El lenguaje de las crónicas periodísticas suele adecuarse al del lugar donde se desarrollan e inscriben los acontecimientos para dotar al relato de mayor autenticidad y distinción, unas veces trayendo a colación voces locales más o menos desconocidas debidamente resaltadas ortotipográficamente (en cursivas o con comillas simples), otras veces empleando palabras foráneas que desde hace tiempo se importaron y se adaptaron al idioma propio para expresar o definir nuevas realidades. Hablamos de los extranjerismos.
La celebración del próximo Mundial de fútbol, que concitará toda la atención del planeta durante un mes, será también la ocasión propicia para que el periodismo deportivo introduzca en sus informaciones un mayor número de lusismos, esto es, los préstamos del portugués que tradicionalmente se han utilizado en español favorecidos por la proximidad geográfica (Portugal) o por la influencia de uno de los países con mayor tradición y palmarés y mayores exportadores de futbolistas a todo el mundo (Brasil).
Entre las voces traídas del mundo lusófono a la lengua castellana desde hace más tiempo figuran sobre todo las provenientes de América, como folha seca, un estilo de lanzar faltas que creó el futbolista Didí en 1956 y que consiste en golpear el balón con la parte exterior y delantera del pie girándolo bruscamente hacia dentro, con el objeto de que el esférico tome una trayectoria ascendente lenta y caiga de forma veloz hacia la portería.
Otras formas de tocar la pelota o de jugadas que dieron nombre a conceptos futbolísticos universales son paradinha, manera brasileña de lanzar penaltis en la que el jugador que tira efectúa una pequeña parada en su carrera antes de golpear el balón para desequilibrar al portero; o cola de vaca, un tipo de regate que popularizó Romario en el que el delantero se encuentra de espaldas al defensa, mantiene controlado el balón con el interior del pie y posteriormente se gira 180 grados manteniendo la pelota pegada y descolocando al defensor.
Esa forma particular de jugar de la selección canarinha o la verdeamarelha, caracterizada por el dominio técnico del balón, la posesión, la proyección ofensiva a partir de muchos pases y un ritmo más lento que rápido, se ha asociado históricamente conceptos como la samba o, más recientemente, al jogo bonito, que describe una manera de entender algo más que el fútbol. Son los valores identitarios de una selección y de su torcida, que también se ve reconocida cuando su equipo adopta ese estilo y lo festeja cuando se superan las eliminatorias (mata-mata).
Más allá de las diferencias claras que existen entre parte del léxico del portugués ibérico y del brasilero (el deporte se denomina desporto en el primero, pero esporte en el segundo) y que hay que tener en cuenta para no errar en la localización de los términos, también es conveniente que los periodistas que acudan al Mundial se familiaricen con las expresiones propias que se van a encontrar cuando consulten y lean los medios locales.
Entre esas palabras futbolísticas brasileñas más comunes destacan las referidas a las posiciones de los jugadores en el campo de juego:
cabeça-de-área: centrocampista defensivo
centroavante: delantero centro
centromédio: mediocentro
goleiro: portero
lateral-direita / lateral-direito (con guión, normalmente en masculino)
lateral-esquerda / lateral-esquerdo
meio-campista: centrocampista
meia-armador: centrocampista organizador
meia-direito: interior derecho
meia-esquerda: interior izquierdo
ponta-de-lança/meia-atacante: mediapunta
ponta direita: extremo derecho
zagueiro: defensa central
Y otras como:
arremeso: despeje
cabeça-de-chave: cabeza de serie, favorito
calção: pantalón corto
canhoto: zurdo
cartão: tarjeta, cartulina
conceder um tiro de canto: conceder un saque de esquina
corrida: carrera
fisonomia do jogo: ambiente del partido
janelinha: caño, túnel
posição de impedimento / posição fora de jogo: fuera de juego
trivela: chut con efecto
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