Todo texto periodístico se ha de articular con la pretensión de hacer que el mensaje resulte de lo más comprensible para el receptor. A partir de esta premisa y del objetivo de fijar cuáles son las ideas fundamentales de la información, los medios de comunicación en ocasiones incurren en reiteraciones, expresiones redundantes o palabras y enunciados más o menos manidos; usos lingüísticos que, en su afán de aportar expresividad al texto, lo desproveen de amplitud léxica, lo hacen más previsible y, por tanto, menos original y menos informativo.
En el caso particular del periodismo deportivo, las expresiones tópicas no son más que el resultado de la propia evolución de su lenguaje. Lo que nació hace tiempo como un hallazgo, e inicialmente pudo llegar a ser ingenioso, a fuerza de repetirse de pronto se gasta, deja de sorprender y se convierte en un cliché o lugar común, cuyo uso pasa a ser desaconsejable. Así ha ocurrido con multitud de frases gastadas que pueblan crónicas y noticias para expresar situaciones o estados de ánimo de deportistas, tales como gol psicológico, balón de oxígeno, grupo de la muerte, partido de guante blanco, estar en el dique seco, etc.
En otras ocasiones, las reiteraciones se producen cuando se construyen expresiones formadas por sustantivos que suelen aparecer siempre o casi siempre de la misma manera, esto es, asociados a un mismo adjetivo, de forma que se crean frases absolutamente predecibles. Cuando se dice o se escribe el término correctivo, es porque suele ir precedido del adjetivo duro (duro correctivo); cuando se habla del adjetivo férreo, es porque suele ir calificando al sustantivo marcaje (marcaje férreo); o casi siempre que señalamos que a un jugador se le pone un vendaje caemos en la cuenta de que es aparatoso (vendaje aparatoso).
También la fuerza expresiva del lenguaje del deporte, siempre expuesto a las pasiones de los protagonistas y los aficionados a los que ha de dar cumplida respuesta, conduce a la utilización habitual de pleonasmos, en la mayoría de los casos, prescindibles porque repiten ideas ya expresadas. Si bien en la narración radiofónica, debido a la naturaleza de este medio, la redundancia se utiliza como un recurso expresivo válido para compensar la fugacidad del mensaje sonoro, en el texto escrito, que no es fugaz y se puede releer tantas veces como queramos, no cumple ninguna función informativa.
Entre las expresiones redundantes que más se utilizan (son comunes no solo en el periodismo deportivo), se encuentran algunas como: hacer un precalentamiento (un prefijo sobrante), el equipo es más líder (aunque amplíe su diferencia respecto al segundo, sigue ocupando la misma posición), ha logrado un nuevo récord (una plusmarca, si se consigue, supera a la conseguida anteriormente), al club se le impone una multa económica (en este tipo de sanciones siempre se paga), el estadio está completamente abarrotado (ese adjetivo no necesita adverbios amplificadores), el jugador evoluciona (o se recupera) favorablemente de la lesión (si fuera desfavorable sería una involución), vuelve a insistir en ataque (la insistencia es reiteración) o descuido involuntario del defensa o el portero (si fuera voluntario hablaríamos de algo más que un descuido).
Por tanto, la redundancia en el periodismo escrito no es más que repetir de forma distinta lo que ya se ha dicho, quizá con la idea de clarificar ideas y de remarcarlas retóricamente, pero sin añadir nada nuevo al sentido de la oración. El uso de muchos de estos pleonasmos es gratuito y se reproduce sin más, quizá a veces sin tener en cuenta el verdadero valor y significado de las palabras. Habrá que detenerse pues en ello para discernir entre pleonasmos superfluos y aquellos otros que cobran validez al utilizarse intencionadamente con fines expresivos.
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