jueves, 1 de marzo de 2018

Lola Galán: "Antes los titulares resumían informativamente la noticia, ahora la tendencia es que sean opinativos"

Lola Galán, en las jornadas de la SER en la Universidad de Sevilla.
Lola Galán, veterana periodista de El País donde ha sido corresponsal en Roma y Londres, es la defensora del lector de este diario desde octubre de 2014. Como sus once antecesores, Galán desempeña su trabajo con el objetivo de aportar transparencia al trabajo periodístico de su medio atendiendo las dudas, quejas y sugerencias de los lectores. Asimismo, cumple la función de vigilar que el tratamiento de las informaciones sean acordes al código deontológico y al libro de estilo de El País. Para todo ello, cuenta con un blog y publica semanalmente artículos que pueden leerse en las ediciones impresa y digital del diario.

Aprovechando su reciente participación en las 'X Jornadas Somos Radio', organizadas por la Cadena SER en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, conversamos con ella para conocer cómo afronta su último año en el puesto de defensora del lector y su opinión sobre la vigencia de esta figura en el periodismo, después de que en los últimos años haya sido suprimida en redacciones de medios de referencia internacional, como The Washington Post en 2013 y The New York Times en 2017.

- ¿Por qué es importante la figura del defensor del lector en el panorama mediático actual?
- Es importante porque representa dar poder al lector, el radioyente o el televidente. La prensa ha tenido siempre un poder enorme. Para contrarrestar un poco este poder, surgió esta figura, primero en medios japoneses y después en algunos periódicos estadounidenses del centro del país. Esta figura es importante porque pueden recurrir a ella los lectores que se sientan disconformes o que hayan encontrado errores de gravedad en una pieza que haya publicado el periódico. A veces se trata simplemente de discrepancias ideológicas, lo cual es muy respetable pero no tiene incidencia en el código ético del diario, que es el que yo tengo que supervisar también. Pero es verdad que en ocasiones se producen errores o un tratamiento equivocado de la información. Cuando recurren a la defensora, yo me comprometo a tomar nota, a hacer una investigación de por qué se ha producido ese error o si ha sido fruto de un descuido o de una mala praxis de un profesional en concreto. Y se trata de corregir, si es posible; se puede hacer en la web pero no en la impresa, claro. Hay medios que tienen como norma indicar en la web cuáles han sido los temas que han sido tratados por el defensor o que han suscitado algún tipo de queja por parte de los lectores.

- Puede parecer, sin embargo, que esta figura está un poco en entredicho después de que medios como The New York Times hayan decidido suprimirla.
- Más que estar en entredicho, ha sido muy criticado, porque no deja de ser el principal periódico del mundo. El New York Times pasa por ser la excelencia misma en el periodismo. Se sumó tarde a esta modalidad, en 2003, mientras que por ejemplo El País ya lo había puesto en marcha en noviembre de 1985 y The Guardian lo hizo en 1997, más o menos igual que Le Monde. El hecho de que un periódico tan importante como NYT haya decidido suprimir su public editor ha sido un disgusto para muchos defensores y para un sector de la prensa en general que cree en esta figura. ¿Por qué lo ha hecho? Hay que decir que la gran competencia del New York Times en Estados Unidos es el Washington Post, que hace años también suprimió su defensor. Esto pudo hacer ver que se trataba de una figura, si no superflua, que sí podía ser suprimida. En el Times se ha sustituido por una especie de mesa de análisis que a la hora de la verdad no está resultando muy efectiva. Esto hace pensar que la dirección del diario pudiera reconsiderar pronto su decisión y restituir la figura de su defensor del lector.


"En reporteros de El País he apreciado cierto 'divismo' y son quienes peor han encajado que alguna vez se les ponga en entredicho y se les dé la razón a los lectores"


- Usted lleva desde octubre de 2014 como defensora del lector de El País, afronta por tanto su último año en ese puesto. Por su experiencia todo este tiempo, ¿cómo ha sido su relación con el resto de compañeros en la redacción? ¿Han entendido bien su trabajo? Se lo pregunto porque usted en ocasiones debe llamarles al orden.
- De todo hay. Depende del carácter de cada uno, claro. En general, puedo observar que han encajado bien las críticas que por mi parte haya habido. Además, hacerlo por escrito puede ser desagradable, pero indudablemente hay una normativa y es que nunca se pone en entredicho la capacidad profesional de la persona 'incausada'. Lo que ocurre es que en algunos reporteros y ciertos miembros de la redacción he apreciado cierto 'divismo' y son quienes peor han encajado que alguna vez se les ponga en entredicho, que se les censure tímidamente y que se les dé la razón a los lectores que no están de acuerdo con lo que han hecho. Ese enorme ego que tienen algunos redactores más populares, que participan en tertulias y tienen una imagen conocida. También es más complicado y más duro que los cargos del periódico, que aunque son los primeros en estar orgullosos de que exista esta figura, sean quienes acepten que se han podido equivocar a que lo haga un colaborador, que en un momento dado puede estar más dispuesto a subsanar un error. Cuesta aceptarlo, pero sí hay que gente que lo acepta.


"Las principales quejas que recibo tienen que ver con errores lingüísticos en titulares. En general he encontrado que la edición digital del periódico no está tan bien cuidada como la impresa"
 


- ¿Qué tipo quejas recibe más a menudo la defensora del lector de El País, en qué secciones y por qué motivos? 
- Recibo muchas críticas que tienen que ver con errores lingüísticos, cuestiones de sintaxis, ortografía, estilo; la gente se fija mucho en si está mal titulado. Esto ocurre en muchas noticias que suben a la página del periódico en Facebook. En general, he encontrado que la edición digital no está tan bien cuidada como la impresa. Además, hay muchas quejas por titulares de informaciones políticas. El titular es difícil y hay una tendencia cada vez mayor en los medios de comunicación a que sean más opinativos que, como era en el pasado, resumían informativamente una noticia. Luego están los enfoques. Hay, por ejemplo, lectores que están más cerca del independentismo o de otros planteamientos políticos que impugnan una noticia cuando consideran que no es positiva para los intereses de su partido o ideología, aunque no siempre tienen razón. Es asombroso la cantidad de lectores que tienen un punto de razón, pero también los hay quienes no la tienen y se trata naturalmente de responderles exactamente igual. Porque hay una gran cantidad de trabajo para la defensora de carácter privado, que consiste en mantener ese contacto con los lectores, algo que no se publica, en el blog o en la columna de la web o el papel. Es una tarea muy importante mantenerte en contacto con los lectores y darles una solución a una duda o a algo que consideran que está mal, pero que a lo mejor no tiene el nivel necesario como para figurar en ninguna pieza escrita.

- ¿Recuerda alguna en particular?
- Recuerdo una queja por una crónica de Italia en la que se decía que en el norte del país la esperanza de vida es cuatro veces superior a la del sur. Claro, un lector me advirtió rápidamente de que aquello era imposible. La gente suele estar muy pendiente de ese tipo de errores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario