Foto: The Guardian. |
Hace tiempo que el deporte se ha convertido en unas de las temáticas que más tráfico generan para las ediciones digitales de los periódicos y, por ende, en un contenido situado en el centro de la estrategia de los medios para crecer en audiencia y para conseguir más ingresos. No obstante, ni todos los deportes son iguales ni mucho menos lo son los tipos de público que unos y otros congregan, por lo que resulta lógico que en torno a la diversidad de modalidades existente tengan cabida diferentes estrategias de negocio enfocadas sobre todo al perfil y hábitos de los diferentes usuarios.
En un momento en el que parece haber cada vez menos dudas de que el modelo de negocio solo sustentado en publicidad es difícilmente sostenible, las empresas editoras de diarios se debaten en la manera de plantear a unos lectores ávidos consumidores de información deportiva que quizá pronto hayan de pagar por los contenidos si aspiran a que estos sean de la máxima calidad. Mientras en el horizonte se otea que medios españoles como El País, El Mundo o diarios del grupo Vocento están trabajando ya con un calendario sobre la mesa para instaurar el pago por contenidos de forma escalonada, en otros países el modelo de negocio se sustenta desde hace años y en una proporción creciente en los ingresos procedentes de los usuarios.
Por tanto, lo que se dirime en medios de otras latitudes periodísticas es más bien si puede ser más idóneo implantar en la web un muro de pago o paywall, el cual limita el acceso total a las noticias a partir de un número determinado, que varía según la cabecera, de páginas vistas en la navegación; o si es mejor opción la puesta en marcha de un modelo freemium, que ofrece en abierto un elevado porcentaje de las informaciones producidas por el medio mientras cierra solo para suscriptores una parte de los contenidos.
Mientras el primer modelo ha sido la apuesta principal, y exitosa hasta ahora, de medios generalistas como Financial Times o The New York Times, y de medios deportivos como el hiperlocal The Athletic; la segunda ha sido la opción elegida, desde octubre de 2013, por el diario deportivo francés L'Équipe, o más recientemente por el británico The Telegraph, que deja tras su paywall aldededor de un 20 por ciento de su contenido mientras el resto es accesible para todos los públicos, haciendo dentro de esta estrategia una clara distinción entre unos deportes y otros.
Para The Telegraph, que está optando por incrementar de manera paulatina en diferentes fases el porcentaje de su contenido freemium, primero está el fútbol, que es lo que genera más tráfico a la web, y luego están otros deportes más de nicho, con un público muy fiel e interesado. Esta diversidad permite la dualidad de estrategia en una misma sección: dejar abierto lo primero y pasar a contenido de pago lo segundo, como ha hecho precisamenrte con el rugby, una modalidad de raigambre y también con mucha afición en el Reino Unido, pero que concita a un tipo de aficionado diferente, menos masivo y heterogéneo, que el del fútbol.
Se trata de un caso ilustrativo de la coexistencia de distintas posibilidades de
negocio que encierra dentro de una misma sección o redacción
especializada una temática tan variada como la deportiva, que acoge desde el motor al golf, pasando por nichos como los esports o el boxeo. Esta diversidad plantea a los medios, si es que estos quieren finalmente cobrar por sus contenidos, que no siempre un modelo unívoco puede ser lo más apropiado porque no todos los aficionados son iguales.
La clave de un modelo periodístico de suscripción centrado en el fan, sin tener que renunciar por ello a otras fórmulas de ingresos, reside sobre todo en conocerlo, identificar sus gustos, personalizando la información e interactuando con él para hacerlo más partícipe de los éxitos de su equipo o su deporte favorito a la vez que de los contenidos periodísticos que consume; en suma, satisfacer su interés específico para que pague por una información de calidad.
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