domingo, 3 de agosto de 2014

Federico Bassahún: "En Don Julio nos conformamos con hacer una revista que nos devolvió las ganas de hacer periodismo"

Las portadas de los tres números publicados por esta revista argentina.

Don Julio nace como revista en una conversación de bar en Buenos Aires en enero de 2012. Federico Bassahún e Ignacio Fusco, actuales editores, se proponen darle forma a una idea: hacer un periodismo deportivo narrativo que contara historias de fútbol en su contexto, no ancladas en la actualidad y con un tratamiento original cuidado desde el punto de vista estético; un tipo de periodismo del que no había nada parecido hasta entonces en Argentina. Para ello, se inspiraron en otros modelos de publicación existentes en Europa como la española Panenka ("una revista que nos maravilla", afirma Bassahún), la británica The Blizzard o la francesa So Foot.

Con tres números ya en la calle, Don Julio ya se ha granjeado un reconocimiento dentro del panorama periodístico deportivo hispanoamericano por la originalidad y calidad de sus contenidos y por ese aire fresco que aporta siempre cualquier proyecto emprendedor. Además, lo ha hecho con una plantilla muy joven (de unos treinta años de media), que no inexperta. De hecho, Ignacio Fusco trabaja desde hace diez años en el diario Olé; Federico Bassahún lo hizo durante ocho en Perfil, además de colaborar desde hace años con medios europeos (ingleses, sobre todo) y de haber pasado también dos en Olé; Federico Peretti, uno de los editores de fotografía, es el director de la película 'El Otro Fútbol'. Matías de Mateos, el otro editor de fotografía, trabaja en Olé; Sergio Ucedo, el ilustrador, lo hace también en el diario Perfil; o Delfina Laballos, la diseñadora de la revista, diseña revistas culturales.

Desde este blog nos hemos puesto en contacto con Federico Bassahún para conocer las claves de Don Julio, un proyecto periodístico que se sustenta enteramente en las ventas ante la falta por ahora de financiación por publicidad ("Conforme se venda, seguirá saliendo. Es una suerte de naufragio permanente, una sensación de zozobra constante") y que apuesta decididamente por el producto impreso (inicialmente vendieron el PDF pero la idea no funcionó y levantaron la web), si bien están analizando la posibilidad de hacer la aplicación para dispositivos móviles en breve con el fin de llegar a más lectores potenciales y seguir creciendo.

- Toman el nombre del capo del fútbol argentino desde 1979 para 'fagocitarlo' y lo señalan como el símbolo del miedo a cambiar. ¿Falta atrevimiento en su país para dotar al fútbol y al periodismo de otra estética?
- No me animo a decir si falta atrevimiento o no. Sí que el periodismo que se practica es acartonado, conformista, hasta fordista diría (todos hacemos lo mismo, cual autómatas: producción en serie de noticias). Lo atribuyo, sin embargo, menos a los periodistas que a los empresarios periodísticos. Me pongo marxista, o por lo menos estructuralista: son las condiciones de producción las que (nos) condicionan. Los medios grandes en la Argentina tienen –por decisión empresarial– cada día menos periodistas en sus redacciones, las condiciones laborales son –y soy generoso– precarias, no hay incentivos periodísticos (los partidos, en algunas redacciones, se cubren por televisión y no desde la cancha), el periodismo en los medios grandes degeneró en un trabajo de oficina, cuasiadministrativo. Da, para los empresarios periodísticos, todo lo mismo. Lo digo al revés: hay periodistas con talento, con ganas, capacitados, profesionales, que no encuentran en los medios grandes (que son los que pueden pagar salarios decentes) las condiciones para desenvolverse. El escritor Jorge Asís escribió en una novela llamada El diario de la Argentina (que era una caricaturización de Clarín) que un periodista entusiasta que entraba al diario quedaba al segundo atrapado en una suerte de telaraña que lo inmovilizaba. Creo que la metáfora es extrapolable a todos los medios grandes.
    
- Luego para huir de ese periodismo que les hartó, "conformista y enlatado", ¿por dónde debería empezar a cambiar el periodismo deportivo para lograr esa mejora que ustedes propugnan? 
- A ver: nosotros somos apenas una modestísima propuesta, una voz inaudible (no podría ser de otra forma: vendemos menos de mil revistas por número) que quiere participar de un debate periodístico que discuta el cómo (y también el para qué) hacemos lo que hacemos. Pero no somos (ni, menos que menos, nos proponemos ser) una suerte de vanguardia iluminada. No venimos a recetar la cura para ese periodismo que nos hartó. Nos conformamos –que también nosotros somos conformistas– con hacer una revista como la que hacemos, que nos devolvió las ganas de hacer periodismo, que nos hizo recordar para qué nos habíamos hecho periodistas 10 años atrás.
Federico Bassahún.


"No creo que lo que llamamos periodismo deportivo en papel pueda sobrevivir si no se repiensa"







- En ocasiones el periodismo deportivo adolece de monotonía, tanto temática como de enfoques. Fernández Moores señala como uno de los males de la profesión la absoluta dependencia de los medios respecto a sus fuentes, lo que impide que se atrevan a investigar y denunciar. No sé si se queda corto incluso.
- Coincido con vos y con Fernández Moores. El amiguismo convierte al periodista en un propagandista, en un lobista que intercambia información (la ridiculez de las primicias) por protección. El periodista (me niego a llamarlo deportivo: se es periodista o no se es) ya no está al servicio del lector/televidente/oyente, sino al servicio del protagonista (del futbolista). Pero la monotonía también responde, creo, a esa telaraña de la que acabo de hablar. Todos preguntamos lo mismo. Ejemplo: en la previa del Mundial, en las entrevistas a Alejandro Sabella, había sólo tres temáticas: Messi (su adjetivación), la endeblez defensiva del equipo y la ausencia de Tevez. Puede que haya un código (no necesariamente) implícito entre el entrevistador y el entrevistado para que, como metaforizamos en la Argentina, el entrevistador le tire centros al entrevistado para que los cabecee. Me preocupa menos eso que el conformismo de ese periodista que tiene enfrente a un personaje muy apetecible periodísticamente y que se conforma con una entrevista aburrida, monótona, desabrida. También ahí deberíamos ahondar en la formación periodística, en cómo nos formamos los periodistas. Y esa formación, las más de las veces, deja muchísimo que desear.  

- En su primer número ustedes se presentan como "un medio gráfico para un lector raro, el que tiene ganas de leer". ¿Escasean acaso las buenas historias en el periodismo deportivo impreso actual?
- Ignacio Ramonet escribió hace ya 20 años un artículo en el que explicaba por qué Le Monde iba a insistir con textos largos, a contracorriente de la tendencia a reducirlos, si no a descuartizarlos, y a agrandar las fotografías, a intentar (que de eso se trataba) que la estética de los diarios se asemejara a la de la televisión. Los medios gráficos, hoy, no están escritos para quienes quieren leer. La frase que citamos es de Martín Caparrós y creemos que resume nuestra intención: escribir para quienes quieran disfrutar con una buena historia. Estimular, en definitiva, el placer de y por la lectura. Creo que en la Argentina escasean las buenas historias, pero las hay. Hay refugios todavía. Por suerte.    

- A Don Julio acá se le ha llegado a denominar el "Panenka argentino". ¿Qué le parece la comparación? También es en su caso 'el fútbol que se lee'.
- Exagerada. La comparación es exagerada: Panenka es la nave insignia, nosotros somos apenas seis entusiastas que hacemos malabares con dos naranjas en una calle a oscuras. Pero desde ya que nos enorgullece la comparación.

- Su revista entronca con esa tradición del periodismo narrativo argentino de corrección idiomática y estilo muy cuidado que históricamente ha enarbolado El Gráfico. ¿Hasta qué punto puede considerarse Don Julio un heredero de esta revista casi centenaria?
- Soy sincero: no me lo planteé y me cuesta pensarlo así, que seamos (o podamos ser) herederos de esa tradición. Sí puedo decir que apostamos al periodismo narrativo, que abrevamos en las fuentes del Nuevo Periodismo. Nos puede salir bien o mal (más mal que bien, incluso), pero es lo que intentamos, con nuestras deficiencias –ya presupuestarias, ya profesionales–. Apelamos a las herramientas de la literatura para contar las historias que contamos. Es cierto: cuidamos la escritura. Pero además volvemos a las fuentes: no aceptamos voces en off the record, hacemos trabajo de campo, consultamos fuentes, reunimos testimonios, nos tomamos nuestro tiempo para escribir las historias, para trabajarlas. Para decirlo mal y pronto: Google es nuestro punto de partida, no nuestra fuente.

- Entretanto revistas de papel apuestan por el largo formato y la lectura reposada, en las webs se percibe una tendencia generalizada hacia el acortamiento generalizado de los textos y la progresiva incorporación de elementos visuales a la hora de contar historias y mostrar resultados. Los géneros se están reformulando para adaptarse al consumo móvil y rápido de noticias. Hay otros tipos de 'salas de lectura'. En un contexto donde cada vez se leen más noticias por dispositivos móviles, ¿qué sitio ha de quedar para el periodismo deportivo en papel? ¿Qué nicho está llamado a ocupar Don Julio en Argentina en los próximos años?
- La verdad, es una pregunta para la que no tengo respuesta. No creo, sin embargo, que lo que llamamos periodismo deportivo en papel pueda sobrevivir si no se repiensa. Por poner apenas un ejemplo: ¿vamos a seguir escribiendo crónicas de un partido que se jugó la tarde anterior y que el lector ya vio 28.354 veces (vio el partido, el resumen, las conferencias de prensa, leyó ya las repercusiones por Twitter…)? Por lo demás, no sé qué nicho está llamado a ocupar Don Julio. Tal vez ninguno. Y tal vez no importe: tal vez “the journey is the reward”. 


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