jueves, 29 de agosto de 2019

Juan Mascardi: "Maradona fue un generador imparable de frases que han quedado en el inconsciente colectivo de los argentinos"

Juan Roberto Mascardi, premio Periodismo Rey de España 2018.

Hace unos días Fundéu Argentina habló de los argentinismos que más repercusión han tenido dentro y fuera del periodismo, en el idioma español dentro y fuera de la propia Argentina. Lo hizo su coordinador general, el periodista, profesor y escritor Juan Roberto Mascardi, en un espacio de radio de la ciudad de Rosario dirigido a audiencias más jóvenes, en el que realizó breves entrevistas a referentes del campo del periodismo y la lengua de distintos países de habla hispana. 

Mascardi es docente y director de las licenciaturas en Periodismo y Producción y Realización Audiovisual en la Universidad Abierta Interamericana y reputado cronista (fue Premio Iberoamericano de Periodismo Rey de España 2018 y es autor del libro 'Ni tan héroes, ni tan locos, ni tan solitarios - crónicas 2010-2015'). Ha trabajado en varios medios de comunicación de su país y de fuera de él, entre ellos en la revista mexicana Replicante y en la española Yorokobu, con las que colabora.
 
Hemos conversado con él sobre argentinismos en el lenguaje deportivo y, muy especialmente, del trabajo que realiza desde noviembre de 2017 al frente de Fundéu Argentina, una iniciativa de la Fundación Instituto Internacional de la Lengua Española en colaboración con la Fundación del Español Urgente que tiene como misión impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación del país suramericano.


- ¿Por qué esa iniciativa de hablar de argentinismos en Argentina? ¿Se trata acaso de ver qué influencia ha tenido en el conjunto del idioma las aportaciones de su país?
- Desde el programa Fundéu Argentina, en el cual me desempeño como coordinador, los argentinismos son nuestro valor añadido. Allí es donde sentimos a la lengua como un órgano y en movimiento constante. Muchas de nuestras recomendaciones son argentinismos, como, por ejemplo, recomendamos cuidacoches y limpiavidrios para referirse a la “persona que vigila automóviles aparcados en la vía pública a cambio de una propina” y a la “persona que por oficio limpia cristales”, respectivamente. Otra, en esa sintonía, fue la recomendación sobre arrobar, neologismo que -en el contexto de algunas redes sociales como Twitter- es válida para referirse a la acción de mencionar a otro usuario, ya que para hacer dicha mención, se debe anteponer el símbolo arroba (@) al nombre del usuario que se desea mencionar. Pero hubo muchas: choripán con tilde, zarpado-sarpado o artivismo.
Hace algunos meses, comenzamos con una columna radial en la M90 de Rosario en el programa 'Cuentas Pendientes', que está orientado a una audiencia milenial, y pensamos que era una buena oportunidad de invertir el eje: consultar a colegas de distintos países de habla hispana para que nos brinden su opinión en torno a cuáles son aquellos argentinismos que más han repercutido en los distintos países.

- ¿En qué medida el Diccionario de la lengua española recoge esa peculiaridad del español que se habla en Argentina?
- Fundéu Argentina basa sus recomendaciones del buen uso del español en las normas elaboradas por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) y plasmadas en sus obras académicas. Pero también estamos muy atentos a ciertas expresiones y neologismos cuando poseen un uso extendido. Nuestro objetivo es impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación de Argentina, contribuyendo a cuidar la lengua, un valioso patrimonio cultural que nos permite comunicarnos con más de 500 millones de hablantes. Publicamos periódicamente recomendaciones lingüísticas a partir del análisis de las noticias que aparecen en los medios de comunicación de Argentina. Las difundimos en nuestro sitio web, pero también lo hacemos a través de las redes sociales y por correo electrónico de forma gratuita a todas las personas interesadas en recibirlas.
Tenemos otras dos líneas muy potentes: una tiene que ver con la singularidad de nuestra lengua, con las particularidades de los argentinismos. La otra, con los anglicismos. Aquí se habló mucho de fake news (en español, noticias falsas o falseadas), se habló mucho post-truth (en español, posverdad, que se escribe todo junto, sin guion y sin t). Lo más interesante de nuestro trabajo son las discusiones, ese flujo de discusión que tenemos cuando no llegamos a ponernos de acuerdo. Por ejemplo, si recomendamos adaptar al español la palabra inglesa stalking.
Para nosotros, en Fundéu Argentina, las historias de Instagram no son stories, son historias, y los mensajes directos de Twitter no son DM, sino MD. Buscamos siempre las posibilidades que nos ofrece el español. Por ejemplo, en el caso de stalking podríamos usar acechar, acosar o espiar, que funcionarían no solo en el contexto de la «vida real», sino también en la «vida virtual», pero nos encontramos con medios de comunicación que publican titulares como «Estalkié a mi esposo durante dos años antes de casarme» o «Stalkear es invadir la privacidad». Y ahí es donde nosotros debemos intervenir. Otro de los anglicismos que discutimos muchísimo el año pasado, y que está hoy en boga (como la cerveza artesanal), es growler, al que recomendamos traducir como botellón, aunque yo propuse que fuera damajuana, pero no tuve mucho eco porque en realidad la forma del growler es diferente.

- ¿En qué campos han sido y son especialmente relevantes los argentinismos?
- Yo creo que hay tres campos relevantes: el político, el futbolístico y los youtubers. En el plano político, la elección de la palabra escrache, como palabra del año en 2013 por Fundéu BBVA es un indicador. La palabra "escrache" es adecuada para referirse a las manifestaciones que se convocan frente al domicilio o el lugar de trabajo de personajes públicos para reprobar su comportamiento en determinados asuntos políticos o sociales. Según el Diccionario de americanismos, de las Academias de la Lengua, escrache alude a la ‘manifestación popular de denuncia contra una persona pública a la que se acusa de haber cometido delitos graves o actos de corrupción y que en general se realiza frente a su domicilio o en algún otro lugar público al que deba concurrir la persona denunciada’. El término se popularizó en los años noventa en Argentina para referirse a las manifestaciones organizadas por HIJOS frente a los domicilios de procesados por delitos cometidos durante la dictadura que luego habían sido puestos en libertad. Posteriormente, su uso se ha ido extendiendo a otros países y contextos.
Otra es balconear. Tanto este verbo como su derivado balconeo saltaron a los medios de comunicación en 2013, después de que los utilizara el papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Río de Janeiro: «Queridos jóvenes, por favor, no balconeen la vida, métanse en ella, Jesús no se quedó en el balcón…».


"Utilizamos frases en distintos contextos y entornos, en función de la vivencia propia de Maradona. Algunas son: "La pelota no se mancha", "Me cortaron las piernas" o "Fue la mano de Dios"" 


- El fútbol sobresale casi por encima de todos, quizá fruto de la llegada creciente de futbolistas y entrenadores argentinos a España y otros países. El fútbol se exportó y, con él, sus palabras, ¿no?
- Sí, totalmente. En esta especie de encuesta que realizamos, aparecieron varias palabras vinculadas al fútbol. Javier Lascurain, coordinador de Fundéu BBVA destacaba el uso de cholo. Según Javier, la palabra incide en España porque es el sobrenombre de Diego Simeone. En este sentido, Carlos Terrones nos dice que en Perú se utiliza la palabra milonguero, con un sentido vinculado a aquella persona que miente o agiganta sus relatos. También tiene incidencia en distintos países, la expresión loco. Y claro, en argentina tenemos algunos locos célebres del universo del fútbol como Bielsa o Gatti.

- ¿Qué palabras y expresiones del fútbol que se acuñaron en Argentina destacaría? ¿Algún creador de palabras, periodista o escritor, que pudiéramos mencionar?
- Creo que Roberto Fontanarrosa, Osvaldo Soriano y Alejandro Dolina son tres escritores que han abordado el fútbol a través de sus cuentos y relatos y son tres referentes que deben tenerse en cuenta a la hora de vincular el deporte con la literatura. Pero agregaría la incidencia de relatores de fútbol como Víctor Hugo Morales o Juan Carlos Muñoz que han narrado en tiempo presente las épicas futbolísticas a través de la radio.
Más allá del periodismo, destacaría a Maradona como un generador imparable de frases que han quedado en el inconsciente colectivo de los argentinos. Frases que se utilizan en distintos contextos y entornos, en función de la vivencia propia del exjugador. Algunas de ellas son: “La pelota no se mancha", "Me cortaron las piernas" o “Fue la mano de Dios”. 


Los cinco argentinismos con más repercusión

Al término de esta minientrevista, le solicitamos a Juan Mascardi una lista con los cinco argentinismos que más impacto han tenido hasta la fecha en Fundéu Argentina. Estas son las recomendaciones publicadas al respecto:

1. salidera y entradera, palabras válidas

"Las voces salidera y entradera son palabras válidas, de uso extendido en los medios de comunicación y los hablantes argentinos, para referirse a dos tipos de modalidades delictivas.

En los medios periodísticos, es frecuente encontrar frases como «Balean a un hombre en una salidera y le sacan 50 mil pesos», «Promulgaron la ley para combatir las salideras bancarias», «Tres ladrones apelan a un engaño para concretar una entradera» o «Varios detenidos por entraderas y robos millonarios».

El Diccionario de americanismos define la voz salidera como el ‘asalto a alguien que acaba de retirar dinero de un banco o de una entidad financiera’.

La voz entradera, acuñada posteriormente a salidera, es una forma válida para designar la modalidad de robo en la que se asalta a personas que están ingresando a su domicilio, o a otro lugar, aprovechando su indefensión y sorpresa".

2. cuidacoches y limpiavidrios, mejor que trapito
 
"Las palabras cuidacoches y limpiavidrios son las formas recomendadas que recoge el Diccionario académico para referirse a la ‘persona que vigila automóviles aparcados en la vía pública a cambio de una propina’ y a la ‘persona que por oficio limpia cristales’, respectivamente.

Están formadas de acuerdo a las normas académicas de formación de palabras: por un verbo en tercera persona del presente de indicativo (cuida y limpia), seguido inmediatamente un sustantivo plural (coches y vidrios). Son voces invariables: el cuidacoches, los cuidacoches; el limpiavidrios, los limpiavidrios. Se escriben sin dejar espacio ni colocar guión entre las palabras que la forman".

3. arrobar, neologismo válido

"La forma arrobar, en el contexto de algunas redes sociales como Twitter, es válida para referirse a la acción de mencionar a otro usuario, ya que para hacer dicha mención, se debe anteponer el símbolo arroba (@) al nombre del usuario que se desea mencionar.

Los medios de comunicación ya utilizan este neologismo, como puede leerse en las siguientes frases: «Por último, Carrió lanzó en su cuenta un duro mensaje y decidió arrobar al propio Tinelli», «El método es fácil: los usuarios de la red social del pajarito deberán arrobar a Rosario Responde y exponer su reclamo» y «El 0-800, en baja: arrobando se hace más sencillo»".
 
4. choripán, con tilde

"La palabra choripán se escribe con tilde en la última sílaba.

En los medios de comunicación encontramos frases como «Macri con un choripan y Frigerio con un policial: el Gobierno arrancó la campaña en todo el país», «El chef de Los Polvorines premiado en Europa por su receta gourmet del choripan» o «Macri: “Lo expresamos desde el corazón sin que haya colectivos ni choripan”».

La voz choripán es un acrónimo formado por las palabras chorizo y pan. El Diccionario de la lengua española recoge este término con el significado de ‘emparedado de chorizo asado’".
 
5. motochorro, palabra válida

"El sustantivo motochorro, ampliamente extendido en el área lingüística del Río de la Plata, es un neologismo válido para referirse a la ‘persona que roba y huye en motocicleta’.

El Diccionario de americanismos recoge el sustantivo chorro como ‘ladrón, estafador’ y tanto esta obra como el Diccionario académico definen la locución a chorro como ‘dicho de un ladrón: Que arrebata a la carrera algún bien a alguien’. Se trata, pues, de un término ya asentado, a partir del cual puede formarse el compuesto motochorro, por analogía con motocross.

Dado que este compuesto está bien creado y se encuentra sobradamente difundido, no resulta necesario aplicarle ningún resalte por lo que en el tercero de los ejemplos podría haberse escrito motochorro sin comillas. En este ejemplo, hubiera sido preferible no agregar la palabra arrebatador para evitar la redundancia, dado que la palabra motochorro ya aporta la idea de arrebato".


También le puede interesar:



. Argentinismos propios del mundo del fútbol. Fundéu BBVA en Radio Marca

lunes, 19 de agosto de 2019

Lanzan un nuevo posgrado para impulsar la profesionalización del periodismo deportivo en México


La Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) ha puesto en marcha una nueva edición de su Diplomado en Periodismo Deportivo, un posgrado con el que aspira a impulsar la profesionalización del periodismo deportivo en México. Esta capacitación, que se desarrolla entre los meses de agosto y diciembre de 2019, consta de 190 horas y en ella toman parte ponentes nacionales y, por primera vez, también internacionales.

Este programa de especialización, que se celebra por tercera vez tras las ediciones celebradas en los años 2010 y 2016, tiene como objetivo primordial contribuir desde la Academia a la capacitación de periodistas en este país en una área informativa de gran alcance social como es la deportiva y hacerlo no solo a partir de las prácticas sobre el terreno sino también desde unos fundamentos teóricos que luego habrán de reflejarse en la escritura, la narración y comunicación oral deportiva.

Para ello en esta ocasión la UAQ cuenta con la participación de nueve ponentes periodistas, siete de México y dos de España y Argentina. Entre otros figuran: Marion Reimers de Fox Sports, Mauricio Pedroza de ESPN Estados Unidos, Héctor Quispe de Mediotiempo.com, Pablo Aro Geraldes de Argentina y José Luis Rojas Torrijos de la Universidad Sevilla. En el posgrado toman parte más de una treintena de alumnos, en muchos casos con experiencia profesional, procedentes de diversas zonas de México.

Según señalan desde la organización, el curso aborda los fundamentos de periodismo deportivo desde la interdisciplinariedad. Así abarca nueve módulos: narración y conducción deportiva, fotoperiodismo deportivo, periodismo deportivo desde una perspectiva de género, plataformas digitales, periodismo de opinión y géneros informativos; pero también marketing deportivo, fisioterapia y biomecánica, y crónica y narración taurina.

Para conocer un poco más en profundidad las claves de este curso de profesionalización hemos dialogado con su coordinador, el profesor José Alberto Fernández.

- ¿Qué objetivos persigue este programa formativo a diferencia, si es que las hay, respecto a otros posgrados similares celebrados hasta la fecha en México?
- Sin duda, la profesionalización dentro de un panorama internacional. El periodista deportivo no solo debe conocer lo que se hace dentro de su ámbito nacional sino también qué tipo de periodismo se hace en otros países. Por eso en esta ocasión el Diplomado cuenta con participación internacional. El periodismo, además, puede viciarse si siempre se hacen las cosas de la misma manera. Es importante saber que hay otras formas de trabajar y de impulsar la calidad en esta área informativa.

- Quizá por eso es importante que los periodistas de vez en cuando vuelvan a pasar por la Universidad, para adquirir precisamente esa otra visión, que puede ser más o menos crítica con el trabajo que realizan los medios.
- Efectivamente, pensamos que es primordial regresar a la Academia, volver a las bases, para que el periodista tome conciencia de lo que haya podido hacer mal estando ahí fuera, saber si ha hecho malos manejos en su vida periodística, para tratar de corregirlos o mejorarlos. 

- Ustedes dirigen esta formación a periodistas. ¿Qué vicios se detectan en la práctica profesional y cómo se pueden erradicar?
- Sí, son profesionales del periodismo deportivo, pero también son entusiastas del deporte que quieran ejercer un periodismo de calidad. Estoy convencido de que el periodismo debe estar enfocado de una manera seria, y el periodismo deportivo aún más por la repercusión que tiene. Queremos dejar claro que el periodismo deportivo no es cosa de fans, de fanáticos, y que no se limita a ser el clásico dream job que muchos piensan que es; que no se trata de viajar y tomarse la foto, de aprovecharse del medio al tener una acreditación para poder hacer lo que quieras y sentirte intocable, de tratar al deportista como a un ídolo más que como a una persona a la que hay que sacarle una información, de espectacularizar y hacer amarillismo... de hacer ese "periodismo de bufanda". Todo eso no es serio y el periodismo deportivo es otra cosa.

- Quizá la notoriedad del periodista acrecienta a veces su ego y esto conduce a veces a ciertas conductas...
- Sí, hay que sacar del tajo a esas personas que solo están interesadas en captarse ante las cámaras como figuras públicas y, a su vez, que no se vea a los periodistas deportivos como héroes o ídolos. Si bien el periodista deportivo se ha convertido en una figura pública, sobre todo si sale en la televisión, se trata de aprovechar esa notoriedad para que hablen de lo que saben, sepan dar una clase y compartan su conocimiento. Este es el perfil de profesores que precisamente hemos buscado para este curso. No queremos a profesores que vengan a tomarse fotos con los estudiantes.
- En un contexto complicado como es la actual situación de los medios en México, con despidos y precariedad laboral, ¿en qué medida la Universidad con este tipo de formación puede contribuir a que esta realidad adversa cambie?
- Con este modelo educativo que proponemos queremos hacer ver que en la profesión se pueden hacer bien las cosas y que puedes disfrutar del deporte de una manera ética a través de la información y no buscando beneficios personales. Teniendo una capacitación continua y real podemos generar mejores periodistas y con ello empresas de medios de comunicación más éticas y de más calidad. 

- También se trata entonces de mostrar nuevas tendencias.
- Claro, hay modelos tan desgastados como las mesas de debate en televisión, donde se pelea y se grita sin razón, y donde ya no hay una información periodística que ofrecer, si es que antes la hubo, y donde el grupo de personas que ahí aparecen no hacen más que generar personajes, que escenifican quién ha de estar en contra y quién a favor lejos de sus propias convicciones y principios. Son horas perdidas que enganchan a la gente pero que alejan a estos formatos de toda veracidad e imparcialidad, y lo único que generan son marcas personales, figuras públicas. Evidentemente, ya no es siquiera periodismo, aunque muchos crean que lo es. 

- ¿Qué otros modelos están caducos?
- El otro modelo es el infoentretenimiento llevado a los extremos en el que delante de la cámara se dicen palabras altisonantes, contenidos sin contenido, se sacan marionetas y personajes cómicos para atraer a la gente y hacerles reír a través del deporte disfrazándolo de periodismo. Es muy lamentable. Y también la presencia de la mujer en programas deportivos se ha desvirtuado, se ha malinterpretado; sigue esta fórmula incesante de hacer que aparezcan mujeres como un mero atractivo y reclamo físico para captar más rating y mejores audiencias. Esto hay que cambiarlo de una vez por todas.

lunes, 12 de agosto de 2019

Literatura sobre deporte para estudiantes de Periodismo: una lista colaborativa



Hemos pedido en redes sociales (Twitter sobre todo, pero también Facebook y LinkedIn) la colaboración de usuarios, colegas periodistas y profesores, y entusiastas del deporte en general, para armar una lista de lecturas sobre temática deportiva que sean inspiradoras para estudiantes de Periodismo Deportivo. La idea, que se enmarca dentro de un futuro proyecto de innovación docente para esta asignatura del Grado de Periodismo de la Universidad de Sevilla, tiene como objetivo fundamental estimular la lectura entre estudiantes a través de textos más allá de los manuales académicos que sean ejemplos de buena escritura y que den a conocer historias del deporte y, con ello, fomenten cultura deportiva.

El listado resultante, tras la participación de más de trescientas personas en apenas tres días (¡muchas gracias!), es el que a continuación se muestra. Hay grandes relatos, crónicas, reportajes, biografías,... en su gran mayoría de no ficción, aunque en algunos casos también los hay novelados e incluso cuentos. Los libros que aquí aparecen han sido escritos por periodistas y escritores, así como por deportistas, exdeportistas y entrenadores. Como bien apuntaba Andrés López, director de la Tecnicatura de Periodismo Deportivo de la Universidad Nacional de la Plata, "leer la pluma de los ídolos a los estudiantes los estimula a cruzar la puerta de entrada".

En primer lugar aparecen los veinte libros más recomendados por los usuarios y, a continuación, el resto, ordenados por orden alfabético según el apellido del autor.

Los 20 más recomendados (no necesariamente por este orden)


1. Fiebre en las gradas (Nick Hornby)

2. Rey del mundo (David Remnick)

3. Una vida demasiado corta (Ronald Reng)

4. Fútbol contra el enemigo (Simon Kuper)

5. Historias del Calcio (Enric González)

6. Open (Andre Agassi y J.R. Moehringer) 

7. El factor humano (John Carlin)

8. Maldito United (David Peace)

9. Correr (Jean Echenoz)

10. Plomo en los bolsillos (Ander Izaguirre)




11. El fútbol a sol y sombra (Eduardo Galeano)

12. El combate (Norman Mailer)

13. La dulce ciencia (A.J. Liebling)

14. Entre los vándalos (Bill Buford)

15. El partido (Andrés Burgo)

16. Mal de altura (Jon Krakauer)

17. The Breaks of the Game (David Halberstam)

18. Hijos del fútbol (Galder Helguera)

19. Fútbol, dinámica de lo impensado (Dante Panzeri)

20. Nacidos para correr (Christoph McDougall)


Resto de títulos 


La edad de oro del boxeo (Manuel Alcántara)

Yo soy el futbolista secreto (Enrique Alda)

Un millón de runners (Óscar Alonso)

A pulso (Paulo Alonso y Antón Bruquetas)

El Celta no tiene la culpa (Alfonso Armada)

Ocaña (Carlos Arribas)

Cumbres de leyenda (Carlos Arribas y Sergi López-Egea)

Locos por el Tour (Carlos Arribas, Sergi López-Egea y Gabriel Pernau)

Rafa y Roger (Antonio Arenas y Rafael Plaza)

Barraca y tangana (Enrique Ballester)

Infrafútbol (Enrique Ballester)

Four-Minute Mile (Roger Bannister)

La milla perfecta (Neal Bascomb)

78. Historia oral del Mundial (Matías Bauso)

Tarjeta roja (Ken Bensinger)

The Art of Captaincy (Mike Brearly)

Coppi e il diavolo (Gianni Brera)

Addio, bicicletta (Gianni Brera)

Storia critica del calcio italiano (Gianni Brera)

Every Shot Counts (Mark Broadie)

Remando como un solo hombre (Daniel James Brown)

La final de nuestras vidas (Andrés Burgo)

The perfect distance (Pat Butcher)

El Giro de Italia (Dino Buzzati)

2 horas (Ed Caesar)

Regresar a Maratón (Miguel Calvo)

The Nowhere Men (Michael Calvin)

Ida y vuelta (Martín Caparrós y Juan Villoro)

La intimidad del fútbol (Ángel Cappa)

Rafa, mi historia (John Carlin)

La historia de John Carlos (John Carlos y Dave Zirin)

Francia 98 (Julián Carpintero)

Estrela solitária (Ruy Castro)

Pistole e palloni (Guy Chiappaventi)

The Fall of the House of FIFA (David Conn)

Calcio (Juan Esteban Constaín)

Tommy´s Honour (Kevin Cook)

Fútbol total. Los estrategas que han cambiado la historia (Álex Couto)

En qué pensamos cuando pensamos en fútbol (Simon Critchley)

Fútbol. Mi filosofía (Johan Cruyff)

Fútbol y poder en la URSS de Stalin (Mario Alessandro Curletto)

El sueño de mi desvelo (Antoni Daimiel)

Mi lucha (Thomas Dekker)

Marta Fernández, volando con los pies en el suelo (Toni Delgado)

Pelota de papel (Sebastián Domínguez y otros)

Ali: A Life (Jonathan Eig)

Puskas (Daniel Entrialgo)

Jugar con el corazón (Xesco Espar)

Todos mis hermanos (Manel Estiarte)

A Fan’s Notes (Frederick Exley)

Breve historia del deporte argentino (Ezequiel Fernández Moores)

Piloti, che gente (Enzo Ferrari)

Buenas noches y saludos cordiales (Vicente Ferrer Molina)

Correr con los keniatas (Adharanand Finn)

Años salvajes (William Finnegan)

How Soccer Explains the World (Franklin Foer)

Puro fútbol (Roberto Fontanarrosa)

No te vayas, campeón (Roberto Fontanarrosa)

Pedalare! Pedalare! (John Foot)

El periodista deportivo (Richard Ford)

El tenis como experiencia religiosa (David Foster Wallace)

Indurain: la historia definitiva del mejor corredor del Tour de Francia (Alasdair Fotheringham)

The Match (Mark Frost)

Cerrado por fútbol (Eduardo Galeano)

Bájame una estrella (Miriam García Pascual)

El Alpe D'Huez (Javier García Sánchez)

Indurain: una pasión templada (Javier García Sánchez)

The Games (David Goldblatt)

The Ball is Round (David Goldblatt)

Benditos: 13 historias no aptas para incrédulos (Renzo Gómez y Kike La Hoz)

Historias de Londres (Enric González)

Una cuestión de fe (Enric González)

Campo de entrenamiento (Jon Gordon)

Cómo leer el fútbol (Ruud Gullit)

Parecía un buen fichaje (Miguel Gutiérrez)

Ganar a cualquier precio. La historia oculta del dopaje en el ciclismo (Tyler Hamilton y Daniel Coyle)

El miedo del portero al penalti (Peter Handke)

Las Cosas del Fútbol (Pablo Hernández Coronado)

Playing for Keeps. Michael Jordan and the World He Made (David Halberstam)

Juego sucio. Fútbol y crimen organizado (Declan Hill)

Seabiscuit (Laura Hillenbrand)

If you’re second you are nothing: Ferguson and Shankly (Oliver Holt)

Alta Fidelidad (Nick Hornby)

La Pitipedia: Tratado de cultura baloncestística
(Piti Hurtado)

Monzón, biografía definitiva (Carlos Irusta)

Mi abuela y diez más (Ander Izaguirre)

Carceleros: Lamadrid, el club y la prisión (Marcelo Izquierdo)

Grupo Salvaje (Manuel Jabois)

Once Anillos (Phil Jackson y Hugh Delehanty)

Beyond a Boundary (CLR James)

Cuando éramos los mejores (Earwin 'Magic Johnson', Larry Bird y Jackie McMullan)

El libro de la fama (Lloyd Jones)

Endless Winter (Stephen Jones)

La frontera invisible (Kilian Jornet)

The Boys of the Summer (Roger Kahn)

La Guerra del fútbol (Ryszard Kapuscinski)

Una dura carrera (Paul Kimmage)

El ciclista (Tim Krabbé)

El fútbol es así (Soccernomics) (Simon Kuper)

La pequeña comunista que no sonreía nunca (Lola Lafon)

Latitudes: crónica, viaje y balón (Alberto Lati)

Moneyball (Michael Lewis)

The Blind Side (Michael Lewis)

La tierra de las segundas oportunidades (Tim Lewis)

Estos maravillosos años (Luis Fernando López)

Correr para vivir (Lopez Lomong)

Miedo y Asco en la Liga (Sid Lowe)

La rueda de la mentira (Juliet Macur)

Puro Maldini (Julio Maldonado)

Toco y me voy. Cuentos de fútbol (Reinaldo Marchant)

La alegría del pueblo: historias de fútbol (Reinaldo Marchant)

Historias del deporte (Vicente Marco)

Salvajes y sentimentales (Javier Marías)

El fútbol tiene música (José Antonio Martín 'Petón')

Ni tan héroes, ni tan locos, ni tan solitarios (Juanro Mascardi)

The Sweat of the Gods (Benjo Maso)

Dream Team. La intrahistoria del mejor equipo que ha existido jamás (Jack McCallum)

El milagro de Castel di Sangro (Joe McGinniss)

Los niveles del juego (John McPhee)

Niños Futbolistas (Juan Pablo Meneses)

La corsa non finisce mai (Pietro Mennea y Daniele Menarini)

Pedaleando en la oscuridad (David Millar)

La carrera más sucia de la historia (Richard Moore)

De qué hablo cuando hablo de correr (Haruki Murakami)

Golf in the Kingdom (Michael Murphy)

Los catorce de Iñaki (Jorge Nagore)

Cinta Americana (Dennis Noyes)

On Boxing (Joyce Carol Oates)

El libro del béisbol. Cien años de pelota en la literatura venezolana (Federico Pacanins)

Llegar para contarlo (Roberto Palomar)

El corredor (John L. Parker)

Catorce veces ocho mil (Edurne Pasabán)

Sobre el deporte (Pier Paolo Pasolini)

Futbolistas de izquierdas (Quique Peinado)

Los triunfadores no se rinden (Phil Pepe)

La fuerza de un sueño (Teresa Perales)

Senda de campeones (Martí Perarnau)

Herr Pep (Martí Perarnau)

Pep Guardiola. La metamorfosis (Martí Perarnau)

Arriva Italia (Marcos Pereda)

El hombre que estuvo allí (George Plimpton)

The Last Pass (Gary Pomerantz)

Atletas y Ciudadanos (Xavier Pujadas, coord.)

Margot Moles, la gran atleta republicana (Ignacio Ramos)

365 historias del fútbol mundial que deberías saber (Alfredo Relaño)

Memorias en blanco y negro (Alfredo Relaño)

Reyes de las montañas (Matt Rendell)

Superhéroes de incógnito (Almudena Rivera)

El ritmo de la cancha (Jacobo Rivero)

Un soviético en La Catedral (Eduardo Rodrigálvarez)

A pátria em chuteiras (Nelson Rodrigues)

À sombra das chuteiras imortais (Nelson Rodrigues)

Once y el míster (Jorge Rubio)

Fútbol, que estás en la tierra (David Ruiz)

Esperándolo a Tito y otros cuentos de fútbol (Eduardo Sacheri)

La vida que pensamos (Eduardo Sacheri)

Boxeando con mis sombras (Alberto Salcedo Ramos)

El oro y la oscuridad (Alberto Salcedo Ramos)

Una forma de permanencia (Marta San Miguel)

Héroes de nuestro tiempo (Santiago Segurola)

Santiago Bernabéu, la causa (Martín Semprún)

Triumph (biografía de Jesse Owens) (Jeremy Schaaf)

El futbol y la guerra (Luis Felipe Silva)

The Book of Basketball (Bill Simmons)

7 metros: El éxito del balonmano femenino en España (Vicente Soler)

Cuentos de los años felices (Osvaldo Soriano)

Memorias del Míster Peregrino Fernández y otros relatos de fútbol (Osvaldo Soriano)

Los cuerpos del poder (Orfeo Suárez)

Cómo siempre lo de siempre (Lucía Taboada)

El silencio del héroe (Gay Talese)

Manual de fútbol (Juan Tallón)

Heaven is a Playground (Rick Telander)

True Blue (Daniel Topolski y Patrick Robinson)

11 ciudades: viajes de un periodista deportivo (Axel Torres)

Franz. Jürgen. Pep (Axel Torres y André Schön)

El Faro de Dalatangi (Axel Torres)

Toda la verdad (Mike Tyson)

Sueños de fútbol (Jorge Valdano)

Los 11 poderes del líder (Jorge Valdano)

Cuentos de fútbol (VV.AA., prólogo de Jorge Valdano)

Futbol delivery (Wálter Vargas)

Invasión o victoria (Gonzalo Vázquez)

101 Historias NBA (Gonzalo Vázquez)

Fútbol. Una religión en busca de un dios (Manuel Vázquez Montalbán)

Efecto maratón (Rafa Vega)

Todo lo que ganamos cuando lo perdimos todo (Eduardo Verdú)

El fútbol: mitos, ritos y símbolos (Vicente Verdú)

Capitanes (Luis Villarejo)

Dios es redondo (Juan Villoro)

Balón dividido (Juan Villoro)

La vida es un regalo (María de Villota)

Unforgivable Blackness (Geoffrey C. Ward)

Gregario (Charly Wegelius)

The Death of Ayrton Senna (Richard Williams)

La pirámide invertida (Jonathan Wilson)

Brian Clough. The Biography (Jonathan Wilson)

The Names Heard Long Ago (Jonathan Wilson)

Circus Maximus (Andrew Zimbalist)

A People's History of Sports In The United States (Dave Zirin)

Game Over: How Politics Has Turned the Sports World Upside Down (Dave Zirin)

Desde el alma (Marina Zucchi)


Y, finalmente, algunos bonus tracks del autor del blog

The Numbers Game. Why Everything You Know About Football is Wrong (Chris Anderson y David Sally)

Enredando en la memoria (Paloma del Río)

Juego, luego existo. Escribir el deporte (Ezequiel Fernández Moores)

Sin red: Nadal, Federer y la historia detrás del duelo que cambió el tenis (Sebastián Fest)

Periodismo, triples y tiros libres (Paco Rengel)

El fútbol y la vida (Gregorio Salvador)


(post actualizado el 19 de agosto de 2019)

jueves, 8 de agosto de 2019

Peter English: "Nosotros no estamos para derrocar gobiernos, pero millones y millones de personas siguen el deporte. Y eso es muy importante"

English interviene en el congreso IAMCR 2019 en Madrid.


Las sempiternas críticas al periodismo deportivo como una área informativa blanda, "de juguete", lastrada por el poco profesionalismo y controlada por las fuentes, provienen sobre todo de dentro de la profesión. Lo que pasan por alto estos detractores es el valor creciente de esta especialización tanto para el futuro de la industria como incluso para la investigación académica, donde hay mucho por hacer porque hasta hace poco no se ha tomado en serio desde la Universidad. Así lo argumenta Peter English, periodista y profesor-investigador australiano, en su texto "Sports Journalism" dentro de la relevante Enciclopedia Oxford de Investigación en Comunicación (2018).

Profesor de Periodismo desde hace más de ocho años en la Facultad de Comunicación e Industrias Creativas de la Universidad de Sunshine Coast, English es uno de los más destacados investigadores del mundo en el campo del periodismo deportivo. Llegó a la Academia tras haber trabajado durante muchos años como reportero para varios diarios (The Guardian, The Independent on Sunday, The Daily Telegraph, The Age, The Hindu o The Herald on Sunday), agencias de noticias (AP y Reuters), así como revistas deportivas de Australia, Reino Unido, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Sri Lanka e India.

Autor de varios libros sobre críquet, todavía sigue escribiendo para medios escritos de dentro y fuera de su país, mientras que en su Universidad dirige un interesante proyecto de investigación centrado en los nuevos perfiles del periodista deportivo de Australia. Para ello ha iniciado una serie de 120 entrevistas a profesionales de distintos medios para preguntarles por el puesto que desempeñan en las redacciones y su condición social, y ver en qué medida esa ocupación determina la manera de informar y de tratar ciertos temas.

Hace un mes coincidí con Peter English en el congreso internacional IAMCR 2019, que se celebró en el campus de la Universidad Complutense de Madrid. Además de compartir ahí cartel en la primera sesión sobre ética y periodismo deportivo en la historia de este importante foro de investigación, encontramos un rato para conversar sobre el estado actual de la profesión y sus relaciones con la Academia.

- Al periodista deportivo tradicionalmente se le ha criticado más que a ninguno por no cumplir estándares de calidad. ¿Se trata de un cliché o hay parte de fundamento en esa crítica?
- El periodismo deportivo se ha considerado siempre como un periodismo para la clase trabajadora situado en el escalón más bajo de la profesión, vinculado también a los orígenes sociales del fútbol y otros deportes. Así se desarrolló esa visión dentro de las redacciones de que Deportes es una sección intrascendente donde la gente juega y el periodista se limita a ver cómo lo hacen y a escribir sobre ello. Se piensa entonces que en Deportes no se hace nada para cambiar el mundo en ningún sentido y que tampoco ahí se van a destapar asuntos secretos a través de grandes investigaciones. Por eso la posición del periodista deportivo en los medios ha sido tratada de manera despectiva, y eso en parte aún sigue siendo así. 
Pero eso no es cierto. El deporte es importante. Hablamos de un campo donde también se hace reporterismo y donde hay elementos de investigación, y en el que los periodistas desempeñan de hecho un rol de perro guardián cuando informan de lo que hacen clubes y jugadores que no siempre lo ponen fácil para acceder a la información. Además, es un periodismo crítico, que no se limita a hacer labores promocionales de una fuente, ni solo a entretener y animar en todo momento.

- Resulta paradójico a estas alturas escuchar esta vieja crítica cuando en la actualidad esta área informativa se ha convertido en clave en términos de audiencia y negocio para el futuro de muchas empresas periodísticas.
- Decíamos antes, claro, que las historias deportivas no van a servir para cambiar el mundo de la misma forma en que puede hacerlo una investigación para derrocar a un gobierno. Nosotros no estamos para derrocar gobiernos, pero millones y millones de personas en todo el mundo siguen el deporte. Y eso es muy importante.

- ¿Hasta qué punto tiene culpa el periodismo deportivo de que siga existiendo esta percepción social tan extendida de que no se ejerce con suficiente ética o de manera irresponsable teniendo en cuenta que llega a tanta gente?
- Los periodistas deportivos deben tomarse en serio su trabajo, y de hecho la mayoría lo hace. Como profesionales han de seguir ciertas directrices éticas para hacer mejor su trabajo. Así me lo enseñaron a mí también. Yo fui periodista deportivo durante muchos años antes de llegar a la Universidad y lo primero que me inculcaron fue el compromiso con mi trabajo y ser ético.

- ¿De qué forma la Universidad puede contribuir desde las aulas también a que se haga un periodismo deportivo más éticamente comprometido en la preparación de estudiantes que pronto saldrán al mercado de trabajo?
- La mejor forma en la que la Academia puede ayudar es ofreciendo una formación completa, y esta pasa por supuesto por lograr que los futuros periodistas actúen con ética independientementemente del área en el que trabajen, sea deporte, política o entretenimiento. Es verdad que cuando llegan a las redacciones se encuentran con nuevas situaciones que no siempre se explican en las facultades y han de aprender a tomar decisiones. Por eso es importante llevar esa experiencia y esa práctica a clase para que desde la Universidad conozcan realidades que se van a encontrar y para las que van a tener que buscar soluciones. En mis clases a esto le dedico varias semanas al principio de curso.


"Los periodistas no han de vernos a los académicos ni como expertos ni como gente que les va a enseñar de todo, sino como personas que les podemos ayudar"  


- En España se ha reabierto un debate entre profesionales, pero también entre profesionales y académicos, sobre la necesidad de ir a la Universidad para poder ejercer como periodista.
- Es entendible ese debate porque se trata precisamente de un planteamiento que siempre se ha hecho del ejercicio del periodismo deportivo. Pero también tengo claro que desde mi rol como educador mi misión es preparar a los estudiantes para que sepan cómo afrontar su primer día, su primera semana, en una redacción. 
En Australia para acceder a la profesión has de hacer un cadetship (periodismo de aprendizaje dentro de una redacción bajo la supervisión de un periodista veterano), de un año si has estudiado el Grado de Periodismo en la Universidad o de tres para personas que no hayan pasado por esa formación especializada en una Facultad. Los periodistas no han de vernos a los académicos ni como expertos ni como gente que les va a enseñar de todo, sino como personas que les podemos ayudar. 
Es verdad que para mucha gente que lleva tiempo trabajando en una redacción lo fácil es desdeñar lo que sabe un joven que cuenta con un grado y también lo que se enseña desde la Universidad, como si bastase con una formación básica hasta Secundaria. Pero la enseñanza universitaria del periodismo ha avanzado muchísimo y ha ayudado mucho a los medios. Si nosotros no estuviéramos ahí, las redacciones de los medios no contarían con ningún sitio para formar a sus futuros trabajadores. En Australia las Facultades de Periodismo son la verdadera escuela de periodistas del país para unos medios que de otra forma no podrían permitirse esa formación.

- Dentro de esa colaboración en Australia entre Universidad y medios de comunicación, ¿existe como en España formación conjunta en másteres y posgrados?
- De forma irregular solo a partir de acuerdos puntuales, entre otras cosas porque eso la Universidad aún no lo tiene del todo regulado y sobre todo porque los medios apenas disponen de espacio y de tiempo para ello.


"Desde la Academia podemos ayudar a los medios a analizar mejor las métricas; lo importante no es tanto medir cuántas personas están leyendo sino centrarnos en los temas por los que están pagando"  


- ¿Puede que el hecho de que no haya más conexiones entre Academia y mundo profesional se deba en gran medida a una falta de confianza entre ambos mundos?

- Los medios suelen ver a académicos como personas que han perdido el contacto con la realidad y que hablan de cosas del pasado. Pero ver cosas del pasado ayuda a entender lo que está pasando ahora y lo que pueda ocurrir en el futuro. Al menos en mi Universidad, sí hay buenas relaciones con los medios. No creo que ellos nos vean como gente alejada de la realidad, sino que tienen claro que vivimos mejor que ellos [risas], pero sobre todo, y vuelvo a lo que antes comentábamos, tanto mis colegas como yo damos clase pero venimos del mundo profesional, y esto sin duda ayuda a entendernos y a tender puentes.

- Tampoco ayuda al mundo académico que quiere trabajar más cerca de los medios tener un sistema de publicaciones impide que artículos en revistas científicas vean la luz más rápido y no queden tan desfasados a veces.
- Son dos ritmos qué duda cabe. Y puede resultar complicado colaborar con empresas en las que todo se publica online tan pronto como esté acabado -y e incluso en muchos casos cuando no lo está-, pero es posible tejer relaciones productivas con la industria o bien escribiendo informes de consultoría para ellos o incluso enviándoles no ya un artículo académico que tarda tanto en publicarse sino avanzándoles un texto que les explique resultados y conclusiones de esa investigación y que les pueda resultar de utilidad. 
A mí me ha ocurrido varias veces que un periodista me ha preguntado por un artículo que yo he mismo he promocionado en redes sociales cuando se publica. En ocasiones se intercambian opiniones, incluso hay casos en los que el periodista se muestra molesto con algunos de los resultados de la investigación, porque los interpreta de forma distinta a cómo lo hacemos desde la Academia. El retraso es un problema y, la verdad, no estoy seguro de cómo se puede encontrar alguna solución fácil y rápida para cambiar esto.

- ¿Con qué tipo de investigación cree que los académicos pueden ser de más utilidad para los medios de comunicación en los próximos años?
- Va a ser clave todo lo relacionado con las métricas; hay que ir un poco más allá de medir cuántas  personas son las que están leyendo para centrarnos en los temas por los que esas personas están pagando. Por ejemplo, en Australia se contratan a periodistas y sabemos cuántas suscripciones están generando sus historias, pero no se sabe tanto del tipo de historias que le interesa a la gente, su temática, cómo está contada o si antes se ha hablado de ello. Sin duda, analizar estos datos y enseñar a utilizarlos en profundidad sería una manera de ayudar a los medios y serles de utilidad, más aún si las soluciones que nosotros les aportamos hacen que las historias tengan más éxito, que con ello consigan más beneficios y sigan contratando a más periodistas.