelo de convivencia, de formación en valores, de respeto interno y externo, hacia el compañero, el equipo y el contrario, que yo no he conocido en ningún otro deporte. Un equipo es una reunión de amigos en el estricto sentido del término. Yo siempre he dicho que el rugby es como una familia. Y creo que todos lo sentimos así. 

- Y a quien le gusta de verdad, no duda en visitar su blog. ¿Qué comunidad de rugbiers ha crecido en torno a 'Mamá quiero ser pilier'?
- Una que me sorprende a mí mismo: numerosa, fiel, entendida y que comparte el tono del blog y el respeto mutuo de un modo muy coherente con el deporte del que hablamos. En términos estratégicos, de audiencia, el rugby es un nicho puede que limitado si se compara con otros deportes mayoritarios, pero muy fiel, muy ávido. ‘Mamá quiero ser pilier’ alimenta esa fidelidad a través de la información o el análisis, más periodísticos, pero sobre todo creo que la clave es que lo mezcla con otro nivel de lectura que proviene de un punto de vista en primera persona, de alguien que ha jugado y juega al rugby pequeño, el que comparte mucha gente, y que habla de las experiencias propias. De lo que uno siente, aprende y conoce o ha conocido jugando. Y hay mucha identificación por ese lado, porque todos tenemos vivencias muy similares. Incluso los grandes jugadores las tienen. El blog quiere reproducir esa jerarquía transversal de un equipo entre quien escribe y los lectores. Hablarles de igual a igual y de igual a igual recibir sus comentarios. Y siempre he encontrado que los lectores del blog y quienes me siguen en Twitter –elemento decisivo en la conformación de esa comunidad por la que me preguntas- aprecian ese tono de rugby real, pegado a la tierra, rugby modesto de campos malos y vestuarios sin agua caliente, de rugby imperfecto, mucho más que la información sobre grandes torneos o el gran rugby internacional.

- Pasó la etapa en As y mantuvo la experiencia del blog, con el mismo nombre, en solitario, desde abril de 2013. Con "su nueva familia, la del vestuario".
- Cuando salí de As lo único que tuve claro es que no quería perder por nada del mundo la conexión que había generado a través del blog con la gente del rugby. Así que seguí el camino natural llevándomelo a otro gestor de contenidos, con el mismo nombre y el mismo espíritu. Naturalmente, tenía que compensar el escaparate que suponía una web como la de As de alguna manera, y para eso usé Twitter. Hasta entonces no había entrado en las redes sociales. Mi perfil (@quieroserpilier) estuvo y está dedicado casi exclusivamente al rugby, salvo por comentarios personales muy esporádicos sobre música, periodismo, cine o una nota, mínima y a menudo montaraz, sobre la actualidad. Comento los partidos de los fines de semana, interactúo, enlazo a los artículos del blog y trato de generar tráfico y alimentar la comunidad y la marca ‘Mamá quiero ser pilier’, si la podemos llamar así.


"Al salir de As tuve claro que no podía perder por nada del mundo la conexión que había generado a través del blog con la gente del rugby. Así que me lo llevé a otro gestor de contenidos, con el mismo nombre y el mismo espíritu. Para alimentar esa comunidad y la marca del blog, empecé a usar Twitter"






- ¿En qué sentido le ha permitido crecer como periodista este blog a lo largo de los años?
- Sobre todo en lo que tiene que ver con esto último que he comentado: las estrategias digitales, la generación de una marca personal –que en realidad es la del blog- y de una comunidad alrededor de esa marca. El uso de las redes sociales como parte de ese trabajo y su utilidad. En lo personal, las redes sociales no me interesan. No me gusta la notoriedad y su uso generalizado choca con mi preferencia por la discreción. Pero sí valoro mucho su utilidad como herramienta de comunicación y posicionamiento, y la capacidad para integrarse en una estrategia más general, destinada a ganar audiencia a través de las comunidades de usuarios. 

- ¿Alguna historia o artículo que recuerde haber escrito y que sea especial para usted? Puede decir varios ejemplos si lo desea.
- Hay muchos que me gusta recordar. El primero que escribí en As y que se llamaba ‘La vida a palos’, y en el que resumía –a modo de presentación para la audiencia- mi larga relación con el rugby, con humor y amor. ‘Cosa nostra’, otro muy de los principios, aún en mi viejo blog: describía puesto por puesto a los jugadores basándome en los propios amigos de mi equipo, todo de forma provocativa y cariñosa, como se gastan las bromas en los vestuarios de rugby. Hubo uno titulado ‘Mamá, yo quiero ser pilier’, del que luego tomaría años después el nombre para el blog… Y otro llamado ‘Ser piedra’, que describe las sensaciones a medio camino entre la inconsciencia, el miedo, la adrenalina y la ansiedad de los momentos previos a un partido y su comienzo. Creo que fueron ese tipo de artículos, muy pegados a la tierra como decía antes, los que atrajeron a la gente del rugby. Por los comentarios, se identificaban enormemente con lo que yo contaba y eso fue una alegría.

- Usted se muestra "confiado en que el rugby mantiene los cuerpos jóvenes". También es una buena gimnasia periodística escribir sobre él todos los días...
- Yo nunca he querido ser un periodista que escribe de rugby. Quiero decir: cuando escribo de rugby no lo hago con el ánimo de un periodista, aunque lo sea y desde luego aplique muchas herramientas del oficio. Siempre he escrito con el entusiasmo y el punto de vista de alguien que escribe desde dentro del rugby o como espectador fascinado por lo que ve. Tal vez es una percepción mía que no se corresponde con la realidad. Pero creo que la gente que dialoga conmigo sobre rugby a través del blog y de Twitter no me ve tanto como un periodista, más bien un apasionado a medio camino del periodista, el jugador, el aspirante a entrenador y el espectador conspicuo de partidos. Un loco, en suma.

- ¿Sigue a la espera de que el rugby le retire algún día de un mal golpe?
- En los últimos años, pasando de los cuarenta, me han operado de dos fracturas, una de peroné –fortuita- y otra de todos los huesos de la nariz (nada fortuita). Pero siempre he vuelto. Uno nunca se va del rugby… aunque el rugby –bromean los demás- se vaya de uno. Por primera vez en muchos años esta temporada no he jugado un solo partido, aunque he seguido entrenando. Diría que hoy por hoy estoy un poco retirado, pero no sé si del todo. No puedo decirlo muy alto porque cualquier día regreso. Y los torneos de veteranos –que en cuanto a los golpes no son pachangas precisamente- también están ahí. Del rugby uno no se va. Y yo, para asegurarme de no irme jamás, me puse a escribirlo. Por si acaso.

- Esperemos que tarde en llegar y le sigamos disfrutando.
- Será un placer, como siempre. Gracias.

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