Twitter ha emergido en los últimos años como una potente correa de transmisión de noticias u otro tipo de mensajes por su instantaneidad y por su capacidad para favorecer la interacción directa y próxima entre emisores y sus destinatarios, que han pasado a convertirse también en fuentes y en distribuidores de contenidos. La red de microblogging cobra cada vez más relevancia como herramienta que amplifica y mejora las posibilidades del ejercicio del periodismo para anticipar primicias y hacer llegar informaciones a un número ingente de usuarios en tiempo récord, algo que hace poco era impensable.
En este contexto los periodistas deportivos se constituyen como personas muy influyentes debido a la gran repercusión social que tiene el deporte y todo lo que lo envuelve, y se erigen en muchos casos como auténticos prescriptores de opinión e información cuyos mensajes en Twitter se someten a un permanente escrutinio por parte de un elevado número de seguidores entre los que se generan conversaciones multidireccionales.
Dada la carencia de un bibliografía científica consistente que muestre claves para entender de qué forma las redes sociales están modificando los hábitos de comunicación en un ámbito informativo de tanto impacto como el deportivo, representa una valiosísima aportación la tesis doctoral El periodismo deportivo en Twitter: análisis del uso de la herramienta por parte de los profesionales de la información, defendida por Gonzalo Lastra hace unos días en la Universidad Europea de Madrid. Esta investigación, dirigida por la catedrática María Elena Gómez y el profesor David Lavilla, se suma a la reducida lista de tesis doctorales sobre periodismo y comunicación deportiva realizadas en el ámbito universitario español en los últimos años.
Esta investigación es novedosa y de gran interés porque arroja luz sobre el aprovechamiento que hacen los periodistas deportivos de esta herramienta digital, aún reciente, tanto para la mejora de su trabajo profesional a partir de la celeridad y del acceso a múltiples informaciones de primera mano que permite Twitter, como para la propia proyección de su marca periodística personal ante miles de followers en el nuevo entorno comunicativo global.
Se trata de un estudio ambicioso que toma como muestra más de 36.000 tuits emitidos durante un año deportivo completo (desde el 1 de julio de 2011 hasta el 30 de junio de 2012) por parte de los diez profesionales deportivos en medios españoles con un mayor número de seguidores en esta plataforma y, por consiguiente, con una mayor potencialidad para viralizar sus informaciones. Estos son, por orden de popularidad: Julio Maldonado, Guillem Balagué, Michael Robinson, Juanma Castaño, Manu Carreño, Susana Guasch, Nico Abad, Carlos Martínez, Antonio Lobato y Antoni Daimiel.
Si bien la muestra elegida comporta un triple sesgo (la mayor parte de los periodistas escogidos hacen información sobre fútbol, lo que reduce en exceso el universo polideportivo para determinar qué modalidades tienen mayor acogida entre usuarios además del deporte rey; se trata de profesionales fundamentalmente del ámbito televisivo, lo que limita la posibilidad de extraer variables comparativas de comportamiento según tipologías de medio; y solo hay una mujer), parte de un criterio objetivo para acotar un vasto corpus que de otra forma sería difícilmente abarcable.
Gonzalo Lastra efectúa un análisis pormenorizado, tanto desde un punto cuantitativo como cualitativo, del uso que hacen de Twitter estas celebridades del periodismo deportivo español a partir de una clasificación de las tipologías posibles de mensajes en esta red: tuits, replies, enlaces a Twitter, enlaces a contenidos externos, mensajes promocionales, retuits, retuits manuales y mensajes mixtos. Según los resultados globales de esta tesis, los periodistas deportivos, si bien en diferentes grados, interactúan bastante o mucho con sus seguidores (el reply es la modalidad de mensaje más utilizada con más de un 45% del total), y son proclives a la autopromoción y al autobombo ("los periodistas se anuncian a través de Twitter") y a retuitearse entre ellos.
Una de las conclusiones más destacables de este estudio es que Twitter ha ayudado a estos profesionales, que ya eran marcas personales importantes antes de llegar a esta red, a maximizar su branding, a incrementar su notoriedad social. Tal como señala el autor: "gracias a esta plataforma, la audiencia potencial de los informadores crece exponencialmente y, por eso, un buen uso de la misma puede reportar interesantes beneficios en cuanto al desarrollo de la marca personal. El comunicador siempre va a tener la pretensión de que los contenidos que genera sean consumidos, y gracias a este medio esto será más sencillo".
Por otra parte, la investigación también pone de manifiesto prácticas poco afortunadas por parte de periodistas analizados, tales como la excesiva predilección de algunos por los mensajes de carácter personal ("estos informadores son seguidos masivamente por su condición de profesionales de calidad, sin embargo, su vida al margen de los medios es bastante menos sustancial", señala Lastra) o la "preocupante" abundancia de errores ortográficos ("existen casos de profesionales que reconocen en algún tuit que ellos no ponen tildes en Twitter, lo que supone un error gravísimo ya que denota una dejadez inaceptable").
Los resultados de la investigación corroboran las hipótesis de punto de partida planteadas, como que Twitter hace desaparecer barreras antes infranqueables y deportistas, periodistas y aficionados interactúan entre ellos libremente en esta red; que Twitter es un foto de noticias, "un nido de links" que hacen posible que los usuarios estén informados con las noticias más importantes del día en todo el mundo; o que gracias a algunas de las funciones de 'la red del pajarito' existen ciertos paralelismos con los foros y blogs.
Además, el autor incide en que Twitter se comporta más como una red de información que como una red social, lo que explica que los periodistas la prefiramos a Facebook. En este sentido, afirma que "el buen uso de Twitter como fuente de información puede resultar de gran utilidad al periodista para poder encontrar material noticiable directamente desde el protagonista (el deportista en este caso) y sin mediación (de los clubes, por ejemplo)" y que "los periodistas utilizan las redes sociales como un lugar donde difundir una batería de noticias para atraer lectores, oyentes o espectadores a sus programas".
A este respecto, Lastra concluye que "con Twitter ha llegado un nuevo concepto de periodismo", que explica así: "Ahora el comunicador capta la atención con un titular eminentemente informativo; posteriormente desarrolla profundamente la idea en un artículo, entrada de blog, pieza de radio o reportaje de televisión y, para terminar, cuelga un enlace en su cuenta de la red social para que sus seguidores puedan leer, ver o escuchar directamente ese contenido. En la plataforma, el profesional puede informar (con brevedad) y promocionar su trabajo de forma ágil y dinámica y con una garantía de éxito bastante alta en lo que se refiere a hacer llegar su labor a muchas personas".
Efectivamente, Twitter, pese a tratarse de una herramienta en permanente evolución y sobre la que queda aún mucho por descubrir y aprovechar, está contribuyendo a que cambie la forma de hacer reporterismo y a la conformación de un nuevo concepto de periodismo, que, si bien no es algo motivado en exclusiva por Twitter, viene potenciado y acelerado por la presencia masiva de los profesionales de la información en esta red antes que en otras.
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