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Hace diez años, en junio de 2005, vio la luz La información y el deporte. Libro de estilo para la prensa deportiva andaluza, uno de los primeros manuales de este tipo concebidos para la mejora de la calidad en la redacción y el uso correcto de las palabras en el ámbito deportivo. Con la publicación de esta obra nos proponíamos dotar a los periodistas deportivos de una herramienta práctica para resolver las dudas y los problemas que día a día plantean el léxico, la ortografía, la gramática, la toponimia o la geografía y así "comunicarse con sus lectores de la manera más responsable".
Este libro de estilo nació como consecuencia de la casi inexistencia de bases instrumentales específicas para el trabajo de periodistas deportivos (entonces en España solo contaban con manuales de estilo propios el diario Mundo Deportivo, desde 1995, y la extinta revista Don Balón, desde 2004; ambos de carácter interno; junto con la publicación en 1992 por parte de la Agencia EFE de El idioma español en el deporte: Guía práctica), pese a la importancia creciente del lenguaje deportivo como ámbito de estudio por su aportación a la evolución del idioma. La singularidad de la información deportiva seguía siendo una de las asignaturas pendientes de los libros de estilo periodísticos en el ámbito panhispánico.
Tal como se señala en el texto, "la prensa escrita juega un papel esencial, no sólo a la hora de informar sino también de formar, incorporando mayor profundidad y calidad a los contenidos" y "esa búsqueda de la calidad pasa inexorablemente por la renovación del lenguaje periodístico, que, especialmente en el ámbito deportivo, se ha venido caracterizando con el paso del tiempo por el uso reiterado de tópicos y frases hechas (que acaban por no aportar información), el ensalzamiento épico e hiperbólico de los hechos, la incorporación reiterada de rasgos del lenguaje hablado y por la adaptación o hispanización de extranjerismos".
El prólogo de la obra recuerda que nos encontramos ante un libro de estilo, un texto que no se basa en verdades absolutas sino que propone moldear una manera de contar las cosas a partir de criterios filológicos: "Este libro no es más que la consecuencia de una elección entre el amplio abanico de posibilidades que la lengua española ofrece. Partiendo de las normas que establece la Real Academia de la Lengua Española, aquí se plantean las opciones de uso del lenguaje consideradas como más apropiadas en determinados contextos del periodismo deportivo y, en algunos casos, del periodismo en general".
Asimismo, se advierte que esta obra no puede considerarse como un libro cerrado, dado el carácter vivo y cambiante del idioma, nuestra principal herramienta de trabajo. "La incorporación incesante y necesaria de neologismos a nuestra lengua y la adopción de nuevas modas y formas de expresión exigirán futuras revisiones de este manual dirigido a periodistas con estilo".
Para ello, este manual incluye en primer lugar las principales normas de estilo que todo periodista deportivo debe tener en cuenta a la hora de redactar una información (‘Normas Generales’), así como los vocablos de uso dudoso en el denominado ‘Diccionario de Estilo y Dudas’. Además, con el objetivo de aportar respuestas a otras cuestiones fundamentales que se abordan a diario en la elaboración de una información, este libro incorpora tres glosarios: uno con los extranjerismos más frecuentes en 27 modalidades diferentes, otro con topónimos y gentilicios, y un tercero con las siglas de federaciones y organismos del deporte, así como los códigos abreviados de países.
Desde 2005 hasta hoy hemos presenciado cómo los usos e incluso los criterios académicos han cambiado, de forma que significados de palabras o expresiones que entonces se consideraban impropiedades léxicas ya no lo son (pírrico amplió su significado a 'costoso' o 'ajustado', tiempo de descuento acabó generalizándose como sinónimo de 'tiempo de prolongación' o, más recientemente, el uso transitivo de cesar quedó oficialmente recogido en el diccionario académico) o que la ortografía de voces extranjeras que recomienda la RAE se rige por patrones que en ocasiones se alejan del uso más extendido entre profesionales y aficionados (rali por rally, cadi en vez de caddie, crac mejor que crack o yudo antes que judo).
Por eso hay que entender este libro después del tiempo transcurrido, con salvedades o matizaciones que podrían hacerse hoy a lo que hace una década se escribió. Estas son algunas de las 757 referencias del 'Diccionario de Estilo y Dudas' recogido en esta obra, con ejemplos y consejos de uso.
‘grande’: generalmente la expresión ‘uno de los grandes de la Liga española’ se refiere a los clubes con más títulos. Sin embargo, un club también puede ser poderoso mirando otros aspectos como el presupuesto o la masa social que lleve consigo. Dado que la utilización de este adjetivo puede resultar un tanto arbitraria, es preferible utilizar semicomillas cada vez que se escriba (El Getafe eliminó a uno de los ‘grandes’). VER histórico.
histórico: al significar ‘digno de figurar en la historia’, el uso de este adjetivo puede ser resultar un tanto arbitrario, partiendo de la base de que todos tenemos una historia que contar. Lo mejor es no abusar de este término y emplearlo tan sólo para calificar grandes gestas e hitos deportivos (Fernando Alonso logra una victoria histórica,la primera de un español en Fórmula Uno). Evítese escribir expresiones como ‘un club histórico de la Liga española’ porque todos tienen una historia y llamarse ‘histórico’ no los diferencia en absoluto de los demás. Tan histórico es, por ejemplo, el Córdoba como el Valencia, aunque haya conseguido menos títulos y haya estado menos veces en Primera División. VER ‘grande’.
‘hooligan’: palabra inglesa que significa ‘gamberro’ y que al ser despectiva sólo ha de utilizarse para referirse a los hinchas británicos violentos, no a todos los aficionados de las islas británicas. Para diferenciarlos, los mismos ingleses utilizan la palabra ‘supporter’, que significa simplemente seguidor o hincha.
Osasuna: al igual que el resto de los nombres de clubes deportivos en español, éste debe escribirse siempre con determinante (el Osasuna), a pesar de que se haya extendido en los últimos años en parte de la prensa deportiva nacional el hábito de no ponerle el artículo al tratarse de una palabra vasca que ya lo incorpora en la letra -a final (Amorrortu quiere dar ante Osasuna el último paso que certifique la permanencia). Aunque en euskera sea correcto, en español no hay razón para no ponerle el artículo ‘el’, puesto que no se trata de un topónimo (en este caso la ciudad es Pamplona).
paradójicamente: la paradoja consiste en unir ideas aparentemente contradictorias e irreconciliables. Constituye un error habitual utilizar este adverbio con el significado de ‘curiosamente’ o ‘casualmente’. (Ejemplo de uso incorrecto: Ancelotti ha devuelto definitivamente al Milan el buen gusto por el fútbol. Su oferta es ofensiva, aunque paradójicamente lleve un gol menos que la Juventus (27 por 28) en la Liga italiana). En este caso, no existe contradicción sino que más bien se trata de un hecho estadístico curioso o anecdótico. Igualmente, no es adecuado escribir que resulta paradójico que un equipo juegue el peor partido de la temporada y lo gane finalmente (una situación, por cierto, que se da con cierta asiduidad en el mundo del deporte).
rotación: si en algunos deportes como el balonmano significa ‘cambio de jugadores en el transcurso de un partido’, en fútbol este término se aplica más a los cambios que un entrenador va introduciendo de manera periódica en su equipo titular a lo largo de varios partidos con el fin de utilizar a más jugadores de su plantilla o de dar descanso a aquéllos con más partidos en sus piernas. No todos los cambios son rotaciones.
veda: la época del año en que hay prohibición se levanta, no se abre, que es justo lo contrario (abrir la veda significa que la prohibición comienza). Por tanto, a la hora de informar sobre el mercado de fichajes, habrá que tener cuidado para no querer decir justo lo contrario de lo que se pretende (Se levanta la veda con la apertura del mercado de invierno en diciembre).
vicecolista: el prefijo vice- significa ‘inmediatamente inferior’, por lo que es del todo incorrecto escribir vicecolista para referirnos al penúltimo clasificado, que está en la posición inmediatamente superior al colista en la tabla clasificatoria. En español el prefijo vice- es inseparable del sustantivo al que acompaña; nunca se escribirá con guión (vicepresidente, vicerrector).
virtual: este término define lo irreal o lo que tiene apariencia de realidad, por lo que es del todo inapropiado escribir ‘liderato virtual’ cuando lo que se que quiere decir es ‘liderato provisional’. Que un equipo sea líder del campeonato es una realidad, aunque ésta pueda tener un carácter fugaz.
Con motivo del décimo aniversario de este libro de estilo, ofrecemos acceso gratuito a la obra completa en este enlace. Esperamos que les sea de utilidad
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