viernes, 22 de octubre de 2010

Decálogo de normas del diario Público, germen de un libro de estilo

Un libro de estilo no es ni mucho menos un documento que se geste con prontitud, ya que, para su completa elaboración, requiere de las aportaciones de una parte importante y representativa de los profesionales del medio que lo va a utilizar. De esta forma, una obra que parte del consenso tiene más posibilidades de ser asumida y aplicada en la práctica diaria.

Tradicionalmente, tal como aconteció en las primeras décadas del siglo XX en el seno de las grandes agencias informativas de Estados Unidos, los manuales de este tipo, ya sean venales ya sean de circulación interna, tienen su origen en hojas con pautas y recomendaciones que se reparten periódicamente entre los redactores y van tomando cuerpo tras sucesivas actualizaciones hasta conformar un texto amplio y complejo.

Actualmente, en España casi todos los diarios generalistas cuentan con libros de estilo, la mayoría de los cuales se han distribuido y comercializado en librerías después de muchos años de trabajos preliminares. Entre los pocos medios escritos que todavía no se han dotado de una herramienta similar, se encuentra el diario madrileño Público, última cabecera en salir al mercado, concretamente en septiembre de 2007 (en la imagen, la portada del primer número).

No obstante, Público sí dispone ya de lo que puede llegar a ser el germen de su futuro libro de estilo. Se trata de un decálogo básico que fue elaborado por su primer director, Ignacio Escolar, el cual sirve de guía de redacción y puede considerarse como una verdadera hoja de estilo. En este decálogo, que recoge principios fundamentales en que han de basarse la redacción, la titulación y la composición de las páginas, se aboga por la claridad, la síntesis, el ingenio y el atractivo en la exposición de los textos y en el uso de las imágenes.

Por su interés, reproducimos aquí esos diez principios, que, a día de hoy, siguen teniendo vigencia entre los profesionales de este periódico:


1.- Una idea por frase. Respeta el orden lógico de la oración: sujeto, verbo, complementos.
2.- Huye de las subordinadas. Especialmente de las subordinadas dentro de subordinadas, de las muñecas rusas.
3.- El titular es atractivo, el subtítulo es informativo, el primer párrafo es adictivo. Cuando escribimos textos largos hay que intentar que el lector los acabe. Para ello, hay que reportajearlos: que el arranque enganche, que la narración mantenga picos de intensidad a lo largo de la narración, que el final sea redondo y deje al lector un buen sabor de boca. Si no, ¿quién te va a leer el segundo párrafo?
4.- Piensa en los elementos que tienes antes de ponerte a escribir. No todos los despieces son iguales, no todos los apoyos valen para todas las informaciones. Dedica unos minutos, antes de escribir, para ordenar los ingredientes. Piensa en puesta en página.
5.- Acuérdate de la foto. Sin imagen, en Público no hay noticia.
6.- No des nada por sabido. Escribimos para los que no lo saben, no para nuestras fuentes. Nadie, ni siquiera tu madre, te lee todos los días: no hay que dar cosas por supuesto.
7.- Relee el texto. Intercambia tiempo de revisión con tus compañeros, que otra persona lea la información antes de que pase a mesa.
8.- Pasa el corrector. No es perfecto, no pilla todos los fallos. Pero sí evita muchos errores tontos a cambio de muy poco tiempo.
9.- Piensa en Internet. No sólo somos un diario de papel.
10.- Piensa en portadas. Nuestra primera página, tan impactante, nos obliga cada día a sorprender al lector. Todos los redactores, todas las secciones y no sólo Política, tienen que luchar por ese espacio. Si tienes un titular para la portada, tienes una noticia.

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