lunes, 29 de febrero de 2016

Alain Lunzenfichter: "33 deportes en Tokio 2020 es una propuesta desproporcionada, sería luchar contra el gigantismo"

Lunzenfichter junto a Thomas Bach, presidente del COI.
Está vinculado al olimpismo desde que con solo ocho años acompañó a su padre a presenciar en directo los Juegos de Roma en 1960, donde incluso pudo bajar a la pista del estadio para saludar y felicitar en persona a Michel Jazy, ídolo familiar, quien había logrado la medalla de plata para Francia en los 1.500 metros. Desde entonces los Juegos Olímpicos han sido la pasión de Alain Lunzenfichter, periodista francés natural de París que ha desarrollado casi toda su carrera en L'Équipe, diario en el que llegó a ser redactor jefe adjunto.

Desde sus inicios en este rotativo en 1975 y después de casi cuatro décadas en esa redacción, fue testigo de excepción de la evolución del deporte en sus más diversas manifestaciones y fue especializándose en la cobertura de los organismos deportivos internacionales hasta convertirse en uno de los más destacados especialistas en olimpismo del mundo.

Tras haber presenciado 23 Juegos Olímpicos (sumando los de verano y los de invierno), Lunzenfichter fue distinguido en 2015 por el COI durante la sesión celebrada en Kuala Lumpur (Malasia), por su trayectoria profesional ligada a la cobertura del movimiento olímpico y recibió de manos de Thomas Bach un galardón de honor junto al británico David Miller y al estadounidense David Wallechinsky.

Exatleta, maratoniano y autor de varios libros, como L'Association internationales de la presse sportive. Au coeur du sport (2004), este veterano periodista deportivo es, además, el presidente honorífico de la Asociación Mundial de Periodistas Olímpicos (OJA), órgano cuya creación él mimos promovió bajo los auspicios del COI en 2006 y que presidió hasta diciembre de 2014, justo antes de pasar el testigo a su amigo y compañero Steve Wilson, editor de Deportes en Europa de The Associated Press.

Dentro de la serie de entrevistas en el blog a grandes periodistas olímpicos internacionales con motivo de la proximidad de los Juegos de Río,  hemos querido contar también con sus testimonios sobre el significado y la influencia de L'Équipe en la historia del periodismo deportivo tras cumplir 70 años, sobre la evolución del tratamiento periodístico de los deportes olímpicos, así como sobre la incidencia de la Agenda 2020 para el futuro del movimiento olímpico a partir de Tokio.

- Usted se hizo periodista deportivo en L'Équipe. ¿Cómo fueron todos esos años en la redacción?
- Inicié mi carrera en L'Équipe en 1975 como freelance y acabé como redactor jefe adjunto en 2013. En mis comienzos había 73 periodistas y en el momento de mi marcha eran 380 profesionales los que formaban parte del periódico, L'Équipe Magazine, France Football, el canal de televisión, la radio, la web, etc. Cambiamos dos veces de sede social debido a que el sitio se fue quedando pequeño a medida que fue creciendo el número de periodistas. Así en 1987 abandonamos la rue du Faubourg Montmartre, donde el diario se fundó el 28 de febrero de 1946, para mudarnos a Issy-les-Moulineaux y después en 2009 al edificio actual en Boulogne-Billancourt. Se puede decir que prácticamente soy el único periodista que ha conocido las tres sedes que ha tenido el diario. Por supuesto, el ambiente en la redacción cambió pasando de ser el de una empresa familiar al de una gran maquinaria.

- Entre el deporte y L’Équipe hay una historia de amor que acaba de cumplir 70 años. ¿Cuál ha sido la gran contribución de este diario al periodismo deportivo y al deporte en general?
- L'Équipe, aunque nace en 1946, es el sucesor del diario L’Auto, creado en 1900 y que dejó de aparecer tras la Segunda Guerra Mundial. L'Auto había sido el origen del Tour de Francia y L'Équipe ha seguido ese mismo camino. De hecho, bajo el liderazgo de su director general, Jacques Goddet,  L'Équipe ideó la Copa de Europa, que hoy conocemos como Champions League, así como el Balón de Oro. El diario también participó en la creación de la Copa Mundial de esquí y diferentes competiciones de vela, automóvil y atletismo, entre otras. Asimismo, muchos de sus periodistas llegaron a ocupar en puestos de responsabilidad dentro de distintas asociaciones de periodistas y de comités de las federaciones internacionales más importantes y del COI.

- Usted se especializó en el seguimiento informativo de los deportes olímpicos y, de hecho, creó hace unos años la Asociación Mundial de Periodistas Olímpicos. ¿Por qué?
- Comencé a trabajar en L'Équipe dentro de la sección encargada de cubrir los deportes olímpicos, que comprendía todos las modalidades excepto el fútbol, que era la principal sección del periódico. Además, el haber practicado atletismo de joven en el Racing Club de France me permitió especializarme en este deporte de manera automática. Con los años me encontré cubriendo noticias del olimpismo y sus problemas políticos. Así, a las órdenes de Gaston Meyer, Michel Clare, Robert Patienté, y Jean-François Renault, acabé siendo un habitual en Lausana. Debo decir que aquel ya era para mí un terreno conocido, puesto que ya había estado con mi padre en los Juegos Olímpicos de Roma en 1960. Desde esa fecha he asistido a 23 ediciones de los Juegos (verano e invierno). Después de muchos años siguiendo informaciones sobre el movimiento olímpico junto a algunos veteranos periodistas como Morley Myers, David Miller, Steve Wilson o Erskine McCullough observamos un cierto 'alejamiento' en las relaciones entre periodistas y el COI. Así nació la Asociación de Periodistas Olímpicos, durante la sesión de la Comisión Ejecutiva del COI celebrada en 2006 en la ciudad de Kuwait. Entonces mis compañeros me pidieron que asumiera la dirección.

- No obstante, el olimpismo sigue siendo un contenido poco habitual en los periódicos deportivos.
- He de decir que la Asociación de Periodistas Olímpicos no representa a los periodistas que cubren los Juegos Olímpicos, sean de invierno o de verano, sino a aquellos que siguen con regularidad al COI y sus políticas todo del año. No obstante, al cabo de los años se han producido cambios dentro de la profesión como consecuencia de la lenta caída de las ventas de la prensa en papel. Por poner un ejemplo de L'Équipe, donde durante muchos años pude dedicarme a informar exclusivamente sobre el movimiento olímpico, al igual que hacían otros grandes diarios del mundo, eso hoy día no es posible. Mi sucesor en el puesto debe cubrir además otros deportes, lo que sin duda le hace estar menos al corriente de lo que está pasando con el COI en Lausana. Como los periódicos de gran renombre apenas pueden estar presentes en los eventos (reuniones de la Comisión Ejecutiva o Asamblea del Comité Olímpico), estos están siendo reemplazados por otros medios digitales dedicados al olimpismo como Insidethegames o Aroundtherings.


"L'Équipe contó con 50 periodistas en Pekín y Londres, lo que es, sin duda, la mayor delegación enviada por un periódico deportivo en el mundo. En los Juegos de Río tendrá 38 enviados especiales"

- Si para un deportista lograr una medalla olímpica es lo máximo, ¿qué significa para un periodista deportivo cubrir unos Juegos?
- Si una medalla olímpica es el Santo Grial para un atleta, la presencia en unos Juegos es el summum para todo periodista, al igual que lo es estar en un Mundial de fútbol. Cualquier periodista que cubra un deporte olímpico sueña con estar cada cuatro años en el mayor evento deportivo del planeta. Por seguir hablando de L'Équipe, durante mucho tiempo los Juegos Olímpicos fueron cubiertos por una élite de especialistas y no especialistas como escritores de primer nivel, entre los que figuró Antoine Blondin. Sin embargo, con el paso de los años esa participación se ha 'democratizado' y agrandado, hasta el punto de que en Pekín y en Londres el diario envió a 50 periodistas, lo que sin duda es la mayor delegación de un periódico deportivo en el el mundo. En Río L'Équipe contará con 38 enviados especiales...

- ¿Qué momentos olímpicos vividos como periodista se le han quedado más grabados en la memoria?
- Como le decía antes, he asistido a 23 ediciones de los Juegos, de los cuales 17 fueron como periodista. Mi primera emoción la viví, sin embargo, en 1960 en Roma, donde vi ganar la medalla de plata en 1.500 metros a mi ídolo Michel Jazy, a quien quise emular durante mi posterior carrera como atleta. Asimismo, en Roma me enamoré de la prueba del maratón tras haber visto a Abebe Bikila ganar aquella dura prueba. Como periodista, siempre guardo en la memoria la vuelta de honor que dio [en Barcelona 92] la atleta etíope Derartu Tulu junto a la segunda clasificada en los 10.000 metros, Elana Meyer, para celebrar la vuelta de Sudáfrica a unos Juegos Olímpicos. En lo que respecta a Francia, recuerdo la tristeza de Jean-François Lamour, el único representante de su país en esgrima quien, a sus 21 años, no pudo lograr una medalla en Moscú en 1980. Años más tarde pudo resarcirse de aquello ganando dos títulos olímpicos consecutivos en sable [Los Ángeles 1984 y Seúl 1988].

- El Comité Olímpico Internacional se encuentra en una fase de transformación con la Agenda 2020. ¿En qué medida las medidas que recoge este documento pueden ayudar a garantizar el futuro del movimiento olímpico, que en los últimos tiempos ha atravesado por problemas (dopaje, retirada de candidaturas, corrupción,...)?
- La Agenda 2020 tiene como objetivo fundamental frenar el gigantismo desde todos los puntos de vista, tanto deportivo como financiero, un gigantismo del que el COI y las federaciones internacionales son responsables. Con el éxito, el COI durante demasiado tiempo trató de tapar su huida hacia adelante mientras que las federaciones internacionales siempre quisieron más para satisfacer su propio ego. A medida que los derechos de televisión y marketing fueron creciendo la organización de los Juegos Olímpicos cobró más atractivo, lo que dio pie a la corrupción, como también lo fue lograr una victoria olímpica a toda costa, lo que motivó el dopaje. Jacques Rogge fue el primer presidente del COI que intentó reducir los costes de un evento que tuvo proporciones cada vez mayores. Thomas Bach desea continuar ese camino especialmente después de los astronómicos gastos financieros que supusieron los Juegos de Sochi en 2014 y las muestras de rechazo de candidaturas de varias ciudades a través de referéndums.

- En Tokio 2020 habrá más de 28 deportes en el programa y la Carta Olímpica seguirá modificándose en un futuro. ¿Es la modernización del COI y su adaptación a los nuevos tiempos una necesidad?
- Será necesario que la Carta Olímpica continúe su evolución en el futuro porque la Agenda 2020 por sí sola no va solucionar ni de lejos los problemas de gigantismo. Reducir los gastos suntuosos, aminorar los costes de organización, utilizar los sitios que ya existen no siempre es del gusto de todos los actores que ahí intervienen, como hemos apreciado con los Juegos de Río... los hábitos adquiridos son difíciles de cambiar. Y luego para que una ciudad sea elegida es necesario ser convincente y para ser convincente es preciso encandilar incluso al votante más escéptico y cambiar los planes en función del organizador en cuanto este sea elegido con el beneplácito del COI. De esta forma, será necesario adaptar la propuesta que permite al organizador invitar a una edición a aquellos deportes que sean populares en su país. En Tokio hay sobre la mesa una propuesta para sumar cinco modalidades, que a mi juicio me parece desproporcionada. 33 deportes en Japón en 2020 será luchar contra el gigantismo... Asimismo, será necesario que las federaciones de los deportes más importantes no se duerman en los laureles. También ellas deberán adaptarse a los cambios del deporte moderno.

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