viernes, 19 de agosto de 2011

La presencia del lenguaje del boxeo en las crónicas deportivas


Las primeras referencias al 'boxing' como deporte datan de principios de siglo XVIII después de que se convirtiera en una actividad muy extendida en Inglaterra e Irlanda, de donde dio el salto a América y el resto de colonias del Imperio Británico. De hecho, una de las primeras crónicas de las que se tienen constancia es la publicada por el diario estadounidense The Boston Gazette sobre el combate que enfrentó a dos púgiles ingleses llamados John Faulcomer y Bob Russel en el año 1733.

Sin embargo, tal como señalan William David Sloan y Lisa Mullikin en su obra American Journalism (2002), este hito periodístico deportivo no fue tal, sino más bien una copia de una noticia similar aparecida días antes en un rotativo de Londres sobre esa misma pelea. Al parecer, este tipo de republicaciones fue una práctica habitual de la prensa de la época colonial donde ya eran comunes historias sobre boxeo, carreras de caballos y críquet.

Lo cierto es que, al margen del turf, el boxeo se convirtió a comienzos del siglo XIX en el deporte más popular en Gran Bretaña y Estados Unidos y evolucionó hasta desarrollar un reglamento y una terminología propios que se iría afianzando y enriqueciendo con el paso del tiempo hasta extenderse a otros países no anglosajones.

De esta forma, el boxeo fue, dentro del campo deportivo, pionero a la hora de forjar un lenguaje propio y diferenciado, que, gracias a su expansión en los medios de comunicación como deporte-espectáculo, y a su consiguiente universalización entre los aficionados, pasó a formar parte del acervo léxico común.

Como en la mayoría de los deportes modernos, la terminología del ‘boxing’ se conformó inicialmente en lengua inglesa y, posteriormente, fue adaptándose a los distintos idiomas de los países donde acabó implantándose como disciplina.

Así, en el caso del periodismo deportivo en español se importaron decenas de a principios de siglo XX decenas de extranjerismos boxísticos, la mayoría de los cuales comenzaron a emplearse en la mayoría de los casos en su grafia original (ring, gong, cross, round o swing). La pujanza del inglés como idioma deportivo hizo que la traducción o la sustitución de las voces foráneas por las castellanas (cuadrilátero, campana, golpe cruzado, asalto o golpe lateral) tardara unas décadas en institucionalizarse.

Sin embargo, a medida que el boxeo fue expandiéndose, su terminología se fue adaptando progresivamente a la fonética española hasta llegar al momento actual, en el que vemos cómo se ha decantado claramente por la hispanización. Como ha ocurrido con la mayoría de las modalidades deportivas existentes, la adaptación de los extranjerismos se ha hecho por dos vías: o bien manteniendo la grafía original pero con acentuación española (wélter, superwélter) o bien conservando la pronunciación original aun habiendo adaptado la forma extranjera al sistema gráfico español (crochet-croché, round-raun, knockout-nocaut, referee-réferi, groggy-grogui o uppercut-apercat).

La generalización del uso periodístico y popular de los extranjerismos deportivos deviene también a veces en la gestación de neologismos, tales como jabear (de jab, 'golpe corto que se da sin extender el brazo') o clinchear (de clinch, que significa ‘agarre’ o ‘trabado’).

Además, dado que el boxeo es un deporte con mucha tradición y ha sido uno de los primeros en contar con un lenguaje particular y diferenciado, buena parte de esas nuevas palabras y expresiones nacidas en torno a los rings luego ampliaron su campo semántico a otras disciplinas.

Ya sea en clave metafórica ocasional ya sea como préstamos léxicos habituales, desde hace muchos años las referencias boxísticas, al igual que ocurre por ejemplo con las del ciclismo, son aprovechadas por los periodistas que cubren otros deportes, en especial el fútbol, para describir situaciones y lances del juego.

Así, noquear ha pasado de significar ‘dejar fuera de combate’ en boxeo a ‘derrotar con claridad’ en cualquier otra modalidad, pegada o punch equivalen a ‘contundencia’ y esparrin o sparring a ‘rival flojo’ o ‘rival que no opone resistencia’. También se habla habitualmente de K.O. como sinónimo de ‘derrota’; groggy o grogui de ‘abatido’, ‘hundido’ o ‘derrotado’; o fajarse, que ha evolucionado de su sentido original (‘esquivar y resistir bien los golpes’) a ‘luchar’ o ‘ser competitivo’.


De igual forma, se encuentran al servicio de otros deportes expresiones tan boxísticas como estar contra las cuerdas (‘a merced del oponente’), peso pesado (‘jugador importante’ o ‘líder dentro de una plantilla’), salvarse por la campana (‘con suerte’ o ‘en el último momento’), besar la lona (‘perder’) o tirar la toalla (‘abandonar’).

Aunque actualmente el boxeo haya quedado relegado a un espacio menor en los medios que cubren la actualidad del deporte (para algunos como El País no tienen ni siquiera esa consideración), no cabe duda de que su terminología es de las más conocidas y comprensibles para el gran público. Por eso, de una u otra forma, está presente en todas las crónicas deportivas.

3 comentarios:

  1. ¿Dónde se puede conseguir su libro "La información y el deporte"? Preferiblemente tienda física. Gracias.

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  2. Hola, si vives en Madrid, puedes ir a la Casa del Libro o a la Librería Deportiva (http://www.libreriadeportiva.com/).
    Un saludo

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  3. Gracias. Lo intentaré allí. Creo que me puede ayudar en mi tesis, en la que estoy inmerso. Saludos

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