El recién nombrado director de la Real Academia Española de la Lengua, José Manuel Blecua, llega a su nuevo cargo tras una larga trayectoria como catedrático universitario y académico dedicado al estudio de la Fonología y la Fonética (es de hecho el responsable de este capítulo dentro de la Nueva Gramática de la Lengua Española).
Asimismo, también es un consumado y reconocido experto en el uso del lenguaje en los medios de comunicación. La noticia de su nombramiento nos permite recordar que en su currículum también figura, en un apartado destacado por lo que supuso en su momento, ser uno de los autores del primer Libro de Redacción del diario barcelonés La Vanguardia en el año 1986.
Han pasado casi 25 años desde que el director del rotativo, Francesc Noy, encargó a Blecua y al también profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona Juan Carlos Rubio que se ocuparan de la redacción definitiva de la parte del texto dedicada al estudio del idioma (del apartado relativo a la redacción periodística y de la coordinación de la edición se ocupó el periodista y profesor Josep María Casasús).
La confección de este Libro de Redacción fue un hito en la historia de la normalización lingüística de los medios informativos en España, ya que hasta entonces solo habían editado manuales de estilo la agencia EFE y el diario El País. La publicación de esta obra, que curiosamente coincidió ese mismo año con la elaboración del primer libro de estilo de la otra gran cabecera de Barcelona, el Periódico de Catalunya, fue el primer conjunto de normas creadas para un periódico escrito en castellano y publicado en Cataluña, lo que implicó la necesidad de incorporar en él las posibles variantes idiomáticas respecto a otros libros de estilo confeccionados en el ámbito de habla hispana. De ahí su relevancia.
Tal como señala Noy en la introduccción de la obra, "este libro aparece como parte de "una labor metódica y ordenada de articulación y organización de la redacción" y tiene como objetivos "rl diseño y la utilización de criterios racionales y de eficacia profesional adecuados a la transformación que impulsan los progresos tecnológicos y los avances de un ejercicio de la función periodística que responda a las demandas del lector actual".
"Estos propósitos deben concretarse, entre otras cosas, en un manual que, más allá de los límites del clásico libro de estilo, reúna los requisitos de un Libro de Redacción que, además de los problemas de ortografía, morfología y gramática tratados desde la perspectiva periodística, incluya también los textos básicos relativos a la orientación general del diario".
Fernández Beaumont recuerda que con esta obra La Vanguardia se situó en una nueva dimensión de libros de estilo al hacer referencia no solo a normas lingüísticas y redaccionales, sino también a los principios ideológicos que han de inspirar e identificar a todo medio de comunicación. Sin duda, fue un texto que abrió el camino a otros muchos medios de comunicación en lengua española.
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