sábado, 24 de agosto de 2013

Lorenzo Mejino: "El periodismo deportivo español va a rebufo de los éxitos en vez de ir por delante creando expectación y promocionando las competiciones"

Lorenzo Mejino (dcha.), junto a Fernando Platas, medalla
de plata en saltos de trampolín en los JJ.OO. de Sidney 2000.
De estudiar Ingeniería de Caminos y practicar el lanzamiento de martillo a acabar siendo en la actualidad un reconocido speaker de grandes competiciones deportivas internacionales, un trabajo que viene desempeñando sin interrupción desde algo antes de los JJ.OO. celebrados en Barcelona en 1992. Hablamos de Lorenzo Mejino, locutor que ha trabajado desde entonces en todo tipo de campeonatos y eventos hasta llegar a los últimos Mundiales de natación, donde fue la voz oficial de la competición de saltos.

Este comunicador deportivo, además de experto cinematográfico y articulista colaborador de la revista digital Perarnau Magazine, es políglota: domina ocho idiomas (castellano, catalán, francés, inglés, alemán, italiano, neerlandés y japonés) y chapurrea otros tres (portugués, árabe y finlandés), una deslumbrante competencia lingüística adquirida a lo largo de tantos años en las cabinas de recintos deportivos de todo el mundo.

Hemos conversado con él para conocer algo más de su trayectoria, los pormenores de su trabajo, así como su visión del periodismo deportivo que se hace actualmente en España, todo ello en la antesala de una fecha señalada en rojo en el calendario, como es la elección el próximo 7 de septiembre en Buenos Aires de la ciudad que será sede de los Juegos Olímpicos de 2020.

- ¿Cómo ha sido su aventura profesional como speaker de grandes eventos deportivos desde los JJ.OO. de Barcelona? 
- Siempre he podido compaginar mi trabajo como ingeniero de Caminos y hacer de speaker de grandes competiciones, antes y después de Barcelona 92. En este sentido, he trabajado sobre todo en atletismo, que es mi deporte, en competiciones como el Mundial de Sevilla de 1999, el Europeo de Barcelona de 2010, el Mundial Júnior de Barcelona 2011, la Universiada de Palma del 1999, diversos europeos y mundiales en pista cubierta en Sevilla, Valencia y Barcelona. En otros deportes he hecho los mundiales de natación de 2003 y 2013 en Barcelona y el Europeo de Madrid de 2005, además de colaborar en diversas organizaciones de JJ.OO. tanto de verano como de invierno.

- ¿En qué medida los avances tecnológicos en los sistemas de transmisión de datos han modificado en todo este tiempo la forma de trabajar del locutor de un gran evento? Ahora hay más flujos de información, más accesibilidad a un mayor volumen de datos y todo es más rápido que antaño.
- Los principales cambios se produjeron en la década de los 80, con la posibilidad de seguir los concursos en tiempo real en pantallas de información gráfica. Hasta entonces la función del locutor era más leer resultados que comentar las pruebas, ya que era difícil conocer la clasificación y, como mucho, se podía avisar de algún salto o lanzamiento importante. Ahora con el flujo existente hay más datos, pero hay que saber discernir y cribar lo importante de lo superfluo y ahí juega la experiencia de cada uno. Lógicamente la calidad de la información es mucho mejor.

- No obstante, la función del speaker en lo esencial no ha variado, ¿no?. Además, de la mera narración, debe explicar al público por megafonía lo que está pasando y avisarle dónde está o puede estar la noticia.
- En este sentido, hay que diferenciar un campeonato de un evento. En los campeonatos la función ha variado relativamente poco; hay que tener informado al público de lo que está pasando, en especial en los concursos, avisando del momento en que van a actuar los competidores más importantes o los locales, para ayudarles a seguir las pruebas, manteniendo un cierta neutralidad y control en las locuciones. En cambio, en los eventos cada vez más prima la función de animación, instando al publico a aplaudir, a jalear, hacer olas y otras cosas más enfocadas a distraer que a informar, creando un ambiente animado aunque sea de forma artificial.

- ¿Cómo se 'dirige' al público en un campeonato de atletismo, como los Mundiales, donde se desarrollan diferentes pruebas de forma simultánea en un mismo escenario? 
- Mi planteamiento es sencillo y se basa en ponerme en el lugar del público y pensar qué es lo que gustaría saber si estuviera en la grada y actuar en consecuencia. Las carreras son fáciles de seguir y con el cronómetro siempre presente, la información se reduce a identificar los corredores que marchan en las primeras posiciones, los cambios de cabeza y tiempos de paso. Por eso prefiero darles preferencia a los concursos, que son más complicados de seguir, avisando de los intentos de los favoritos, informando del corte en las clasificaciones y de los cambios en la clasificación de concursos. Por ello no me importa en medio de una carrera anunciar el intento de algún favorito por el que el público se pueda interesar.

- Al igual que les ocurre a periodistas y comentaristas, ¿puede el locutor abstraerse de toda la pasión que envuelve al escenario de la competición mientras se hace la locución, especialmente cuando compiten deportistas nacionales? ¿Cómo se consigue mantener ese punto de equilibrio, neutral, en la narración?
- Es difícil, pero por lo menos en mi caso suelo ser bastante frío. En mi opinión, el punto de equilibrio se consigue controlando el tono de la voz, sin cambiar el discurso. Subir el volumen de la voz cuando se destaca o presenta algún deportista nacional o algún mito de la pista es un recurso elegante, con el mismo discurso narrativo. En cambio, animar de forma directa con gritos y epítetos directos a favor de un deportista, considero que en los campeonatos traspasa la raya de lo tolerable, por respeto hacia el resto de los participantes y sus seguidores. En un meeting, es dinero privado y ahí vale todo y las reglas son las que marca el organizador, que se juega su dinero. 

- Porque usted suele contenerse, como aquel día, hace 21 años, en que profirió: "Fermín Cacho, campeón olímpico"
- Ese es el mejor ejemplo de lo que he acabado de mencionar. En esa final, aunque el cuerpo me pedía gritar y animar, el mensaje fue el mismo de siempre, pero algunas octavas más alto, de la misma manera que hice con Daniel Plaza, algunos días antes. Es un momento de gran alegría, pero hay que mantener siempre la cabeza fría. No olvidemos que por la televisión se nos escucha de fondo y berrear sin control queda fatal.

- ¿Qué otros momentos emotivos recuerda que tuviera como protagonistas a deportistas españoles?
- Recuerdo con especial cariño la medalla de bronce de Javier García Chico en los mismos Juegos Olímpicos. Nos percatamos que se tenía que dar una carambola de seis atletas fallando, entre ellos Bubka, para conseguir el bronce, y lo anuncié por megafonía a título informativo, porque era imposible de saber para el público en directo, y a cada fallo la emoción iba subiendo hasta confirmarse su medalla. Otro gran recuerdo fue la maratón del Mundial de 1999 con la victoria de Abel Antón en unas condiciones durísimas de calor en el agosto sevillano.  

- Usted ha sido también 'director de orquesta' al coordinar en ocasiones el trabajo de locutores, técnicos de sonido, jueces, técnicos de la competición y el equipo de realización de la cadena de televisión que retransmite el evento. ¿En qué momentos de una competición cuesta más lograr esa sintonía?
- Es como una función continua con horarios que hay que respetar a rajatabla, porque muchas televisiones hacen conexiones para las pruebas de sus atletas, como, por ejemplo, en España donde algunas finales las pasaban por la 1, en lugar de la cadena habitual. En este sentido, prima la televisión y el ritmo de competición va bastante supeditado a sus exigencias, en lo referente a presentaciones, ceremonias, con una preferencia absoluta para las carreras, sufriendo mucho los concursos de la simultaneidad de las acciones. Por ello a veces en las ultimas rondas podemos hasta parar los concursos para evitar su coincidencia con una ceremonia o una carrera, y permitir su emisión en directo.

- ¿Ha alcanzado el periodismo deportivo el nivel técnico que exigen determinadas disciplinas del atletismo o de la natación para informar con competencia sobre ellas? 
- No soy periodista, pero es evidente que ha habido una evolución negativa en la especialización periodística en nuestro país. En los años 70 era habitual la publicación de los resultados de las competiciones escolares en los periódicos deportivos, el desplazamiento de la atención hacia el fútbol, quintuplicando el espacio dedicado al mismo en detrimento del resto de los deportes. Lógicamente ha influido en la especialización periodística. Los deportes minoritarios son los que más sufren. Este año en el Mundial de saltos he explicado a varios periodistas de radio y televisión cómo funcionaba la prueba porque les habían mandado a cubrir la información y lo desconocían por completo, como pasó con el taekwondo y sus medallas españolas en los Juegos de Londres.

- ¿Cuáles considera que son las principales carencias del periodismo deportivo actual?
- La principal carencia es la falta de interés de muchos profesionales por conocer las disciplinas y su reglamento, prefiriendo quedarse en una zona de confort futbolística más segura profesionalmente.

- Sin embargo, parece que los éxitos recientes del deporte (femenino) español en modalidades minoritarias como el waterpolo han vuelto a despertar cierto interés en la ciudadanía. ¿No puede aprovechar el periodismo deportivo esa inercia ya generada?
- Mi impresión es que en este país el periodismo deportivo va a rebufo de los éxitos. Si fuera por delante, creando expectación y promocionando las competiciones del deporte, a lo mejor se podría revertir la situación. Desgraciadamente, no es el caso ni lo va a ser; solo se informa si ganan algo e importa más un entrenamiento de fútbol que un récord mundial de natación en piscina corta, por poner un ejemplo reciente de pérdida de esa inercia ya generada.

- Muchos medios, en lugar de hacer prospectiva y conocer los gustos de aficionados, dan por hecho que lo que vende es lo que ellos ofrecen, sean contenidos noticiosos u otra cosa.
- El problema es que la mayoría de aficionados son cautivos televisivos y se tragan lo que les echen, y solo les interesa ver ganar a su equipo, a su selección o sus compatriotas, pero no son amantes del deporte, solo quieren  sentirse partícipes de la victoria y no es ningún reproche, ya que están en su legítimo derecho. Si no hay ningún español, pasan de ese deporte y no lo miran hasta que volvemos a ganar, y los medios reflejan esta realidad del aficionado. 
El tenis femenino hace unos años, con el dominio de Arantxa y Conchita, tenía unas audiencias enormes y en cambio ahora languidece por los canales temáticos. Es un buen ejemplo de estos gustos. No nos engañemos, hay relativamente poca gente amante del deporte del general; la gran mayoría son seguidores de algo o alguien.

- Si Madrid fuera la elegida para ser sede de los JJ.OO. de 2020, ¿podría comportar esto algún cambio de tendencia en los medios? ¿Acaso sería una oportunidad para cultivar una mayor cultura deportiva en este país?
Los medios no cambiarán, seguirán informando de lo de siempre hasta la semana antes de los JJ.OO. Ya lo vivimos en Barcelona, y la observación posterior de la evolución periodística así lo corrobora. En este sentido, soy pesimista, apenas hay cultura deportiva en este país, y ya tuvimos una ocasión que desperdiciamos. No veo que las circunstancias sean diferentes, más bien son peores para ese cultivo.

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