jueves, 7 de mayo de 2015

El lenguaje periodístico del deporte también crece desde dentro: intercambio léxico entre modalidades

Los periodistas deportivos demuestran cada día una inagotable capacidad para ensanchar el idioma. El lenguaje periodístico ligado al mundo del deporte se ha desarrollado en los últimos años no solo importando vocablos extranjeros más o menos necesarios sino también creando usos lingüísticos y aportando nuevas palabras y acepciones, muchas de las cuales han acabado incorporándose a la lengua común y, pese a ello, en menor medida a los diccionarios.

Pero también el lenguaje de este periodismo ha crecido desde dentro a partir de los préstamos léxicos que se producen entre las distintas disciplinas. De hecho, una de sus principales fuentes de neologismos (de forma, de sentido o de construcción) es el propio deporte, ya que entre las diferentes modalidades existen conexiones inevitables que desembocan en trasposiciones de campos léxicos.

La convivencia en una misma sección –o redacción, en el caso de la prensa dedicada solo a la información deportiva– de diferentes temáticas (disciplinas) favorece que los redactores utilicen para enriquecer sus crónicas palabras de procedencia polideportiva. Los deportes constituyen entre sí terrenos contiguos y, por tanto, se convierten en fuentes continuas de referencias para el periodista que hace este tipo de informaciones. El intercambio léxico resultante, de carácter recíproco en muchos casos, ha tenido como consecuencia la formación de una terminología común para muchos deportes, especialmente los del ámbito profesional. 

Por ejemplo, vemos cómo average es la forma más utilizada por el periodismo deportivo para referirse al diferencial o coeficiente de tantos o puntos de un equipo acumulado a lo largo de un campeonato; el vocablo crack (castellanizable como crac, según la Academia) suele emplearse en cualquier modalidad antes que estrella, figura o astro; stage se ha extendido como la forma más habitual para designar una concentración de un equipo; y en todo tipo de torneos se disputan más playoffs que eliminatorias y se baten más récords que marcas o registros.

Además, en muchas ocasiones estas trasposiciones inevitables en el periodismo deportivo traen consigo la creación de nuevos significados de palabras y construcciones consolidadas que se apartan del sentido del término original del que proceden tras haberse utilizado en el contexto de una modalidad diferente.

Así, ha ocurrido con la expresión inglesa hat-trick (mejor con guion), que llegó procedente del críquet y se instaló en el fútbol para referirse a la consecución de tres goles seguidos por parte de un mismo jugador en un partido, ha pasado, primero, a ser sinónimo de la realización de tres tantos aunque el futbolista no los haya marcado de manera consecutiva; y, en algunos casos, a emplearse simplemente como equivalencia de tres goles (logrados de una manera parecida o por un mismo equipo) en un mismo partido. Después, comenzó a emplearse en otras modalidades, como las carreras de caballos o deportes de motor. Así en Fórmula Uno el hat-trick se produce cuando un mismo piloto en un mismo fin de semana (y de forma consecutiva) consigue la pole position (primera posición en la parrilla de salida tras los entrenamientos), la vuelta rápida al circuito y la victoria en el Gran Premio.

Préstamos consolidados y efímeros

Podemos distinguir dos tipos de préstamos léxicos en las páginas deportivas: los consolidados y los de carácter ocasional o efímero. Por un lado, se encuentran las palabras y expresiones que se han instalado en la jerga de cada deporte tras haberse importado desde hace años desde otras disciplinas; y, por otra parte, se encuentran aquellas otras que han comenzado a utilizarse metafóricamente para describir situaciones concretas en las crónicas originando nuevos usos que, con el paso del tiempo, pueden culminar en nuevas acepciones y formar parte del argot de una nueva modalidad.

Entre los intercambios ya consolidados, encontramos términos como timonel, voz proveniente del remo, que se emplea de forma asidua como equivalente de conductor o cerebro de un equipo; asistencia, que, procedente del baloncesto, se utiliza en otros deportes de equipo como pase que precede a un tanto, punto, gol o canasta; melé, que se ha trasladado del rugby (jugada en la que varios jugadores de ambos equipos se colocan formando dos grupos compactos que se empujan mutuamente para apoderarse del balón que se lanza entre ellos) a otras disciplinas como sinónimo de barullo, jugada confusa o aglomeración de jugadores; o match-ball, que del tenis (pelota de partido, si bien la expresión más empleada ahí es match-point) ha pasado a usarse cada vez que un deportista o equipo de cualquier deporte afronta un partido o competición decisiva para la consecución de un título.

Con idéntico procedimiento, el periodismo deportivo se ha encargado de acuñar expresiones, surgidas en un momento de la historia a raíz de un acontecimiento deportivo puntual para referirse a determinados equipos o grupos de deportistas y, al cabo de los años, las ha transferido y adaptado con éxito a otras disciplinas. 

Tal es el caso, por ejemplo, de Dream Team, que pasó de denominar a la considerada como mejor selección de baloncesto de la historia (la de Estados Unidos en Barcelona 92) a dar nombre a todo combinado NBA que participe en Mundiales y Juegos Olímpicos, y, más tarde, al fútbol (para poner nombre al Barcelona de Cruyff) y al resto de deportes (el ‘Dream Team’ español de waterpolo femenino), donde ya se utiliza como sinónimo de equipo de estrellas o gran equipo. Algo similar ocurre con La Armada, sobrenombre con que se agrupa a la participación de tenistas españoles en un torneo importante de los circuitos profesionales ATP y WTA, también ha trascendido de su hábitat natural para emplearse en otros deportes cada vez que se confronta lo patrio con lo extranjero. 

Otras voces que con el paso del tiempo han dejado de usarse exclusivamente en el contexto futbolístico del que proceden son maracanazo (que significa derrota contra pronóstico del equipo local en la final de un gran campeonato que causa una enorme decepción entre sus aficionados) y galáctico, adjetivo acuñado para calificar a cada uno de los jugadores estrella que fichó  Florentino Pérez en su primer mandato como presidente del Real Madrid, entre 2000 y 2006, y que actualmente se utiliza para identificar a los mejores del momento en cada modalidad deportiva (Al noruego Magnus Carlsen, campeón del mundo, se le ha llegado de denominar "el galáctico del ajedrez") y que incluso ha dado el salto, como otras palabras deportivas españolas, al inglés

Junto con los préstamos más consolidados, las trasposiciones léxicas más originales y sorprendentes a menudo están motivadas por el empleo de formas de lenguaje figurado en los titulares de las crónicas, los cuales toman como base modelos pertenecientes a otros deportes sobre los que versa la información. Así, por ejemplo, aparecen expresiones como tiro al poste para querer decir en una competición no futbolística que se logró un cuarto puesto y, por tanto, estuvo a punto de lograr una medalla; embocar un gol (sinónimo de marcar, procedente del golf); o alley oop en fútbol, tal como señaló recientemente el periodista Martí Perarnau para visualizar una jugada de Leo Messi, que define así:

"Situado en la banda derecha, Messi agarra el balón, avanza unos metros hacia el interior, donde hay uno, dos o tres contrarios esperándole, y en ese instante Luis Suárez efectúa el movimiento opuesto: desde el centro del área corre hacia Messi, llevándose consigo a uno o dos defensas rivales. Este efecto provoca un “aclarado” en la banda opuesta, por donde aparece Neymar o bien Jordi Alaba o quizás Iniesta. No hay dudas: Messi golpea suavemente el balón, con un efecto de “backspin”, para depositarlo en el pie del compañero que aparece por el pasillo vacío. La defensa rival está totalmente enfocada hacia Messi cuando el balón es depositado a sus espaldas. Basta un remate preciso o un toque hacia atrás para otro compañero y el gol resulta inevitable". 

Fútbol, principal prestamista y prestatario

En cualquier caso, tanto los préstamos más comúnmente extendidos como los más sorprendentes e inestables tienen en común que aparecen con mayor frecuencia entre las modalidades deportivas más seguidas y demandadas socialmente y, por tanto, en aquellas que ocupan un mayor espacio en los medios de comunicación. En este sentido, el fútbol sobresale como el principal prestamista de vocablos, ya que los términos futbolísticos son los más universales y comprensibles para el gran público.

Al mismo tiempo, el deporte rey es el más destacado prestatario, al haber incorporado desde hace años las referencias más extendidas de modalidades con tanta tradición como el boxeo y el ciclismo. Así se habla de pegada o punch (contundencia), esparrin o sparring (rival flojo o débil), noquear (derrotar con claridad), K.O. (derrota), groggy o grogui (abatido, derrotado), estar contra las cuerdas (a merced del oponente), besar la lona (caer, perder) o peso pesado (jugador importante o líder dentro de una plantilla); o de jugadores gregarios (secundarios), de pájaras en el terreno de juego e incluso de la existencia de etapas y puertos de montaña en el calendario liguero, como es el caso del Tourmalet, mítica cima pirenaica del Tour de Francia.

Igualmente, el lenguaje futbolístico toma prestadas muchas palabras y expresiones procedentes de disciplinas que se han popularizado en los últimos años, como el baloncesto, el tenis y, más recientemente, del motociclismo y el automovilismo. Así ocurre, por ejemplo, con rookie, voz que significa novato o debutante en una competición y que se implantó con éxito hace algunas décadas en el lenguaje periodístico deportivo a partir de la eclosión experimentada por el baloncesto NBA en los medios de comunicación españoles; con la expresión ganar sobre la bocina (in extremis, en el último minuto o tramo final del partido); o, más recientemente, con pole (primera posición que ocupa un piloto en la parrilla de salida de un Gran Premio tras las rondas de clasificación) y boxes (término que en los deportes de motor sirve para designar a la zona del circuito donde se presta asistencia mecánica a los vehículos participantes en una carrera). De esta forma, hay equipos que pasan por boxes cuando no juegan bien o tienen lesionados y otros que están en la pole cuando van primeros en la clasificación y, por tanto, son favoritos para hacerse con el campeonato.

Al margen del fútbol, los traslados léxicos son también frecuentes entre el resto de disciplinas. De manera especial, estos cruces de carácter recíproco se dan entre aquellos deportes que ocupan el escalafón inmediatamente inferior al fútbol en el ranking informativo. Así, podemos leer que hay pilotos que sacan los codos (literalmente no es posible, pero es una metáfora tomada del baloncesto), hay entrenadores que pasan el corte (del golf, para decir que siguen en su puesto de trabajo tras un momento de dudas o rumores sobre su destitución) o hay ciclistas que se tiran el guante (se atacan, boxeo). 

La riqueza y enormidad del universo deportivo, con unas 400 especialidades reconocidas en todo el mundo, constituye así un recurso habitual para que el periodismo deportivo siga ampliando su terminología y enriquezca sus textos con hallazgos que cautivan y sorprenden.

1 comentario:

  1. Pero si la mayoría de los peridodistas deportivos apenas saben hablar, estáis completamente fuera de la realidad, atontaos.

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