Entre los rasgos que distinguen al periodismo deportivo respecto a otras áreas de especialización periodística, se encuentra la permanente mezcla de opinión e información en los textos y la consiguiente hibridación de los géneros y formatos.
La excesiva cercanía de las fuentes (deportistas, entrenadores, clubes o agentes de jugadores) y la supeditación en un alto porcentaje de las noticias al periodismo de agenda (convocatorias, ruedas de prensa, partidos, previas, etc.) han repercutido en el estilo de contar, que se centra más en comentar y valorar que en describir hechos y referir datos, y, como consecuencia de todo ello, el lenguaje resultante es más emocional y connotativo, y, por ende, parcial, con poco espíritu crítico y casi ningún punto de vista alternativo.
Efectivamente, en el periodismo deportivo/futbolístico es más fácilmente perceptible la postura personal del profesional (y la línea editorial del medio) ante los hechos sobre los que informa. El emisor se hace mucho más visible que en otros ámbitos periodísticos mediante un lenguaje peculiar que apela constantemente a los sentimientos de los lectores, con los que se identifica y a los que busca satisfacer continuamente compartiendo preferencias por unos colores determinados o creando un ambiente de lo más favorable al equipo o deportista más cercano en la antesala de una competición importante.
Uno de los más ejemplos más claros de este periodismo de corte popular y hecho a la medida del seguidor apasionado es el diario deportivo Olé, que hace un mes cumplió 15 años de historia y se ha consagrado como uno de los periódicos más leídos en Argentina, un país donde la cobertura que los medios generalistas como Clarín (grupo al que pertenece Olé), La Nación o La Voz del Interior, y de otros especializados, como la revista casi centenaria El Gráfico, hacen de las competiciones deportivas es muy amplia.
Lejos de la mirada más lejana, pausada y analítica de la competencia, Olé apostó desde el principio por un estilo descarado, con secciones opinión donde los periodistas se posicionan a favor de un equipo determinado; y por un lenguaje informal, basado en la utilización de las formas coloquiales y frases hechas, que son las más reconocibles y esperadas por el gran público.
Pese a tratarse de un diario heterodoxo en cuanto sus planteamientos informativos, su director, Ricardo Roa siempre se ha manifestado a favor de ofrecer a los lectores un producto cada vez mejor. "Nuestro compromiso es trabajar con honestidad, buena onda, rigor periodístico, pasión, creatividad y opinión basada en datos. El de reflejar la voz del hincha. El de reflejar nuestra figuras sin complicidades", explicó con motivo del lanzamiento en 1999 de la edición local de Olé en la provincia de Córdoba.
Sin embargo, si algo identifica a Olé por encima de todo son sus grandes y sorprendentes fotografías y una maquetación innovadora donde predominan los titulares breves, sonoros y directos y que se pone al servicio de las portadas (tapas) más creativas y originales que se recuerdan.
Ciertamente, las primeras de Olé han pasado a formar parte del ideario colectivo argentino y mundial, y son recordadas como muestra de un periodismo sensacionalista pero innovador, que busca sorprender continuamente y cautivar a cada vez más lectores gracias a la creatividad y originalidad de sus propuestas.
La excesiva cercanía de las fuentes (deportistas, entrenadores, clubes o agentes de jugadores) y la supeditación en un alto porcentaje de las noticias al periodismo de agenda (convocatorias, ruedas de prensa, partidos, previas, etc.) han repercutido en el estilo de contar, que se centra más en comentar y valorar que en describir hechos y referir datos, y, como consecuencia de todo ello, el lenguaje resultante es más emocional y connotativo, y, por ende, parcial, con poco espíritu crítico y casi ningún punto de vista alternativo.
Efectivamente, en el periodismo deportivo/futbolístico es más fácilmente perceptible la postura personal del profesional (y la línea editorial del medio) ante los hechos sobre los que informa. El emisor se hace mucho más visible que en otros ámbitos periodísticos mediante un lenguaje peculiar que apela constantemente a los sentimientos de los lectores, con los que se identifica y a los que busca satisfacer continuamente compartiendo preferencias por unos colores determinados o creando un ambiente de lo más favorable al equipo o deportista más cercano en la antesala de una competición importante.
Uno de los más ejemplos más claros de este periodismo de corte popular y hecho a la medida del seguidor apasionado es el diario deportivo Olé, que hace un mes cumplió 15 años de historia y se ha consagrado como uno de los periódicos más leídos en Argentina, un país donde la cobertura que los medios generalistas como Clarín (grupo al que pertenece Olé), La Nación o La Voz del Interior, y de otros especializados, como la revista casi centenaria El Gráfico, hacen de las competiciones deportivas es muy amplia.
Lejos de la mirada más lejana, pausada y analítica de la competencia, Olé apostó desde el principio por un estilo descarado, con secciones opinión donde los periodistas se posicionan a favor de un equipo determinado; y por un lenguaje informal, basado en la utilización de las formas coloquiales y frases hechas, que son las más reconocibles y esperadas por el gran público.
Pese a tratarse de un diario heterodoxo en cuanto sus planteamientos informativos, su director, Ricardo Roa siempre se ha manifestado a favor de ofrecer a los lectores un producto cada vez mejor. "Nuestro compromiso es trabajar con honestidad, buena onda, rigor periodístico, pasión, creatividad y opinión basada en datos. El de reflejar la voz del hincha. El de reflejar nuestra figuras sin complicidades", explicó con motivo del lanzamiento en 1999 de la edición local de Olé en la provincia de Córdoba.
Sin embargo, si algo identifica a Olé por encima de todo son sus grandes y sorprendentes fotografías y una maquetación innovadora donde predominan los titulares breves, sonoros y directos y que se pone al servicio de las portadas (tapas) más creativas y originales que se recuerdan.
Ciertamente, las primeras de Olé han pasado a formar parte del ideario colectivo argentino y mundial, y son recordadas como muestra de un periodismo sensacionalista pero innovador, que busca sorprender continuamente y cautivar a cada vez más lectores gracias a la creatividad y originalidad de sus propuestas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario