El periodismo deportivo está inmerso en su propia paradoja. Mientras la era digital ha impulsado a esta especialización, minusvalorada históricamente dentro de la profesión como una vertiente informativa más trivial y más proclive al rumor y a la especulación, como un motor de facto de la innovación en periodismo -se comporta de hecho como un verdadero laboratorio de experimentación de formatos y narrativas de los que tomar buena nota-, los periodistas deportivos que trabajan en medios tradicionales siguen considerando la información deportiva que se hace en medios online como una subcategoría menos acorde a los estándares profesionales de cuyo incumplimiento precisamente ellos mismos son acusados.
El periodismo deportivo más tradicional, como si de un mecanismo de autodefensa se tratase, no acaba por tanto de asumir que ese periodismo emergente e innovador que se está cultivando muy especialmente en las nuevas plataformas digitales puede ser al menos tan profesional como el que se ha hecho siempre en los periódicos en papel. Así lo señala el estudio "Toy department within the toy department? Online sports journalists and professional legitimacy", artículo del profesor de la Universidad de Brighton Simon McEnnis, recientemente publicado en la revista académica británica Journalism.
Esta investigación, si bien se refiere al debate del profesionalismo del periodismo deportivo en el Reino Unido, contiene reflexiones que pueden hacerse extensivas a otras latitudes periodísticas del continente y de otros lugares del mundo. McEnnis ha realizado para este estudio entrevistas semiestructuradas a lo largo de dos años a doce periodistas deportivos británicos, seis de medios impresos y otros tantos en medios digitales.
Los periodistas británicos entrevistados aquí ponen de manifiesto que, a pesar de las innovaciones introducidas en el ámbito digital en coberturas deportivas (The Guardian, por ejemplo, fue pionero en la puesta en marcha del formato live-blogging o directos para informar al minuto de partidos de fútbol y luego de críquet a finales de la década de los noventa), el profesionalismo en el periodismo deportivo todavía sigue definiéndose por parámetros fijados históricamente por los diarios impresos.
Aunque el debate del profesionalismo no es una cuestión de soportes, ni mucho menos, lo cierto es que existe cierta resistencia dentro de las organizaciones periodísticas tradicionales a pensar que medios de reciente creación puedan adquirir esa especie de 'jurisdicción', esa cultura periodística forjada a lo largo de tanto tiempo en redacciones de Deportes.
El periodismo deportivo más tradicional, como si de un mecanismo de autodefensa se tratase, no acaba por tanto de asumir que ese periodismo emergente e innovador que se está cultivando muy especialmente en las nuevas plataformas digitales puede ser al menos tan profesional como el que se ha hecho siempre en los periódicos en papel. Así lo señala el estudio "Toy department within the toy department? Online sports journalists and professional legitimacy", artículo del profesor de la Universidad de Brighton Simon McEnnis, recientemente publicado en la revista académica británica Journalism.
Esta investigación, si bien se refiere al debate del profesionalismo del periodismo deportivo en el Reino Unido, contiene reflexiones que pueden hacerse extensivas a otras latitudes periodísticas del continente y de otros lugares del mundo. McEnnis ha realizado para este estudio entrevistas semiestructuradas a lo largo de dos años a doce periodistas deportivos británicos, seis de medios impresos y otros tantos en medios digitales.
Los periodistas británicos entrevistados aquí ponen de manifiesto que, a pesar de las innovaciones introducidas en el ámbito digital en coberturas deportivas (The Guardian, por ejemplo, fue pionero en la puesta en marcha del formato live-blogging o directos para informar al minuto de partidos de fútbol y luego de críquet a finales de la década de los noventa), el profesionalismo en el periodismo deportivo todavía sigue definiéndose por parámetros fijados históricamente por los diarios impresos.
Aunque el debate del profesionalismo no es una cuestión de soportes, ni mucho menos, lo cierto es que existe cierta resistencia dentro de las organizaciones periodísticas tradicionales a pensar que medios de reciente creación puedan adquirir esa especie de 'jurisdicción', esa cultura periodística forjada a lo largo de tanto tiempo en redacciones de Deportes.
Como señala McEnnis en su estudio, "los periodistas deportivos de medios tradicionales, que son quienes vigilan las fronteras de la profesión, se sienten amenazados por prácticas digitales más novedosas", muy especialmente la velocidad, que suele ir en detrimento de la exactitud de los datos que se manejan y de la culminación de los procesos de verificación necesarios antes de la publicación de las noticias.
Por tanto, el debate del profesionalismo, más que residir en una tipología u otra de medio, tiene que ver sobre todo con la ética y la responsabilidad social del periodista a la hora de hacer su trabajo, con la actitud de tratar de hacerlo siempre lo mejor posible. Suele asociarse a veces el hecho de trabajar en un medio online a cierto amateurismo, a la falta de credenciales y de formación universitaria específica para poder desempeñar el papel de informador, pero estas rutinas no son siempre las mismas, porque cada medio es distinto; la generalización conduce inexorablemente al equívoco.
También el debate, según queda confirmado en este estudio, se ancla justo en la base de un cambio generacional. "Cuando se opina de ellos, los periodistas deportivos online sufren desprestigio a pesar de la utilidad económica de su trabajo; a menudo se encuentran posicionados como 'outsiders' y son señalados como "no miembros" o "no periodistas". A menudo los periodistas deportivos tradicionales se refieren a la juventud de sus colegas digitales para deslegitimarles profesionalmente", concluye McEnnis.
Esta interesante aportación científica al campo del periodismo especializado en Deportes incide en el debate de fondo que se cuece actualmente en muchas redacciones periodísticas que han de fijar estrategias prioritarias en diferentes soportes y plataformas para salvaguardar el negocio, al mismo tiempo que preservar los fundamentos de la profesión y el viejo periodismo en una selva digital en la que cobran cada vez más protagonismo otras voces.
Por tanto, el debate del profesionalismo, más que residir en una tipología u otra de medio, tiene que ver sobre todo con la ética y la responsabilidad social del periodista a la hora de hacer su trabajo, con la actitud de tratar de hacerlo siempre lo mejor posible. Suele asociarse a veces el hecho de trabajar en un medio online a cierto amateurismo, a la falta de credenciales y de formación universitaria específica para poder desempeñar el papel de informador, pero estas rutinas no son siempre las mismas, porque cada medio es distinto; la generalización conduce inexorablemente al equívoco.
También el debate, según queda confirmado en este estudio, se ancla justo en la base de un cambio generacional. "Cuando se opina de ellos, los periodistas deportivos online sufren desprestigio a pesar de la utilidad económica de su trabajo; a menudo se encuentran posicionados como 'outsiders' y son señalados como "no miembros" o "no periodistas". A menudo los periodistas deportivos tradicionales se refieren a la juventud de sus colegas digitales para deslegitimarles profesionalmente", concluye McEnnis.
Esta interesante aportación científica al campo del periodismo especializado en Deportes incide en el debate de fondo que se cuece actualmente en muchas redacciones periodísticas que han de fijar estrategias prioritarias en diferentes soportes y plataformas para salvaguardar el negocio, al mismo tiempo que preservar los fundamentos de la profesión y el viejo periodismo en una selva digital en la que cobran cada vez más protagonismo otras voces.
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