El papel del periodista consiste en seleccionar y buscar la información, en interpretarla y verificarla antes de la redacción. Sin embargo, ocurre a menudo que, debido al cúmulo de trabajo o la falta de tiempo, se pulse un número reducido de fuentes por información publicada.
Cuanto mayor sea la cantidad, la calidad y la diversidad de las fuentes que se utilicen, mayor será la posibilidad de contar de forma creíble lo que más les interesa a los lectores y, por tanto, mayor será el estatus profesional del periodista y el prestigio del medio de comunicación. Cuantas más fuentes, más puntos de vista, más precisión en la información y más cerca está el ciudadano de la verdad.
En los últimos años internet se ha convertido en la gran fuente de conocimiento actual, al ser de fácil acceso y barata. No obstante, su uso como fuente periodística exige ciertas reservas, porque las informaciones que por ella circulan pueden ser proporcionados por cualquier ciudadano amparado incluso en el anonimato, proliferan libremente, se superponen y se distribuyen sin el control ni el contraste de fuentes necesario para garantizar el cumplimiento del derecho público a recibir una información veraz.
Todo esto hace que esta información sea menos fiable, incluso que a veces no sirva, y exige un mayor control de validación y verificación por parte de los periodistas.
Sobre esta cuestión tan actual ya reflexionaron los profesores norteamericanos Bill Kovach (presidente de The Committee of Concerned Journalists) y Tom Rosenstiel (director de The Project for Excellence in Journalism) en su obra Los elementos del periodismo (Madrid,2003, Ediciones El País).
Ambos advierten de los peligros de la red como fuente y de su incidencia negativa en el comportamiento del periodismo actual:
“A medida que los periodistas pasan más y más tiempo tratando de sintetizar la cada vez mayor afluencia de datos que facilitan los nuevos portales de información, existe el riesgo de que lleguen a desempeñar un papel más pasivo, de que lleguen a ser más receptores que recopiladores”.
Y añaden:
“Es posible que mejorar la disciplina de la verificación sea el paso más importante que los periodistas puedan dar para mejorar la calidad de la información y el debate público. A fin de cuentas, esa disciplina es lo que distingue al periodismo de otras actividades y crea un motivo económico que sigue existiendo. Una disciplina de verificación más consciente es el mejor antídoto para que el viejo periodismo de verificación no se deje atropellar por el nuevo periodismo de la aserción y proporcione a los ciudadanos una base para confiar en la actividad periodística”.
Cuanto mayor sea la cantidad, la calidad y la diversidad de las fuentes que se utilicen, mayor será la posibilidad de contar de forma creíble lo que más les interesa a los lectores y, por tanto, mayor será el estatus profesional del periodista y el prestigio del medio de comunicación. Cuantas más fuentes, más puntos de vista, más precisión en la información y más cerca está el ciudadano de la verdad.
En los últimos años internet se ha convertido en la gran fuente de conocimiento actual, al ser de fácil acceso y barata. No obstante, su uso como fuente periodística exige ciertas reservas, porque las informaciones que por ella circulan pueden ser proporcionados por cualquier ciudadano amparado incluso en el anonimato, proliferan libremente, se superponen y se distribuyen sin el control ni el contraste de fuentes necesario para garantizar el cumplimiento del derecho público a recibir una información veraz.
Todo esto hace que esta información sea menos fiable, incluso que a veces no sirva, y exige un mayor control de validación y verificación por parte de los periodistas.
Sobre esta cuestión tan actual ya reflexionaron los profesores norteamericanos Bill Kovach (presidente de The Committee of Concerned Journalists) y Tom Rosenstiel (director de The Project for Excellence in Journalism) en su obra Los elementos del periodismo (Madrid,2003, Ediciones El País).
Ambos advierten de los peligros de la red como fuente y de su incidencia negativa en el comportamiento del periodismo actual:
“A medida que los periodistas pasan más y más tiempo tratando de sintetizar la cada vez mayor afluencia de datos que facilitan los nuevos portales de información, existe el riesgo de que lleguen a desempeñar un papel más pasivo, de que lleguen a ser más receptores que recopiladores”.
Y añaden:
“Es posible que mejorar la disciplina de la verificación sea el paso más importante que los periodistas puedan dar para mejorar la calidad de la información y el debate público. A fin de cuentas, esa disciplina es lo que distingue al periodismo de otras actividades y crea un motivo económico que sigue existiendo. Una disciplina de verificación más consciente es el mejor antídoto para que el viejo periodismo de verificación no se deje atropellar por el nuevo periodismo de la aserción y proporcione a los ciudadanos una base para confiar en la actividad periodística”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario