La no celebración de competiciones está obligando a la prensa deportiva a reinventarse a diario
para ofrecer un producto que informe y sea de interés general; que
aporte valor añadido en la situación actual. Estas últimas semanas se ha
observado cómo los diferentes medios deportivos están respondiendo editorialmente a la nueva realidad informativa
más allá de sus rutinas, necesariamente suspendidas, con soluciones
como la búsqueda de historias, la aproximación al coronavirus desde el
lado del deporte, y la revisión y puesta en valor del archivo, entre
otras.
Sin embargo, el parón indefinido de las competiciones obligada por el azote del coronavirus ha complicado sobremanera la situación de los periódicos deportivos, mucho más aún los que se esfuerzan a diario por llevar sus ediciones en papel a unos puntos de venta cada vez menos transitados. Como consecuencia del confinamiento de las personas en sus hogares, la caída de ventas de la prensa es exponencial y, con ello, también el aminoramiento de anunciantes y patrocinadores.
Como contrapartida de esta situación adversa, las ediciones digitales de esos diarios, sobre todo los generalistas pero también los deportivos, están batiendo récords en sus métricas, merced a un redoblado esfuerzo de sus periodistas, en permanente coordinación
a través de medios telemáticos para poder sacar adelante contenidos en línea pero también en papel.
Aun así, este aumento de usuarios únicos y páginas vistas en la web por sí solo muy difícilmente puede compensar el balance económico negativo que originan los grandes costes de producir y distribuir periódicos impresos a diario cuando se venden tan pocos ejemplares. Escasean los ingresos y, de prolongarse la situación, las empresas editoras de los medios deportivos deberán tomar decisiones complicadas. Hay preocupación, lógica, en el sector.
A corto/medio plazo se presentan, básicamente, dos escenarios para estos medios deportivos, los cuales, a diferencia de muchos medios generalistas que sí han implantado modelos de suscripción o membresía, no tienen otro resorte que les pudieran ayudar a minimizar el impacto de las no-ventas con ingresos procedentes directamente del lector. Estos escenarios que asoman amenazantes son:
1. Tiempos para mejorar aún más el producto digital
Los diarios deportivos pueden acabar renunciando a salir en papel temporalmente y centrarse en el producto digital durante el obligado receso. Así lo ha decidido hasta nueva orden, por ejemplo, el Racing Post, único diario especializado en temática deportiva en el Reino Unido. Redoblar esfuerzos en la web, mejorar ese producto, debería sin duda ayudar a paliar los efectos negativos de la no publicación del papel. Periodísticamente podría ser, además, la oportunidad de digitalizar totalmente rutinas y estrategias que sirvan para reforzar la comunidad de lectores habituales y conectar mejor con los nuevos públicos.
2. Tiempos para trabajar contenidos alejados del 'diarismo'
Los periódicos deportivos dejan de ser diarios y se convierten temporalmente en semanarios o dominicales impresos. Así mantendrían su cabecera aun en tiempos tan difíciles y justificarían su presencia en los quioscos haciendo un producto mucho más elaborado, no tan pegado a una actualidad que ahora es casi ajena al deporte y que esté más centrado en el reporterismo, la investigación, el análisis con datos y las entrevistas a protagonistas. Estos permanecen ahí, en sus casas, pero tienen historias que contar aunque no compitan.
Son tiempos para buscar soluciones que justifiquen la existencia de una prensa deportiva diaria que no haya de depender solo y exclusivamente de declaraciones y resultados, más aún cuando estos son inencontrables. La crisis actual, en efecto, puede convertirse en una oportunidad si en este periodismo se adoptan nuevas formas de trabajar que luego se conviertan en inercias que funcionen solas y sirvan para ampliar la mirada y mejorar la calidad del producto.
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