miércoles, 13 de febrero de 2013

El credo del periodista, primer código de ética de la profesión


El periodismo moderno nació a principios de siglo XX en Estados Unidos, gracias a la profesionalización de esta labor y a la incorporación de esta disciplina al ámbito universitario. En este país se fundaron las primeras facultades de Periodismo del mundo, que hoy día siguen siendo de referencia porque sentaron las bases científicas y metodológicas para la enseñanza de esta materia.

De todas ellas, la Escuela de Periodismo de la Universidad de Missouri es la más antigua (cuatro años después nacería la de Columbia en Nueva York a cargo de Joseph Pulitzer). Fundada en 1908 por el que sería su primer decano, Walter Williams, esta centenaria institución creó un método docente, el denominado Missouri method, que es actualmente seguido por la gran mayoría de facultades de Comunicación al combinar la formación teórica con los períodos de prácticas en los medios de comunicación.

Bajo este modelo, este centro académico se dotó poco después de su nacimiento de uno de los libros de estilo periodísticos pioneros, denominado Deskbook of The School of Journalism. Este manual, que todavía hoy tiene vigencia como vehículo de enseñanza práctica de la redacción de noticias para los estudiantes, muy pronto se convertiría en una de las guías de referencia para la normalización del uso del lenguaje por parte de medios impresos norteamericanos, sobre todo a raíz de la publicación en 1915 de la quinta edición del manual, que incluye The Journalist´s Creed (El credo del periodista), primer código de ética periodística del mundo que escribió Walter Williams un año antes.

Los planteamientos de este texto cobran un siglo después plena vigencia y nos obligan a hacer una necesaria reflexión sobre el estado actual de la profesión. Por su interés, reproducimos aquí íntegramente su contenido:

"CREO en la profesión del periodismo.

CREO que el periódico es la confianza del público; que todos los que están relacionados con él son, en el amplio sentido de su responsabilidad, depositarios de la confianza del público; y que la aceptación de un servicio que menoscabe el interés público es una traición a esa confianza.

CREO que pensamientos y expresiones claras, precisión e imparcialidad son reglas fundamentales del buen periodismo.

CREO que un periodista solo debe escribir aquello que, con profunda convicción, cree que es verdad.

CREO que la supresión de las noticias, por cualquier otra razón que no sea el bienestar de la sociedad, es indefendible.

CREO que nadie debe escribir como periodista lo que no diría como caballero; que debe evitarse el soborno con el dinero propio tanto como el que proviene del bolsillo ajeno; no exime de responsabilidad personal alguna actuar siguiendo instrucciones de otros o por dividendos hacia otros.

CREO que anuncios, noticias y editoriales deben servir en el mismo grado los intereses de los lectores; que el mismo criterio de honestidad, pureza y utilidad debe ser aplicada a todos los contenidos por igual; que el periodismo es realmente bueno en la medida en que cumple un servicio público.

CREO que el periodismo de mayor éxito es el que teme a Dios y honra al hombre; es decididamente independiente, no se deja influir ni por los elogios ni por la ambición de poder, es constructivo y tolerante, pero nunca descuidado; está autorregulado y es siempre paciente y respetuoso con sus lectores, pero nunca se dejará intimidar; reacciona con prontitud e indignación ante las injusticias; permanece inamovible ante la atracción del privilegio o el clamor de la turba; el que busca dar a cada hombre una oportunidad, y el que - en la medida en que la ley, el sueldo justo y el reconocimiento de humanidad lo permiten- da a todos los hombres la misma oportunidad; es profundamente patriótico mientras trata de promover la buena voluntad internacional y cimentar la camaradería entre países, es un periodismo de la humanidad, que nace de y para el mundo de hoy".


No hay comentarios:

Publicar un comentario