La crónica, en especial la deportiva, es un género en el que cabe casi de todo y que escapa con facilidad a las clasificaciones tradicionales que suelen incluir los manuales de periodismo. Se trata de un género híbrido que, como fruto de su particular proceso de evolución dentro de un área especializada, se ha desarrollado con un estilo libre admitiendo muchas variaciones, con contenidos que a veces trascienden lo puramente deportivo, y desembocando en las diferentes modalidades de crónicas que conocemos en la actualidad: las hay más o menos analíticas, opinativas, narrativas (de extensión muy cambiante), cronológicamente inversas e incluso subcategorías como contracrónicas o notas de color. 
Uno de los autores que mejor ejemplifica ese tipo de crónica libre que "fluctúa entre el 
relato noticioso y el juicio del cronista para llegar a la 
interpretación" y que suele tomar el deporte como excusa para hablar de cualquier temática es Enric González, concretamente en sus Historias del Calcio, serie de 125 crónicas que publicó en el suplemento deportivo de El País cada lunes
durante cuatro temporadas (2003-2007) durante su etapa como corresponsal de
este diario en Italia.  
Así lo
destaca el periodista Roberto Díez Yagüe como una de las principales conclusiones de su tesis doctoral titulada La crónica como género
interpretativo de Enric González. Análisis de las Historias del Calcio, relevante trabajo que defendió en mayo de 2014 en la Universidad Complutense de Madrid y que se
suma a la cada vez más extensa lista de investigaciones sobre periodismo deportivo desarrolladas en los últimos
años en el ámbito universitario español.
Partiendo de un documentado análisis de los antecedentes de la crónica, primero 
como género literario y luego en su evolución dentro de los medios de 
comunicación ("se plantea como un istmo que une los continentes de la literatura y
 el periodismo"), Díez Yagüe pone de manifiesto las múltiples 
posibilidades que ofrece este género que se mueve entre la información y
 la opinión, que se constituye como un espacio donde surgen 
nuevas formas de plantear el relato y donde emerge una multiplicidad de 
enfoques posibles para dar personalidad y diferenciación a la crónica de
 lo acontecido.
Sin 
pretender ponerle puertas al amplio campo de los géneros porque, como 
señala el propio González, "resulta imposible", el autor de esta tesis 
señala las Historias del Calcio como un claro exponente del 
periodismo interpretativo donde la crónica admite cierto nivel de 
comentario al estar guiada por el punto de vista del redactor, pero 
partiendo siempre de una necesaria percha de actualidad y de unos datos 
que luego se van diluyendo en favor de la recreación y los detalles.
Se
 trata de un tipo de crónica singular porque González no las escribe en 
calidad de especialista en fútbol internacional sino como corresponsal 
en la zona. No obstante, esto también es especialización, delimitada dentro 
de su labor genérica como corresponsal, por el conocimiento amplio que 
ha de tener sobre la historia, la religión, la política y la forma de 
vida de Italia. Todas estas referencias sociales y culturales salpican 
los textos y sirven precisamente para contextualizar el relato y 
posibilitar que lector comprenda mejor lo que el fútbol significa de 
verdad en ese país.
Tal
 como señala Díez Yagüe, el cronista en este caso combina imágenes y 
expresiones propias del lenguaje balompédico, pero al mismo tiempo 
maneja "referencias propias de un corresponsal en un intento por 
aclarar aspectos extraños para el público receptor que, leyendo un texto
 sobre fútbol, puede captar otro tipo de características italianas". 
A juicio del autor, las crónicas interpretativas como las analizadas en esta tesis "confirman
 la nueva interrelación entre el periodista, el texto y el lector, en la
 que la subjetividad del emisor se reconoce desde el inicio". La 
crónica tiene un sello personal no solo porque va firmada, sino también 
porque "su autor selecciona, comenta, amplía, relaciona u ordena los 
hechos a su manera mediante un estilo literario que, sin embargo, no 
deja de ser periodístico".
Como
 afirma Díez Yagüe, los diarios apuestan por este giro interpretativo de
 las crónicas al tener que dar un paso más en la explicación de la 
realidad. No basta solo con informar de hechos que ya son conocidos 
desde hace muchas horas a través de otros canales, incluidos los del 
propio medio en cuestión (web, redes sociales o plataformas de 
contenidos exclusivos): "la noticia pura como tal se difunde en la 
web, mientras que el contenido como plusvalía, que aporta algo más a la 
simple transmisión de datos, se reserva para la edición de pago, bien en
 papel, bien en formato electrónico".
La combinación de estos fenómenos hace que la crónica, junto con el reportaje, se convierta en "el género del futuro del periodismo". La crónica 
aporta, en palabras de González, una "lectura amena", con un análisis lo
 suficientemente complejo y detallado como para obligar al lector a 
esforzarse y desarrollar un punto de vista determinado. 
 
 
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