martes, 27 de octubre de 2015

Gerardo Albarrán: "Todos terminamos inventando nuestras propias redes sociales. Cada quien tiene el internet que merece"

Gerardo Albarrán de Alba es periodista y amante del buen periodismo. Así lo ha demostrado a lo largo de su larga trayectoria profesional dentro y fuera de su México natal tras haber sido, entre otros muchos cargos, redactor jefe de El Financiero (1983-1987); coordinador de proyectos especiales, corresponsal para el suroeste de Estados Unidos, reportero y editor en la revista Proceso (1989-2010); y primer Defensor de la Audiencia de la radio privada en México, en Noticias MVS (2011-2013).

Miembro de los consejos directivos de la Organization of News Ombudsmen (ONO) y de la Organización Interamericana de Defensores de la Audiencia (OID), actualmente trabaja como Defensor de las Audiencias de Radio Educación y como corresponsal en Ciudad de México del diario argentino Página 12, además de seguir participando como conferenciante y profesor invitado en seminarios de posgrado, diplomados y congresos nacionales e internacionales de diversas universidades de Europa y América.

Pero sin por algo es popularmente conocido Albarrán de Alba es por ser el creador e impulsor del proyecto de divulgación Saladeprensa.org, "web para profesionales de la información iberoamericanos", que está cerca de cumplir veinte años y es todo un referente para docentes e investigadores en el mundo hispanohablante. Esta revista digital sobre Periodismo y Comunicación abarca 130 números publicados con artículos sobre temáticas como Periodismo de Investigación, Ética y Deontología, Derecho de la Información, Comunicación Social, Fuentes de Investigación, Política y Gobierno, Economía y Finanzas, Academia Fotoperiodismo o Medios en Línea.

Hemos tenido la oportunidad de conversar con Gerardo Albarrán, y conocerle personalmente en una visita reciente a Ciudad de México, para repasar junto a él la trayectoria de Sala de Prensa después de todo este tiempo y su continuación como proyecto a través de las diferentes redes sociales, especialmente en Twitter, con una cuenta que esta misma semana ha cumplido seis años de existencia.

- ¿Con qué objetivo y cómo nace Sala de Prensa?
- El objetivo es el mismo el que conserva ahora, que es el de compartir. Originalmente, surge como un trabajo colaborativo entre colegas de España, Argentina, Brasil, Colombia y yo aquí en México, que nos conocíamos a través de una lista de distribución que tiene que ver con periodismo y, de repente, decidimos juntar nuestras listas de favoritos para hacer una especie directorio y poco a poco se fueron incorporando algunos textos. Esta idea de llevar adelante el proyecto se rompe un poco tras surgir una desavenencia entre el grupo de profesores españoles, pero yo lo rescato un año después cuando estoy dando clases en la Universidad Iberoamericana como una manera de darles a los alumnos lo que ya teníamos ahí. Creé un sitio en internet al que, por defecto profesional, le di un formato como de periódico y lo colgué ahí y le di la dirección a los estudiantes para que empezaran a bajar los textos.

- ¿Y cómo pasó de ser algo interno, como parte de un proyecto docente, a convertirse en un sitio de referencia internacional?

- Pues ocurrió lo inesperado. Internet por entonces era una cosa nueva, yo ni sabía el alcance que tiene. De hecho, ni siquiera me imaginé que aquello cualquiera lo podía ver y entre esas personas que descubren el sitio se encuentra Enrique de Aguinaga, hoy catedrático emérito de Periodismo en la Universidad Complutense y en aquel momento responsable del Doctorado en Periodismo en esta institución académica, y me manda un texto. Y, de pronto, me empiezan a llegar textos de diferentes universidades latinoamericanas hasta el punto que, sin habérmelo propuesto, el sitio Saladeprensa se convierte en una revista.
Cobró relevancia básicamente por la calidad de los artículos que me enviaban y porque era nuevo, no había otros sitios similares en ese momento. Y por eso se convirtió en referencia.

- Actualmente Saladeprensa.org sigue existiendo como web, si bien se ha ido desarrollando a través de las diferentes redes sociales y de un repositorio virtual en Scribd donde figura toda esa vasta recopilación de textos periodísticos.
- El sitio mismo yo lo he abandonado, hace varios años que no lo toco. Existe como web pero ahora uso sobre todo redes sociales. Tengo en Scribd alrededor de 750 libros y artículos, fundamentalmente en español, luego en inglés y portugués y algo también en francés.

- Y a partir de esa primera etapa, tras la llegada de esas redes sociales ¿cómo se ha reorientado Saladeprensa?, ¿de qué forma sigue nutriéndose de contenidos el proyecto?
- A través de Facebook y, sobre todo, Twitter, donde trabajo con listas. Debo de seguir a pocas más de 500 personas, blogs e instituciones que fundamentalmente publican cuestiones de periodismo; un poco más general, comunicación; un poco más específico, marketing político o cosas así. Lo que suelo compartir son los temas que a mí me interesan, lo que estoy leyendo, que me llaman la atención y que, de pronto, considero que le puede ser útil a alguien más. Es una suerte de curaduría de mis propios intereses.

- ¿Qué método sigue a la hora de compartir esos contenidos una vez curados?

- Hoy día selecciono una veintena de textos diarios y los voy programando. Tres veces a la semana alguna infografía, un par de textos escritos por algún referente periodístico y/o literario (Hemingway, García Márquez, Tomás Eloy Martínez, etc.), y además todos los días un libro, un ensayo o un artículo académico...

- Entonces esa programación para publicar la hace mirando el contenido y teniendo en cuenta una especie de equilibrio entre temáticas y formatos que salen en su cuenta.

- De repente, me descubro a mí mismo tratando de construir un discurso con los textos que voy seleccionando. Si uno revisa con cuidado mi timeline puede encontrar que hay días en que predomina un tema, evidentemente también predomina una forma de ver el mundo, si bien creo que soy bastante plural y estoy abierto a formas de pensamiento que pueden estar en mis propias antípodas. Veo el mundo de una manera y mis principales referentes tienen que ver con ello.



"En Twitter selecciono una veintena de textos diarios y los voy programando. Tres veces a la semana una infografía, un par de textos escritos por algún referente periodístico o literario y todos los días un libro, un ensayo o un artículo académico (...) La firma de mi cuenta es abrir y cerrar el día con una frase o una cita de algún periodista, escritor o personaje histórico"


- Otra clave en Twitter es medir cuándo publicar un mismo artículo en más de una ocasión. ¿Cuál es su estrategia a este respecto?

- Lo he ido cambiando. Originalmente lo hacía dos veces al día, por la mañana y todo lo publicado hasta la hora de la comida lo repetía por la tarde. Lo he modificado varias veces y hoy día la mayor parte de mis tuits los publico una sola vez, de forma que lo que aparece por la mañana son temas muy distintos a los de la tarde-noche. Lo que publico en el día mexicano tiene que ver con lo que van a alcanzar a leer en España, y ya lo que sale por la tarde acá doy por sentado que ya están dormidos en Europa, por lo que el contenido es más latinoamericano, pero también más cultural y más político.
Actualmente solo repito diario los textos de mayor profundidad (libros, artículos) y en ocasiones alguna herramienta o lectura particularmente útil (como algún código deontológico). También hago una pequeña selección de tuits que repito en mi madrugada, que es la mañana de ustedes (entre cuatro y siete tuits). Al final de la semana, sábado y domingo, repito exclusivamente los tuits sobre los que más clics se hicieron, es decir, aquellos cuyos txtos fueron más leídos (no retuiteados ni compartidos, sino efectivamente leídos). La firma de mi cuenta es abrir y cerrar el día con una frase, una cita de algún periodista, un escritor, un personaje histórico.

- Y de ahí a otras redes sociales.
- Sí, claro, las redes sociales son más amplias que Twitter. Intento generar un diálogo más abierto desde otros espacios, así que todo el material que he curado en tuits lo aprovecho en mi página de Facebook y todos los enlaces relacionados específicamente con la ética periodística los comparto también en una comunidad que he creado en Google+. Otra forma de interacción, muy anterior a las redes sociales, es un grupo de distribución por correo electrónico, en el que la gente comparte directamente convocatorias a algunos eventos, call for papers y materiales académicos.

- Además, usted recomienda cuentas siguiendo la tradición tuitera de los viernes. Un clásico.
- Creo que soy de los últimos que mantienen la costumbre del Follow Friday, esa original forma de recomendar cuentas con el hashtag #FF. Yo no solo es que recomiende tuiteros, es mi forma de brindarles un reconocimientos a las cuentas de quienes construyen mi propio time line con sus aportes. Cada #FF es mi manera de decir “gracias”.

- ¿En qué medida cree que los periodistas han sabido aprovechar las posibilidades de Twitter como herramienta para comunicar? Da la sensación de que muchos o no han sabido encontrarle la utilidad o simplemente se están cansando de usarlo.
- Todos terminamos inventando nuestras propias redes sociales. Si bien puedes encontrar unas constantes, cada quien tiene el internet que merece. Yo no me aburro de Twitter por los feeds que tengo, a la que gente que yo sigo son los que me aportan, difícilmente me puedo aburrir de eso. Yo lo concibo como fuente de información y como un espacio de difusión, pero también sirve para hacer periodismo. Pero se trata de un periodismo distinto al que puedes hacer en otros medios.

- ¿En qué sentido es diferente?
- En la narrativa, sencillamente. Twitter te permite una suerte de coberturas en tiempo real, pero más que una cobertura tradicional es primero para gente que sabe de lo que estás hablando, que de alguna manera sigue o está interesada en el mismo evento que tú y a la cual le vas a dar pequeñas cápsulas de cien caracteres (máximo, si quieres que te retuiteen) y de impresiones personales de lo que están oyendo o viendo; son perlas de información, no se trata de una nota estructurada a la manera convencional.

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