Al periodismo, en su calidad de mediador entre el público y la información, se le acusa de seguir utilizando de forma sistemática un lenguaje sexista que no hace sino reforzar la transmisión de estereotipos y roles tradicionales, y de mostrar la realidad de un modo androcéntrico, esto es, desde un prisma en el que las mujeres son representadas de manera asimétrica frente a los hombres y donde raramente aparecen como protagonistas de las noticias.
Estas políticas informativas de corte conservador por parte de algunos medios que no acaban de estar a la altura de las transformaciones sociales experimentadas por las mujeres en los últimos años han situado a la profesión periodística en el punto de mira de la crítica feminista, que reivindica un tratamiento más ecuánime de las informaciones, de forma que estas recojan actitudes, pensamientos, valores, declaraciones y, en suma, formas de ver la vida que no se correspondan únicamente con los hombres que protagonizan la vida política, económica o deportiva.
Dentro del ámbito informativo, el periodismo deportivo está considerado como una de las manifestaciones que de forma más clara transmite estereotipos sexistas. Quizá esto sea así porque este periodismo versa sobre una actividad que históricamente ha sido dominada por el género masculino y cuestionada para las mujeres, y los marcos socioculturales tradicionales hacen que todavía se reflejen ciertas desigualdades en cuanto a la configuración de las identidades y las asignaciones de roles de uno y otro sexo en este tipo de periodismo.
Por todo ello, se hace necesaria la elaboración de manuales de estilo que incluyan recomendaciones para erradicar el sexismo, tanto en el uso del lenguaje como en los criterios de selección de noticias, en los contenidos de los medios deportivos. Con este objetivo formulamos tres sencillas propuestas:
1. Informar sobre deporte debe ser también una vía para fomentar la igualdad entre géneros, no solo evitando la difusión del sexismo lingüístico y gráfico en las informaciones, sino también dando cabida en ellas a la mujer deportista como protagonista. Los logros del deporte femenino también deben tener cabida en los contenidos de los medios de comunicación porque hay espacio suficiente para ello.
2. Si bien esta no debe ser una misión exclusiva del periodismo deportivo, este no puede desaprovechar la oportunidad de educar en igualdad a un público masivo sobre el que ejerce una gran influencia. Para ello, es necesario que esta parcela del periodismo incorpore los nuevos procedimientos lingüísticos dirigidos a evitar cualquier tipo de discriminación por razón de sexo y evite la transmisión de estereotipos sexistas en un discurso que a día de hoy sigue recurriendo principalmente a los valores considerados tradicionalmente masculinos como la heroicidad, la valentía o la virilidad.
3. Asimismo, resulta conveniente que los periodistas se abstengan de incluir en las noticias deportivas alusiones a atributos físicos, la manera de vestir o la vida familiar tanto de los hombres como de las mujeres deportistas, al tratarse de aspectos que no se corresponden con el fin que han de perseguir los medios cuya misión reside, básicamente, en cubrir el desarrollo de las competiciones e informar sobre resultados.
Estas políticas informativas de corte conservador por parte de algunos medios que no acaban de estar a la altura de las transformaciones sociales experimentadas por las mujeres en los últimos años han situado a la profesión periodística en el punto de mira de la crítica feminista, que reivindica un tratamiento más ecuánime de las informaciones, de forma que estas recojan actitudes, pensamientos, valores, declaraciones y, en suma, formas de ver la vida que no se correspondan únicamente con los hombres que protagonizan la vida política, económica o deportiva.
Dentro del ámbito informativo, el periodismo deportivo está considerado como una de las manifestaciones que de forma más clara transmite estereotipos sexistas. Quizá esto sea así porque este periodismo versa sobre una actividad que históricamente ha sido dominada por el género masculino y cuestionada para las mujeres, y los marcos socioculturales tradicionales hacen que todavía se reflejen ciertas desigualdades en cuanto a la configuración de las identidades y las asignaciones de roles de uno y otro sexo en este tipo de periodismo.
Por todo ello, se hace necesaria la elaboración de manuales de estilo que incluyan recomendaciones para erradicar el sexismo, tanto en el uso del lenguaje como en los criterios de selección de noticias, en los contenidos de los medios deportivos. Con este objetivo formulamos tres sencillas propuestas:
1. Informar sobre deporte debe ser también una vía para fomentar la igualdad entre géneros, no solo evitando la difusión del sexismo lingüístico y gráfico en las informaciones, sino también dando cabida en ellas a la mujer deportista como protagonista. Los logros del deporte femenino también deben tener cabida en los contenidos de los medios de comunicación porque hay espacio suficiente para ello.
2. Si bien esta no debe ser una misión exclusiva del periodismo deportivo, este no puede desaprovechar la oportunidad de educar en igualdad a un público masivo sobre el que ejerce una gran influencia. Para ello, es necesario que esta parcela del periodismo incorpore los nuevos procedimientos lingüísticos dirigidos a evitar cualquier tipo de discriminación por razón de sexo y evite la transmisión de estereotipos sexistas en un discurso que a día de hoy sigue recurriendo principalmente a los valores considerados tradicionalmente masculinos como la heroicidad, la valentía o la virilidad.
3. Asimismo, resulta conveniente que los periodistas se abstengan de incluir en las noticias deportivas alusiones a atributos físicos, la manera de vestir o la vida familiar tanto de los hombres como de las mujeres deportistas, al tratarse de aspectos que no se corresponden con el fin que han de perseguir los medios cuya misión reside, básicamente, en cubrir el desarrollo de las competiciones e informar sobre resultados.
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